viernes, 3 de abril de 2020

Carta a los periodistas: Los hicimos recular. De Paolo Luers


Publicado en MAS! y El Diario de Hoy, 4 abril 2020


Estimados colegas:
Los abusos autoritarios de los gobiernos solo tienen un límite: la raya que los ciudadanos les ponemos. Los gobiernos van a ser tan autoritarios como nosotros se lo permitamos.
Y cuando un gobierno comienza a erosionar la libertad de expresión, comenzando con la libertad de prensa, nosotros los periodistas somos los llamados a pintarle la raya. 
Los gobiernos tienden a probar hasta dónde pueden llegar. Empujando esos límites se amplía el espacio para actuar impunemente contra las libertades. Y qué situación podría ser más idónea para estos intentos que una crisis como la que estamos viviendo ahora con la epidemia…
Recapitulemos. El 13 de marzo 2020 la Asamblea aprueba la “Ley de Restricción Temporal de Derechos Constitucionales para atender la Pandemia COVID-19”. Aunque no lo querían llamar así, era una ley de Estado de Excepción, porque se basó en el art. 29 de la Constitución que regula el Estado de Excepción que se puede decretar en ciertas condiciones y con ciertas limitaciones.
La limitación principal: el art. 29 menciona explícitamente cuáles son los únicos derechos constitucionales que pueden ser restringidos por un Estado de Excepción. Son cuatro: Libre tránsito (art 5); derecho de libre expresión (6); derecho de reunión (7); inviolabilidad de la correspondencia y comunicación (24).
La “Ley de Restricción Temporal de Derechos Constitucionales para atender la Pandemia COVID-19”, tanto en su versión original como en la prórroga aprobada el 29 de marzo, solo permite la restricción al derecho de libre tránsito, al derecho de reunión y al derecho de cambiar libremente el domicilio. Los otros derechos constitucionales (que según art. 29 podrían limitarse o suspender) no son afectados por el actual Estado de Excepción. Es más, ESTA ley dice explícitamente que “no se restringe la libertad de expresión y de difusión de pensamiento”. 
Este es el resultado de la negociación que hubo entre el Gobierno y los diferentes partidos previa a la aprobación del Estado de Excepción. Sin esta garantía para la libertad de expresión jamás hubieran obtenido los votos suficientes para aprobar esta ley.
Incluso, el Gobierno emitió un decreto ejecutivo (número 12, del 21 de marzo), para regular la aplicación de las medidas restrictivas. Incluía una lista de sectores que estaban excluidos de la prohibición de circular durante la cuarentena de 30 días decretada para todo el país. Y en esta lista aparecieron los periodistas.
Hasta ahí, todo bien. Hasta el día 30 de abril, cuando este decreto fue abolido y sustituido por uno nuevo (No. 14), con una versión más detallada de los sectores que podrán circular en el desempeño de sus trabajos. Y en esta nueva lista ya no se mencionó a los periodistas. Ya no se garantizaba a la industria mediática su derecho de continuar funcionando libremente.
¿Un error de algún asesor o funcionario? No. Este tipo de cosas no pasan por accidente. Por suerte, algunos medios y sus periodistas inmediatamente sonaron la alarma. Por suerte, recibieron inmediatamente apoyo de juristas, organizaciones ciudadanas y del Procurador de Defensa de Derechos Humanos.
Pintamos la raya. Mandamos el mensaje: Este límite no pueden pasar.
El gobierno entendió el mensaje y reculó inmediatamente. El 31 de marzo difundió otro decreto (No. 15) que tiene un solo punto: Los periodistas pueden circular para hacer su trabajo. El sueño mojado de todos los autoritarios -controlar la prensa- les había durado apenas un día.
Trataron hacernos un fraude de ley. Sabiendo que no podían pasar por la Asamblea un decreto de Estado de Excepción que suspende la libertad de prensa. Entonces, intentaron suspenderla de manera indirecta: con un decreto que regula la movilización. Pero no pudieron. 
Que esta historia sea una lección, tanto para el gobierno (movidas tan burdas no funcionan), como para todos nosotros (nunca bajar la guardia).
Saludos, 

