sábado, 27 de noviembre de 2021

Carta de amor a los habitantes de Downton Abbey. De Paolo Luers



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Publicado en MAS y EL DAIRIO DE HOY, sábado 27 noviembre 2021

Estimados aficionados de las series:

Si no han visto la serie inglesa ‘Downton Abbey’, los 52 episodios completos, no están en nada. Si no tienen Amazon Prime, es cuando tienen que suscribirse, porque sólo ahí pueden ver la serie.

Cuando a mí me la recomendaron, tenía bastante resistencias. ¿Qué me importa la vida obsoleta de la aristocracia inglesa?, pensaba yo. Las dudas se me quitaron en el primer episodio. Trataré de explicarles por qué…

Hay películas o series que viven de la súper actuación, aunque cámara, diálogos, ambientación son mediocres. Hay otras que nos hacen olvidar los actores un poco tensos, porque nos encanta la chispa que tienen los diálogos o la perfección de los vestuarios, la exquisitez de la ambientación o el manejo de las luces.

‘Downton Abbey’ tiene todas estas virtudes. Reunieron a los mejores actores y actrices británicos (y algunos americanos). Trabajaron las locaciones de época (principios del siglo 20) con una perfección increíble: las mansiones y sus muebles, obras de arte, cortinas, las mesas con sus cubiertos, las cocinas. Todo esto iluminado de una manera que crea ambientes cálidos. Y con unas cámaras que recorren casas, salones, parques y paisajes de una manera poética. Nunca he visto un despliegue tan coherente de estética cinematográfica, fiel a la época, que se convierte en un complemento importante de la narración.

La trama es simple, aunque tiene docenas de ramificaciones. Lo básico: La historia de una espléndida mansión (más bien un castillo) de una familia aristocrática y sus múltiples empleados domésticos. Con una estructura genial: arriba y abajo – las dos plantas de la mansión, dentro de las cuales la historia cambia a cada rato, simbolizan las dos clases: los aristócratas y los sirvientes, ambos con sus rígidos códigos de honor y conducta.

Los 52 capítulos abarcan unos 15 años de historia inglesa. Comienza, muy simbólicamente, con los habitantes de Downton recibiendo la noticia del hundimiento del Titanic, en 1912. Pasa por la Primera Guerra Mundial, las ondas expansivas de la Revolución Rusa, la llegada de un gobierno laborista en Londres, y todos los cambios culturales, sociales, económicos y políticos de la postguerra hasta en 1925.

Es una época de grandes eventos que estremece la vida tranquila y normada de las dos clases sociales que conviven en Downtown. Todo comienza a cambiar, a cuestionarse, y la serie, de una manera genialmente dramatúrgica, registra cómo estos cambios afectan la vida y la conciencia de los de arriba y los de abajo en la mansión. Ellos son las dos caras de una sola medalla, y la medalla está sufriendo grandes transformaciones.

En este contexto, la serie teje docenas de historias de conflictos, amores y desamores, y acompaña cada una en el transcurso de las dos décadas con sus cambios sociales muy drásticos. En última instancia son historias de amor y desamor: entre los de arriba, entre los de abajo, y algunas entre los de arriba y abajo. Y al final, en los últimos 3 capítulos, cada una de estas historias llega a su conclusión, cada una de las parejas llega a un happy end.

Al final todos se han transformado, respondiendo a los desafíos de su tiempo. Los aristócratas han aprendido que su época y su estilo de vida está terminando, y los sirvientes también. De todos estos enredos y desenredos se completa una imagen de la transición de una época a otra, una imagen muy idealizada, muy optimista, muy agradable. Es una gran novela, no un libro de historia política. Pero una novela con mucha sensibilidad para lo que el cambio de época exige a cada uno.

Repito: Tienen que ver esta serie. Una vez comiencen a verla, no habrá manera de salir antes de completar toda la saga. Así que tendrán una novela para largo rato.

Disfruten. Saludos, Paolo Luers

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viernes, 26 de noviembre de 2021

Renovar la política y el país para fortalecer el sistema pluralista. De Paolo Luers


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Publicado en EL DIARIO DE HOY, viernes 26 noviembre 2021 

En las elecciones alemanas de septiembre 2021 surgió una nueva mayoría de tres partidos considerados comprometidos con el progreso: los socialdemócratas con el énfasis en el progreso social, los Verdes definiendo como eje del progreso el compromiso de enfrentar el cambio climático con la transformación de la industria, y los liberales priorizando las libertades económicas y sociales y la digitalización del país.

