miércoles, 13 de septiembre de 2023

Carta a quienes les cuesta condenar el golpe de Estado en Chile. De Paolo Luers

 

"No es que cada chileno tenga dos sentimientos encontrados en su pecho: uno que justifica el golpe de Estado –y otro que lo condena. La mayoría de los chilenos condena sin ambigüedad el golpe de Estado. Y una minoría lo justifica. Esto es el estado de polarización en Chile: no entre izquierda y derecha, sino entre autoritarios y demócratas."

El audio: CHILE.mp3


Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, jueves 14 septiembre 2023

Estimados amigos:

Todavía a 50 años de del golpe de Estado chileno, a algunos les cuesta condenarlo sin rodeos. Necesitan primero resaltar el peligro comunista, que supuestamente constituía el gobierno socialista de Salvador Allende, antes de medio condenar el golpe militar de Pinochet, la persecución sangrienta de los seguidores de Allende y el establecimiento de una dictadura de 17 años.

Hablan de que los chilenos recordaron “con sentimientos encontrados el golpe de Augusto Pinochet”.

No es así. No es que cada chileno tenga dos sentimientos encontrados en su pecho: uno que justifica el golpe de Estado –y otro que lo condena. La mayoría de los chilenos condena sin ambigüedad el golpe de Estado. Y una minoría lo justifica. Esto es el estado de polarización en Chile: no entre izquierda y derecha, sino entre autoritarios y demócratas.

Esto se plasmó en este 50 aniversario del golpe en un hecho político de gran trascendencia: los 4 expresidentes vivos de Chile, que representan la izquierda democrática, el centro democrático y la derecha democrática, firmaron junto con el actual presidente de izquierda democrática, Gabriel Boric, un manifiesto de condena al golpe y de compromiso con la democracia:

COMPROMISO POR LA DEMOCRACIA, SIEMPRE

Nuestro país gozó durante más de 140 años, casi sin interrupción, de una democracia en continua evolución, de un orden constitucional estable, y también de respetables y sólidas instituciones republicanas, que eran objeto de admiración y prestigio en el mundo entero.

Al cumplirse 50 años del quiebre violento de la democracia en Chile, que le costó la vida, la dignidad y la libertad a tantas personas chilenas y de otros países, queremos, más allá de nuestras legitimas diferencias, comprometernos en conjunto a:

  1. Cuidar y defender la democracia, respetar la Constitución, las leyes y el Estado de Derecho. Queremos preservar y proteger esos principios civilizatorios de las amenazas autoritarias de la intolerancia y del menosprecio por la opinión del otro.
  2. Enfrentar los desafíos de la democracia con más democracia, nunca con meno;, condenar la violencia y fomentar el diálogo y la solución pacífica de las diferencias, con el bienestar ciudadano en el horizonte.
  3. Hacer de la defensa y promoción de los derechos humanos un valor compartido por toda nuestra comunidad política y social, sin anteponer ideología alguna a su respeto incondicional.
  4. Fortalecer los espacios de colaboración entre Estados a través de un multilateralismo maduro y respetuoso de las diferencias, que establezca y persiga los objetivos comunes necesarios para el desarrollo sustentable de nuestras sociedades.

Cuidemos la memoria, porque es el ancla del futuro democrático que demandan nuestros pueblos.


Adhieren a este compromiso:

 

Expresidente de la República de Chile, su Excelencia Sr. Eduardo Frei Ruiz Tagle

Expresidente de la República de Chile, su Excelencia Sr. Ricardo Lagos Escobar

Expresidente de la República de Chile, su Excelencia Sra. Michelle Bachelet Jeria

Expresidente de la República de Chile, su Excelencia Sr. Sebastián Piñera Echeñique

Presidente de la República de Chile, su Excelencia Sr. Gabriel Boric Font

El otro Chile -la derecha autoritaria, la que aún sueña con el orden y la moral conservadora que sabe imponer una dictadura- obviamente no asume este compromiso con la democracia. El Partido Republicano del líder de la derecha autoritaria José Antonio Karst tomó la posición contraria y en vez de condenar el golpe de Estado, condenó al gobierno derrocado de Allende. La coalición de la derecha tradicional, Chile Vamos, no se atrevió a apoyar el manifiesto Compromiso por la Democracia - por miedo a sus competidores de la extrema derecha. Pero ojo: su líder, el expresidente Sebastián Piñera, firmó la carta junto con Gabriel Boric, a quien la derecha odia casi como odiaba a Allende.

Así que en Chile siguen enfrentándose demócratas y autoritarios. Ninguno de los dos campos tiene una posición ambivalente de “sentimientos encontrados”. Boric ha derrotado a los autoritarios de izquierda, que siguen apoyando a las dictaduras en Nicaragua, Venezuela y Cuba. Falta un liderazgo demócrata de derecha que derrote a los herederos del general Pinochet.

