miércoles, 23 de julio de 2025

Los 252 venezolanos no han conseguido justicia plena. Columna Transversal de Paolo Luers

 

"Para reparar el daño, los venezolanos deprtados hubieran tenido que tener oportunidad de encarar a los jueces competentes para que decidan si les otorguen asilo o los deporten. Con su traslado de El Salvador a Venezuela, definitivamente quedan privados de este derecho – y posiblemente expuestos a otros actos arbitrarios a mano de otra dictadura."

 

Publicado en  El DIARIO DE HOY, miércoles 23 julio 2025 

El canje de prisioneros con Venezuela ha sido proyectado como triunfo de la diplomacia salvadoreña – y como triunfo personal para Nayib Bukele. Es falso. 


El 20 de abril 2025, Bukele se lanzó de la defensa a la ofensiva. Ya era indefendible el hecho que por decisión de él, basado en un oscuro y secreto pacto con la administración Trump, 252 migrantes venezolanos estuvieran encarcelados en el CECOT, diseñado para encerrar a terroristas y jamás dejarlos salir. Los venezolanos fueron arrestados en Estados Unidos - ilegalmente, por que no había causas penales válidas. Fueron subidos a aviones para trasladarlos a El Salvador – ilegalmente, porque una orden judicial prohibió su deportación. Fueron encarcelados por decisión de Bukele en el CECOT – ilegalmente, porque no tenían ninguna causa penal pendiente en nuestro país. Estaban incomunicados, no tuvieron contacto con sus familiares ni con defensores. 

 

La defensiva no funcionó

 

Esta situación se había vuelto insostenible para el gobierno salvadoreño. Tanto en la Casa Blanca como en Casa Presidencial hicieron todo tipo de intento de defender lo indefendible. Pero su estrategia de mentiras -por ejemplo que todos los venezolanos eran miembros de la pandilla venezolana Tren de Aragua, asesinos y violadores- se agotó. Incluso si fuera cierto (que no es el caso) que todos los detenidos eran criminales, su encarcelamiento en El Salvador era ilegal. Punto.

 

En esta situación, Bukele hizo lo que siempre hace: se lanzó a la ofensiva para salir de un problema. En alemán hay una palabra que lastimosamente no tiene traducción en español: Vorwärtsverteidigung. Significa si ya no hay defensa posible, te tiras a la ofensiva. Para distraer. Para trasladar la batalla y la discusión pública a otro campo más favorable.

 

Lanzarse mejor a la ofensiva propagandística

 

Esto lo hizo Bukele con su tuit del 20 de abril 2025 donde retó al dictador venezolano Nicolás Maduro: “Señor @NicolasMaduro, usted ha dicho en numerosas ocasiones que quiere a los venezolanos de regreso y en libertad. Quiero proponerle un acuerdo humanitario que contemple la repatriación del 100 % de los 252 venezolanos que fueron deportados, a cambio de la liberación y entrega de un número idéntico (252) de los miles de presos políticos que usted mantiene”.

 

Si fuera una iniciativa humanitaria y diplomática, no la hubiera lanzado en twitter, y no la hubiera acompañada con ataques a Maduro. La hubiera hecho por canales diplomáticos, posiblemente a través de mediadores internacionales. La manera como lanzó esta propuesta dejó claro que, como siempre, su iniciativa nació de una estrategia propagandística. Una estratega que le dictó ir a la ofensiva: Vorwärtsverteidigung... La mejor defensa es la ofensiva.

 

Con esta propuesta, Bukele le ofreció a Trump una salida aparentemente decente del desmadre político-jurídico en que se había metido con sus deportaciones ilegales. Washington retomó la iniciativa y mandó emisarios a Caracas para ver si se podía hacer un canje. Ellos querían conseguir la libertad de 10 ciudadanos estadounidenses, que Maduro mantuvo como rehenes para futuras negociaciones.

 

Desde Washington dijeron a Bukele que más le valdría ordenar a sus carcelarios dejar de torturar a los venezolanos. Que les permitieran crecer su pelo y ganar peso – para poder entregarlos en estado presentable. Tres meses después, se llegó a un acuerdo entre Estados Unidos y Venezuela. Trump le ordenó a Bukele de sacar a los 252 venezolanos y subirlos a los dos aviones, que Venezuela iba a mandar para recoger a sus compatriotas.