Durante años, los socialdemócratas tuvieron que co-gobernar, pero como socios minoritarios, con los conservadores. El resultado: una administración bastante eficiente del status quo, bajo la sabia dirección de Angela Merkel. Pero sin priorizar los desafíos del futuro.

Ahora se abrió la posibilidad para los socialdemócratas de concertar un nuevo gobierno con otras fuerzas progresistas. Este proceso de concertación duró dos meses y fue bastante complicado, porque había que conciliar y volver complementarios tres diferentes enfoques del progreso. El resultado ahora está a la vista: el acuerdo de coalición, que será la hoja de ruta del nuevo gobierno dirigido por el socialdemócrata Olaf Scholz.

Por eso en una columna anterior escribí: Esto será un arranque hacía el futuro, una ruptura política, pero sin ruptura con el sistema democrático y pluralista.

El eje central será: Supeditar a todas las políticas públicas a la meta prioritaria: transformar la industria para que la protección del clima sea conciliada con productividad, la competencia internacional, y con la generación de bienestar social para todos. Esto requiere una revolución tecnológica e inmensas inversiones.

Pero yo voy a poner énfasis en otro eje igualmente importante y novedoso: el fortalecimiento de la democracia vía el fortalecimiento de la sociedad civil. Este compromiso ocupa buena parte del convenio de coalición.

“Alemania se ha vuelto más diverso, y esto ha creado una sociedad más libre y rica en perspectivas, pero también más compleja y contradictoria. Hay que redefinir el interés común, la solidaridad y la cohesión. Esto no se logra ignorando las diferencias, sino haciendo que los distintas voces en nuestro país pueden hacerse escuchar de manera equitativa”.

¿Cuándo se ha visto que un gobierno se compromete tan explícitamente con el activismo ciudadano? Los tres partidos de la coalición por el progreso lo hacen, porque ven que sólo una sociedad civil fortalecida podrá asumir los desafíos del futuro que el gobierno quiere enfrentar. Ya para esto se necesita un opinión pública dinámica, crítica, plural y autónoma, y medios de comunicación independientes protegidos de intervención estatal:

“El compromiso y activismo civil se han vuelto mucho más importantes en los últimos años. Como gobierno, vamos a apoyar a los ciudadanos que toman iniciativa y compromiso desde la sociedad civil”.

"Medios libres e independientes son indispensables en una democracia. Esto hay que aplicarlo a medios privados pero también a los medios públicos. Los medios garantizan la pluralidad y diversidad y tienen que ser libres de barreras y obstáculos por parte del Estado”.

“La Sociedad Civil, en particular periodistas, activistas, científicos y defensores de Derechos Humanos, son indispensables para construir y mantener comunidades funcionales. Como gobierno nos comprometemos a dar a estos hombres y mujeres especial protección, incluso en caso de persecuciones fuera de nuestras fronteras”.

Agrego el compromiso que este nuevo gobierno alemán definió con las democracias en peligro en nuestra región. Hay un mensaje claro:

"El gobierno alemán va a consolidar nuestra comunidad de valores con las democracias de la región de América Latina y el Caribe. Alemania va a ampliar su compromiso de fortalecer a las sociedades de esta región contra el populismo, movimientos autoritarios y dictaduras”.

La que dirigirá la política exterior de Alemania es Annalena Bearbock, quien con sus 40 años de edad está liderando a los Verdes, partido que tiene sus orígenes en los movimientos antiautoritarios y radical-democráticos de los años 70. Las partes sobre democracia y sociedad civil, que arriba cité, tienen la pluma de los Verdes, y Annalena Baerbock los va a aplicar estrictamente en la política exterior.

Periodista de origen alemán.




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jueves, 25 de noviembre de 2021

Carta a los que venían en busca del sueño libertario y se toparon con la argucia de un autoritario. De Paolo Luers

 Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, jueves 25 noviembre 2021


Estimados visitantes:

Llegaron a El Salvador para ver qué ondas con este paisito metido en una gran controversia sobre el Bitcoin y para participar en una Conferencia Internacional organizada por Bukele y otros gurús para promover la entrada al siglo de esta criptomoneda. Espero que hayan pasado bien en nuestro país y sus playas. Y que hayan aprendido algo. Tuve la oportunidad de hablar con 4 de ustedes y me consta que aprendieron mucho: sobre todo que aquí no todo es como lo anuncia el gobierno.