También aquí en El Salvador -más bien: sobre todo aquí en El Salvador- cada uno tiene que decidir si apoya la democracia o la autocracia. Medias tintas no se valen.

Saludos,





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lunes, 11 de septiembre de 2023

Carta a los partidos de oposición: Escojan bien la cancha en la cual quieren jugar. De Paolo Luers

 

"Sería irracional aferrarse a la estrategia original y seguir apostando todo a la tarea de elegir diputados. Este plan ya no tiene validez. Las prioridades tienen que cambiar – y las apuestas también."

El audio: Las 3 canchas.mp3

Publicada en MAS! y EL DIARIO DE HOY, martes 12 septiembre 2023

Amigos:

Al fin, discutiéndolo bien, nos pusimos de acuerdo. Ahora le toca llevar esta discusión a sus compañeros – y será difícil e incómodo.

Antes de que Bukele mandara a cambiar las reglas del juego con sus reformas electorales a última hora -la reducción de curules a 60; la reducción de los municipios a 44; la decisión de agregar todos los votos digitales de la diáspora a al departamento de San Salvador; y la adopción del sistema d’Hondt, que castiga a los partidos pequeños- la estrategia de la oposición era clara y coherente: La meta pincipal era cambiar la correlación en la Asamblea y quitar a Nuevas Ideas y sus partidos compinches la mayoría calificada, que les facilitó tomar control de todo el aparato estatal. Se iba a participar en la carrera por la presidencia, pero en función de apoyar las candidaturas legislativas.

Esta estrategia fue tan lógica que también el oficialismo la entendió. Por eso hicieron las reformas, al margen de la ley. Con ellas será imposible para la oposición competir exitosamente en las elecciones de diputados – y de paso también en las elecciones municipales. Le pusieron candado a su mayoría calificada.A veces en política -así como en la vida- hay que tomar decisiones que duelen. Al definir prioridades, a veces es indispensable sacrificar otras cosas importantes.

Hace poco un amigo, que es uno de los dirigentes de un  partido opositor, se enojó conmigo cuando le planteé, en esta mi manera tajante y a veces chocante, que se olviden de las alcaldías y las diputaciones y que apuesten los limitados recursos financieros, organizativos y humanos a la carrera presidencial. Le dije: “Tienen que escoger la cancha en la cual quieren jugar y pelear. Si tratan de jugar al mismo tiempo en las tres canchas -la municipal, la legislativa y la presidencial- no van a lograr nada".

Había una remota posibilidad de competir con algún éxito por algunas diputaciones. Para esto los cuatro partidos de oposición (Arena, Frente, Nuestro Tiempo y Vamos) tendrían que haberse coaligados en una solo lista de candidatos a diputados. El sistema d’Hondt de asignación de diputaciones privilegia el partido con más votos, deja vivo al segundo y mata a los demás. Juntos, los 4 partidos de oposición hubieran sido la segunda fuerza y colocado algunos diputados. Pero esto fue pedir demasiado a las dirigencias partidarias. Ni siquiera lo discutieron en serio. Con esto, quedarán condenados, con suerte, a la irrelevancia, con un máximo de 2 diputaciones – o incluso a la muerte, igual que el PCN, PDC, CD y GANA.

Siendo las cosas así, sería irracional aferrarse a la estrategia original, y seguir apostando todo a la tarea de elegir diputados. Este plan ya no tiene validez. Las prioridades tienen que cambiar – y las apuestas también.

Si la cancha legislativa está totalmente desnivelada, igual que la municipal, solo queda la tercera cancha: la presidencial, en la cual van a jugar tres fórmulas opositoras. Uno podría decir: Pero en esta cancha tampoco se puede ganar, ¡vean las encuestas, vean la popularidad del presidente, vean todos los recursos, que el Estado va a invertir en la reelección de Bukele!

Por supuesto que no se puede ganar, mucho menos con recursos tan limitados, con el clima de miedo que apacigua a los movimientos ciudadanos, y con 3 fórmulas en vez de una sola unitaria. Pero no se trata solo de ganar – se trata de pelear, de levantar la cabeza, de mostrar opciones más racionales y éticas, de poner la oposición en el mapa, de consolidarla. Para todos estos fines políticos la cancha adecuada es la nacional, la presidencial, la que genera debate, controversia, posturas.

En esta cancha, también desnivelada, en estas condiciones, no se puede ganar la presidencia – pero sí se puede ganar el debate. Si de todos modos no se va a ganar la presidencia, ya no es tan grave que no se haya logrado una sola candidatura unitaria. Si las tres fórmulas logran que un 25, 30, 35 ó 40 por ciento vote por ellos, o sea por la oposición y contra la reelección de Bukele, sería una victoria política y moral importante que marcará los siguientes años.