sábado, 20 de noviembre de 2021

Carta a la comunidad internacional: Pinten la raya a Bukele. De Paolo Luers

Publicado en MAS! y El Diario de Hoy

sábado 20 noviembre 2021


Estimados amigos:

El pleito sobre el proyecto de Ley de Agentes Extranjeros de Bukele es con ustedes. Es contra su derecho de decidir los fines y las contrapartes de su cooperación con El Salvador. Y es un insulto: Si quien es contraparte de sus acuerdos de cooperación es tratado como “agente extranjero”, ustedes son entidades que conspiran contra El Salvador.

 

Hemos escrito, leído y discutido bastante sobre todos los elementos de esta ley, todos negativos para el país y sus relaciones con el exterior: la confiscación de 40% de los fondos, que fundaciones y ONG salvadoreñas reciban de gobiernos, agencias de cooperación y fundaciones extranjeras, siempre cuando el gobierno considere ‘proyectos políticos’ los apoyados; la introduccióde sanciones penales por violar esta ley, así como se ha usado en Nicaragua para encarcelar a periodistas, directores de organizaciones cívicas y candidatos opositores; la creación de una entidad subordinada al ministerio de gobernación que “supervisará” la labor de organizaciones independientes, “llevando el control de sus actividades.”

 

Estos elementos, cada de uno una aberración jurídica, serían suficientes para rechazar  esta ley. No es una ley de transparencia, ni una ley de regulación, similar a que existen en muchos países, como el gobierno quiere hacer creer a la comunidad internacional. Es una ley confiscatoria y represiva. 

 

Pero ojo: No nos vayamos por las ramas. La mala intención esta en la mera concepción de esta ley. Considerar “agente” de un poder extranjero al que mantenga vínculos de cooperación con gobiernos, agencias de cooperación, iglesias, sindicatos, gobiernos locales o fundaciones de países amigos, es en si un insulto a la sociedad civil y a la cooperación internacional. Es un ataque frontal al derecho de la comunidad internacional y sus contrapartes a libremente decidir cómo quieren aportar al bienestar y la protección de los derechos y libertades de los salvadoreños. 

 

Sólo a gobernantes cavernícolas, que para sus delirios de poder necesitan crear enemigos internos y externos contra los cuales promover el odio, se les ocurre una ley como la que estamos discutiendo, que habla de traición a la patria, de defensa de la soberanía, y de alteraciones del orden público. 

 

Entonces, estimados amigos en Naciones Unidas, en la OEA, en los gobiernos y parlamentos de los países amigos, y en las fundaciones que promueven los derechos humanos y civiles: Este pleito es con ustedes. Enfréntenlo. No pueden dar un cinco a un gobierno que limita su derecho de financiar proyectos independientes. Por eso no dan dinero a los regímenes en Cuba, Irán, Afganistán, Venezuela y Nicaragua. El Salvador se está ganando un lugar en este club.

 

Saludos, Paolo Luers


* * *

Letter to the international community: Draw the red line in El Salvador

 

Dear friends:

The conflict over Bukele’s Law of Foreign Agents is with you. It is against your right to freely choose the goals and the counterparts of your cooperation with El Salvador. And it is an insult: If whoever is counterpart of your cooperation agreements is considered and treated as ‘foreign agent’, you will be considered and treated as entities that conspire against El Salvador. 

 

We have written extensively about the different elements of this law - all of them negatives for our country and its foreign relations: the confiscation of 40% of all funds received by Salvadoran foundations and NGOs from foreign governments, cooperation agencies or foundations, whenever the government considers their activities political; the introduction of penal sanctions for those who violate this law, similar to those used by Ortega to prosecute journalists, officials of foundations and opposition leaders; the creation of a new directorate in the Ministry of the Interior in charge of “supervising” the work of independent organizations and “controlling their activities”.   

 

These three elements alone, each one a legal aberration, would suffice to reject this law. 

It’s doesn’t serve transparency nor does it just regulate, like in many other countries, as the government wants to make you believe. It a confiscatory and repressive law.  

 

But be careful: Let’s see the forest, not just the trees. La evil intention lies in the very concept behind this law. Consider an ‘agent’ of a foreign power whoever has links of cooperation with governments, cooperation agencies, churches, labor unions, local governments and or foundations of other countries, is an insult to the international cooperation. It’s also an attack on the right of the international community and its national counterparts to freely choose how to serve the social progress and the protection of the rights and liberties of the Salvadorans

 

Only retrograde rulers, who in order to feed their delusions of power need to create internal and external enemies who to hate, can conceive laws like the one we’re discussing, that talks about ‘treason’, defense of national sovereignty and the alteration of public order.  

 

So, my dear friends in United Nations, the OAS, in the governments and parliaments of other countries and in foundations that promote and defend human and civil rights: This conflict is yours. Face it! You cannot give a dime to a government that doesn’t respect your right to support independent projects. That’s why you don’t give money to the regimes in Cuba, Iran, Afghanistan, Venezuela and Nicaragua. El Salvador has joined this club.