 

El canje se efectuó. Maduro liberó a los 10 estadounidenses. Bukele mandó a Venezuela a los 252 venezolanos que había mantenido presos en El Salvador por meses en situación de secuestro. Pero ni Washington ni San Salvador dieron prioridad a la promesa hecha por Bukele de conseguir “la liberación y entrega de un número idéntico (252) de los miles de presos políticos que usted mantiene”.

 

Cuando Bukele exigió esto, la organización venezolana Foro Penal, que mantiene un escrutinio muy estricto de la cantidad de presos políticos, habló de 922 presos políticos, en mayo 2025. A la fecha del 21 de julio, según Foro Penal Maduro sólo ha liberado a 42 presos políticos, aparte de los rehenes estadounidenses. Ninguno de los 4 presos políticos, cuya liberación Bukele explícitamente había pedido con nombres y apellidos, ha sido liberado. Ni la madre de la dirigente opositora María Corina Machado, ni el hijo del presidente electo y exiliado Edmundo González, ni el periodista Roland Carreño,  ni la internacionalmente reconocida abogada y analista de asuntos de seguridad y defensa Rocío San Miguel. 

 

La propaganda nunca repara el daño hecho

 

En las tres capitales, los respectivos gobernantes celebran como triunfo el canje. Para los tres ha sido una operación propagandística exitosa. Pero por lo menos Trump y Bukele celebran demasiado temprano: Su responsabilidad política, moral y jurídica del calvario ilegal de los 252 venezolanos no se ha extinguida por este canje. Cristosal, la organización de DDHH obligada al exilio, lo describe así“Reconocemos la importancia de que las personas detenidas injustamente por los gobiernos de El Salvador, Estados Unidos y Venezuela sean liberadas. Pero esto es el resultado de una negociación política que no repara las graves violaciones a los derechos humanos cometidas”.

 

Bien dicho. Nadie puede no alegrarse del hecho que en Venezuela hayan sido liberados 35 presos políticos y 10 rehenes estadounidenses, aunque hay que señalar que quedan encarcelados alrededor de 900 presos políticos, algunos desde hace años en condiciones pésimas de aislamiento, tortura y negación de atención médica.

 

Nadie puede no alegrarse del hecho que 252 migrantes venezolanos hayan salido del CECOT, donde nunca hubieren tenido que poner un pie. Pero el problema de muchos de ellos no está resuelto por estar ahora en Venezuela. Muchos de ellos han huido de su país para pedir asilo político en Estados Unidos. El gobierno de Trump los ha ilegalmente privado del derecho de presentar sus casos a un juez. Ellos no tendrían que haber sido mandado de El Salvador a Venezuela, donde no saben qué suerte les va a tocar bajo la dictadura de la cual huyeron. 

 

Aplicando la ley (que antes quebraron ambos gobiernos, el de Estados Unidos y el de El Salvador), a todos los 252 venezolanos los hubieran tenido que mandar de regreso a Estado Unidos, desde donde fueron ilegalmente removidos. Para reparar el daño, hubieran tenido que tener oportunidad de encarar a los jueces competentes para que decidan si les otorguen asilo o los deporten. Con su traslado de El Salvador a Venezuela, definitivamente quedan privados de este derecho – y posiblemente expuestos a otros actos arbitrarios a mano de otra dictadura. Como dijo Cristosal: No están reparadas las graves violaciones a los derechos humanos de los 252 venezolanos.

 

Es cuestionable que en los medios dijeron: “Regresan a casa los 252 venezolanos.” Muchos de ellos dirán que su casa es en algún lugar en Estados Unidos, donde estaban tratando de construir una nueva vida y donde los esperan sus novias y hijos. La casa es donde uno quiere estar, no necesariamente donde nació, mucho menos cuando donde uno nació reina una dictadura.

 

La Vorwärtsverteidigung que hizo Bukele con su propuesta de canje le da un respiro, pero no más. Así son los triunfos que, lejos de buscar soluciones verdaderas, moral y jurídicamente sostenibles, buscan alivio con una medicina tóxica, la propagada. 








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