En la mega-conferencia no encontraron el sueño libertario que abraza las criptomonedas como un instrumento de la liberación del omnipotente estado con sus Bancos de Reserva y sus ministros de Hacienda. Lo que encontraron era un acto de mercadeo y promoción de unos hombres que se proyectan como gurús libertarios, pero que promueven sus operaciones multimillonarias, quienes de los magnates de Wall Street solo se diferencian por su manera de vestir. Y además, como plato fuerte, apareció Nayib Bukele, el ‘presidente cool’, que ha hecho alianzas con estos cripto-banqueros y que habla el lenguaje antiautoritario, anti establishment, antipolítico, pero que no es otra cosa que un aprendiz a dictador, un hombre sediento de poder. Es otro schemer (timador) a la par de los schemers que operan con cientos millones de dólares en Bitcoin. O en Tether, otro invento de ingeniería financiera sancionada por el Estado de New York por fraudulento.

Me revolqué de risa cuando algunos de ustedes, en dos pláticas separadas, me describieron la sensación de “dónde-me-metí”, de “me-están-tomando-el-pelo” o de “no-me -jodan”, que sintieron en el show final en Mizata, cuando el presidente-gurú apareció en un despliegue de luces y humo, que algunos describieron como “al estilo de un concierto de rock”, pero que más bien fue al burdo estilo de un predicador evangelista en Estados Unidos.

Uno de los alemanes que habían llegado para ver en El Salvador la materialización de la filosofía libertaria que mueve a los bitcoiners del mundo me contó su susto cuando vio que en todos los medios afiliados al gobierno salvadoreño los presentaron como inversionistas. “Yo de inversionista no tengo el pisto, ni la mentalidad, para mí la idea de Bitcoin es libertaria, democrática, un instrumento de autodeterminación. Y cuando en la conferencia, en el podio y en los pasillos, vi a los verdaderos inversionistas, era obvio que eran, en el mejor de los casos, especuladores, y en el peor timadores. Con ellos, los que venimos de Alemania no tenemos nada en común”.

Y otro de los viajeros agregó: “Cuando me di cuenta que estos mercaderes embaucadores habían llenado a Bukele la cabeza con ideas absurdas como unos bonos emitidos en Bitcoin con valor de miles de millones de dólares y sobre una Bitcoin City, comencé a entender lo que estaba pasando: Estos hombres, los embaucadores políticos y los embaucadores financieros se necesitan mutuamente…”

Una mujer de la “delegación de inversionistas europeos” me preguntó: “¿Quién diablos es este hombre que es electo presidente y dice cualquier fantasía? Nosotros estamos acostumbrados a políticos mentirosos, pero nunca he visto a uno que inventa fantasías en el momento, y todo esto con tanta grandilocuencia y megalomanía”.

La cuarta persona que conversó conmigo dio el ejemplo para estas fantasías presidenciales: “Yo he estudiado un poco de ingeniería, y este rollo sobre la energía del volcán que va a abastecer a Bitcoin City y su inmensas instalaciones para el minado de Bitcoin es una paja absurda. Me contaron que ustedes tienen aquí una compañía de energía geotérmica muy eficiente. ¿Y nadie de los técnicos le puede explicar al presidente que no se puede improvisar la construcción de una planta geotérmica?”

“Bueno, me imagino que a este tipo de autócrata egocéntrico como el que vi presentándose en Mizata ninguno de sus funcionarios y técnicos se atreve contradecirle. Esta es la receta al fracaso”, resumió la discusión otro de los ‘inversionistas’.

Ellos regresan a Europa frustrados por ver su sueño libertario manchado por embaucadores y un dictador con la cachucha al revés.

Me alegro que por lo menos hubo algunos que quisieron hablar, aunque sea solamente para explicarme que no son tan ‘idiotas’, como yo irresponsablemente los llamé, cuando vi a los troles de Bukele celebrarles como inversionistas que nos van a sacar del hoyo….

“El que nos trató de idiotas fue Nayib Bukele”, me dijo la muchacha, cuando le pedí disculpas por mi insulto.

