Lástima que no te puedo felicitar por haber sido electo fiscal general. Por varias razones no tiene caso felicitarte: primero, porque no estoy seguro si esta usurpación de la Asamblea saliente va a resistir un examen de constitucionalidad por parte de la Sala de lo Constitucional. Y segundo, porque vos perdiste la oportunidad de consagrarte con tu profesión y con la institucionalidad del país – negándote a aceptar una elección viciada... Te hubieras convertido en el héroe de todos que defendemos la independencia y decencia de las instituciones.
Yo entiendo tu deseo de volver a la fiscalía para mostrar que esta institución puede ser más eficiente. Conozco tu capacidad profesional. El problema es que aceptaste que te metieran en un juego sucio, del cual no podrás salir con la solvencia moral y la independencia necesarias para reformar la fiscalía.
Vos sabés mejor que cualquier otro que este trabajo de fiscal general -para hacerlo bien- no puede hacerse sin independencia. En el 2009, vos llegaste a la fiscalía porque el presidente Saca te metió. Trataste de mejorar la fiscalía, pero perfectamente sabes que sólo la preparación profesional, la buena voluntad y la decisión de hacerlo bien no son suficientes. Me extraña y entristece que uno de los penalistas con más experiencia y más ganas de mejorar la fiscalía haya aceptado llegar nuevamente en condiciones que no permitirán tu independencia. Uno tiene que aprender las lecciones...
Todavía hay tiempo. El nuevo fiscal general no tiene que asumir hasta septiembre. Tenés varios meses para reflexionar y decidir hacer lo correcto para el país: renunciar a un cargo al cual fuiste nombrado dentro de un tamal mal hecho y que intoxicará la credibilidad de todos que salieron electos. Tenés varios meses para recapacitar y para hacer espacio para que la nueva Asamblea, con toda la legitimidad que se ha ganado en las elecciones de marzo pasado, elija a un fiscal general con la solvencia e independencia para hacer las reformas necesarias.
Saludos, Paolo Lüers
(Más!/EDH)