miércoles, 1 de abril de 2020

Carta a los médicos: Pónganse de acuerdo privados y públicos. De Paolo Luers


Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, 2 abril 2020


Mi apreciado colega y amigo Joaquín Samayoa publicó ayer una columna titulada: “Algunas cosas no cuadran ni forzándolas”. En esta, señaló 4 cosas que no cuadran en la manera que el gobierno enfrenta la crisis del Coronavirus. A mí tampoco me cuadran estas cuatro cosas, y muchas otras más.
Voy a continuar esta lista de cosas que no cuadran. Y para no desperdiciar el espacio, no voy a poner adelante el ‘disclaimer’ que parece obligatorio hoy en día: repetir todas las cosas donde estamos de acuerdo con el gobierno e invocar la unidad nacional. Okay, también estoy de acuerdo…
Lo que menos me cuadra es que cientos (tal vez miles) de médicos están guardando cuarentena en sus casas, como si el país no se estuviese acercando a una seria emergencia médica, la cual va a requerir de la activación y cooperación de todos los profesionales de la salud.
Es absurdo que estos médicos no estén trabajando en la tarea de preparar el sistema de salud a la crisis y emergencia que llegarán. Los 4,000 encuarentados en los ‘centros de contención’ no están adecuadamente atendidos. Cientos de médicos privados que han tenido que cerrar sus consultorios y mantienen cuarentena podrían convertirse en contingentes voluntarios para reforzar el control médico en los albergues, pero igualmente en los asilos de ancianos y en los penales.
Cuando la emergencia hospitalaria esté en plena desarrollo, a las autoridades se les va a ocurrir llamar a todos los médicos privados, pero entonces nadie va a tener tiempo ni cabeza para pensar en cómo organizar su participación, cómo entrenarlos, cómo crear brigadas que asuman ciertas tareas especiales.
Hablé con varios médicos y todos me dijeron que ellos y la gran mayoría de sus colegas están esperando que los llamen. Muchos se han ofrecido, han hecho propuestas de cómo organizar la activación de todos los médicos y nunca hubo respuesta del Ministerio de Salud.
Otro absurdo: Todo el mundo recomienda al gobierno el uso masivo de exámenes, empezando con los albergados. El argumento del gobierno: “Sí tenemos suficientes kits de examen, pero nuestro laboratorio no puede procesar más que 160 al día…” Claro, es un solo laboratorio, el del Ministerio de Salud.
¿Pero por qué no se aprovecha los laboratorios privados? Uno de los hospitales privados ha ofrecido al gobierno sus servicios, y con poca inversión se podría habilitar una red nacional de laboratorios que trabajaría bajo los protocolos de la OPS y del Ministerio de Salud. Podíamos llegar a miles de tests al día…
Para no hacer interminable esta lista de cosas que no cuadran, aquí una última: ¿Por qué insiste el gobierno en el megaproyecto de construir el hospital más grande de la región en el Cifco? Es irracional. Lo que necesitamos son hospitales de campaña que se montan en días, no en meses. Primero uno, tal vez con 30 UCI y 150 camas y paulatinamente armar 2, 3, 5, o 10 de estos hospitales temporales. Costaría mucho menos dinero y tiempo.
Al gobierno hay que decirle: Tomen este tipo de señalamientos no como ataque, sino como propuestas. Pero sobre todo, comiencen desde ya a involucrar a todo el sector Salud.
Saludos,

lunes, 30 de marzo de 2020

Carta al ministro de Salud: ¡Asuma! De Paolo Luers

Ex ministra y ministro nuevo de Salud

Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, 31 marzo 2020

Estimado doctor Alabi:
La anterior ministra qued
ó desmontada desde su triste rol con la crisis del agua, pero el presidente la mantuvo en su cargo, aunque sea de adorno, porque no le gusta reconocer errores. Así que cuando nos vino encima la epidemia del Coronavirus, tuvimos una ministra ausente y le tocó a usted medio llenar el vacío.