Buen viaje les desea Paolo Luers

martes, 23 de noviembre de 2021

Carta a Jean Manes: Trató de hacer “damage control” y no pudo. De Paolo Luers

 Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, martes 23 noviembre 2021


Estimada Jean Manes:

Uso el término en inglés ‘damage control’ porque es una categoría muy propia de la política exterior de Estados Unidos y suena más claro que decirlo en español: ‘control de daños’. Ustedes, que ya no quieren ser ni los interventores de antes ni tampoco los policías del mundo de después, ahora se limitan a controlar los daños. Incluyendo daños que algo tienen que ver con errores de ustedes. A veces son reparables, a veces no. Resulta que el ‘damage control’ no funciona cuando sus contrapartes, los gobiernos de los estados dañados, no tienen interés en repararlos. Porque entonces, ustedes otra vez están frente a la disyuntiva de regresar a actuar como policía o “poner las relaciones en pausa y observar”.

Esto es precisamente lo que usted ahora anunció que va a hacer con El Salvador. “Estamos haciendo una pausa, porque el gobierno de El Salvador no está mostrando ningún tipo de interés (por mejorar la relación). Estamos mirando qué hay en este país y si todavía tenemos un socio confiable”.

Usted fue la encargada del damage control, cuando se dieron cuenta que Bukele estaba destruyendo la democracia en El Salvador y al mismo tiempo las bases de las buenas relaciones con Estados Unidos.

Para reparar este daño la mandó la administración Biden de regreso a El Salvador. La escogieron a usted, porque estuvo de embajadora cuando Bukele ascendió al poder. Desde el principio, él mostró sus tendencias autoritarias, pero ustedes lo apoyaron por dos razones: porque prometió buenas relaciones con Washington y porque pensaron que podrían moderarlo y moldearlo.

Cuando resultó obvio que Bukele fue el amigo de Trump, quien lo apoyó y apapachó, pero nunca de Estados Unidos, el daño ya estaba hecho y para controlarlo la nueva administración en Washington, la de Joe Biden, tuvo que mandar a El Salvador a alguien que conocía el origen del problema: Estados Unidos había cometido el error de apostar a un megalómano autoritario, imprevisible y corrupto.

Todavía usted vino pensando que tal vez podía controlar el daño e influir en Bukele, para que regresara al carril de los intereses comunes con los Estados Unidos. Usted fue el puente que Washington le ofreció a Bukele y que él mandó al carajo. Por eso ahora usted dice: “La Casa Blanca y el Departamento de Estado, con apoyo de los dos partidos, me enviaron como un puente y el gobierno decidió no tomarlo”. Y es más grave aún: “Están usando su maquinaria de comunicación pagada para atacarnos todos los días. Ataques a la Embajada, a mi persona y hasta al presidente Biden“. Welcome to the club, estimada Jean…

Incluso cuando Bukele llegó al extremo de mandar a remover, de un plumazo, a la Sala de lo Constitucional entera, y de bono extra también al fiscal general, usted todavía estaba hablando de una “hoja de ruta”, por la cual llevar a Bukele de regreso a un mínimo respeto, si no a la democracia y el Estado de Derecho, por lo menos a los procedimientos que guardan la apariencia de legalidad.

Cuando tampoco aceptó este puente, ya no había mucho que hacer. Se agotó el arsenal del “damage control” y el daño, como nadie lo logró reparar, se hizo cada día más grande. Es consecuente y honesto retirar el puente que nadie quiso usar. Es coherente que usted se vaya y las relaciones de Estados Unidos con El Salvador se pongan “on hold”, como usted anunció en la entrevista: “Estamos haciendo una pausa…”

Muchos se preguntan ahora: ¿Con esto va a cambiar la política de Estados Unidos hacia El Salvador? ¿Van a dejar de insistir en reparar el daño hecho por Bukele, o van a pasar a más presiones o sanciones? No sabemos la respuesta. Lo tendrán que decidir en la Casa Blanca.

Pienso que es justo decir que usted, luego que en el 2018/19 se equivocó viendo a Bukele como un potencial amigo de Estados Unidos y un peligro manejable para la democracia, al regresar en el 2021 hizo todo lo posible para reparar el daño. Pero resultó que el daño se llama Nayib Bukele y no es reparable.

Tal vez desde el Southcom nos podrá ayudar más que desde la embajada, poniendo a los mandos de nuestra Fuerza Armada a escoger entre ser aliados de Estados Unidos o ser instrumentos de Nayib Bukele.

Gracias y buena suerte, estimada Jean Manes. Saludos, Paolo Luers