Para que no le pase igual, sería bueno que usted asuma la responsabilidad con fuerza. Es una emergencia de Salud, y por ley tiene que ser el ministro de Salud quien asume el liderazgo de las estrategias de contención de la epidemia. Alguien tendrá que decirle al presidente que no puede seguir tratando a sus ministros como simples ejecutores de sus ordenes y ocurrencias...

Tampoco usted puede tolerar que el ministro de Defensa o el jefe de la PNC se arroguen la autoridad para decretar que todo el mundo tiene que llevar puestos guantes y mascarillas, cuando los médicos y el Ministerio de Salud dicen que esto no tiene sentido. En situaciones de emergencia, las indicaciones tienen que ser claras, coherentes y transparentes. Y tienen que emanar de la autoridad competente, que en este caso es el Ministerio de Salud.

Le toca a usted tomar la decisión, que todos los médicos expertos recomiendan en todo el mundo: aplicar los exámenes de Conavid-19, de la manera más rápida y masiva posible. En nuestro caso, comenzando con todos los albergados en “centros de contención”. No es una decisión que le toca tomar al presidente de la República. Le toca a usted de crear una comisión de expertos de epidemias, salud pública y administración de hospitales que le ayude tomar las decisiones correctas.

Ahora que hay ministro de Salud, sería lógico que tome control del proyecto del hospital en el Cifco. Está bien que el presidente de lineamientos y que el ministro de Obras Publicas ponga a disposición a sus ingenieros. Pero alguien tiene que definir, con criterios profesionales, qué tipo de hospital necesitamos. Es el ministerio de Salud que conoce las necesidades y los tiempos en que tiene que cumplirse. 

El presidente, quien todo lo mide por su impacto mediático, obviamente no ha consultado a expertos de salud cuando lanzó su proyecto de un hospital de 2000 camas y 300 UCI (luego habló incluso de 1000 Unidades de Cuidados Intensivos). Lo que se necesita, desde el punto de vista del peligro de colapso de nuestro sistema hospitalario, un hospital de emergencia, de campaña, no una instalación permanente, con edificio idóneo. ¿Cómo son los hospitales de campaña? Investiguen lo que el cuerpo de ingenieros de la Fuerza Armada de Estados Unidos está levantando en muchas ciudades, utilizando hoteles, centros de convenciones, naves industriales, etc. Pídanle al embajador de Estados Unidos que lo ponga en contacto con los expertos.

Lo que necesitamos es que alguien nos arme un hospital de campaña de 50 o 200 camas, pero que esté listo en 1 semana. Al solo comenzar a funcionar, que construyan otro, adaptándose a la demanda. De nada nos sirve un súper hospital, que no estará listo cuando lo necesitamos...

¿Está usted dispuesto a pelear todos estos puntos con el presidente? Entonces, merece ser ministro de Salud en tiempos de epidemia.

Recuérdese, ministro: Todo el inmenso esfuerzo para ‘contener’ la epidemia (cerrando aeropuertos, fábricas y comercio; decretando toques de queda y encerrándonos en nuestras casas) era para ganar tiempo y poder preparar nuestro sistema de salud para la marea de contagiados. Hemos tenido éxito, legramos ganar tiempo, el desarrollo de la epidemia se retrasó en comparación con otros países. 

¿Pero hemos aprovechado el tiempo? ¿Hemos puesto nuestros hospitales en mejores condiciones? No, o muy poco. Siguen sin tener insumos básicos. Siguen sin tener suficientes mascarillas y trajes para proteger a los médicos y enfermeras. No se ha escuchado nada de adquisiciones de respiradores. Todo parece enfocado en el proyecto del mega hospital en el Cifco, pero no en el Rosales, Zacamil, Saldaña o los hospitales del Seguro Social.  

No se ha formado comités de médicos, involucrando a los hospitales privados y los doctores de libre ejercicio. 

Habrá harto trabajo para usted si decide asumir como Dios manda las responsabilidades y la autoridad de un ministro de Salud. Tendrá todo el apoyo del gremio y de la sociedad.

Saludos,