 

Sincerely, Paolo Luers

jueves, 18 de noviembre de 2021

Carta a los que se fueron: desplazados, buscadores de oportunidades y exiliados. De Paolo Luers

 Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, jueves 18 noviembre 2021



Estimados amigos:

A veces uno tiene la impresión que todos se van – o se quieren ir de este país. Es lo peor que uno puede decir sobre un país.

Nos llegan números récord de inmigrantes salvadoreños detenidos en la frontera Sur de Estados Unidos: 10 mil al mes. Hay que sumar los que lograron entrar sin ser detenidos. A saber cuántos serán.

Literalmente son números récord. Antes del 2019, el número más alto de salvadoreños que migraron a Estados Unidos fue 71 mil en 2016. Luego bajaron los números a 50 mil en 2017 y 37 mil en el 2018. Ya en 2019 el número se disparó a 92 mil. La epidemia bajó la migración a sólo 17 mil en 2020. Pero este año 2021, en los primeros 9 meses, los que se fueron a Estados Unidos llegaron a 87 mil. O sea, cuando termine el año, serán más de 100 mil.

La gran mayoría de estos migrantes podemos describirlos como desplazados. Desplazados por la falta de trabajo, por la violencia, por la pobreza.

Pero también hay muchos, sobre todo jóvenes, que no van desplazados, no sufren emergencias, sino deciden irse, porque no ven futuro en el país. Buscan oportunidades de estudiar, de trabajar, de progresar, de emprender. Los buscadores de sueños que no ven que sus sueños pueden realizarse en El Salvador.

Tres de mis cuatro hijos están en esta categoría. Aman El Salvador, sólo salieron para estudiar, pero decidieron no regresar porque no ven perspectivas, ni académicas, ni profesionales, ni sociales, ni culturales.

Y recientemente hay una tercera categoría: los exiliados. Algunos porque ya no aguantan el clima tóxico creado por el gobierno y el partido de Bukele. Sienten que esto va de mal en peor y puede llegar a extremos peligrosos para su libertad. Y hay quienes se fueron porque la persecución política ya les llegó cerca, y han perdido la confianza en un sistema de justicia que les garantice procesos justos.

Todos ellos, los que ya se ven perseguidos y los que ven que pronto lo serán, se van por razones políticas. Son exiliados. Cuántos son, no sabemos. Pero yo escucho cada vez más gente que me dicen: Me voy, porque ya no me siente seguro aquí.

Esto no es nuevo. Hubo miles de exiliados antes de la guerra, y decenas de miles durante la guerra. Campamentos de refugiados en Honduras. Comunidades de asilados en Costa Rica, Nicaragua, México, Belice, Panamá y Estados Unidos. Luego de los Acuerdos de Paz, muchos regresaron – y muchos se quedaron afuera, porque ya habían hecho su vida. Pero ya no eran refugiados. Ya no fueron asilados sino simplemente inmigrantes.

Hasta hoy, a dos años del gobierno de Bukele y su intento de construir su ‘nueva República’, vuelve el fenómenos de los refugiados, exiliados por razones políticas y buscadores de asilo por razones inseguridad o persecución…

Tengo amigos de casa una de estas tres categorías de migrantes, y me duele su ausencia. Me duele lo que su ausencia dice de nuestro país. Me duele su pérdida de confianza en el estado de Derecho, igual que me duele que 100 mil otros ya no creen tener futuro en nuestro país.

Me duele que personas tan importantes para el país como mi amigo Javier Simán se ven obligados a observarlo desde afuera, porque no encontrarían aquí un Estado de Derecho que los proteja contra persecuciones políticas.

Yo estoy decidido de quedarme. Soy terco y me gusta enfrentar los desafíos, no evadirlos. Luego de toda una vida de travesías, al fin tengo un lugar donde me siento bien, donde pertenezco, donde estoy feliz, donde tengo amigos, tengo estabilidad y puedo aportar.

Ojalá que algunos de los que se han ido algún día regresen, porque vamos a necesitar de todos para reconstruir la democracia, el Estado de Derecho y una cultura de tolerancia y diálogo en el país. Lo hicimos luego de la guerra, y podemos volver a hacerlo.

Saludos a todos los que se fueron, por las razones que sea, Paolo Luers








martes, 16 de noviembre de 2021

Carta a quienes sea que mandan en Seguridad Pública: Rompan con el secretismo, De Paolo Luers

 Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, martes 16 noviembre 2021




Así de repente como se dispararon los homicidios la semana pasada, a los tres días se redujeron a cero. Se podría describir de otra manera: Alguien tiene un switch para encender y apagar la maquinaria de la violencia. Así de fácil como encender o apagar la luz.

No me vengan con la paja de que unos decidieron aumentar la violencia y las autoridades de Seguridad luego la sofocaron. Nadie cree esto. Nos querían incluso vender que “fuerzas oscuras” de la oposición política provocaron la ola de homicidios. Es ridículo, ya que desde mediados del 2019 funcionarios del gobierno Bukele tienen negociaciones sostenidas con las pandillas. Como son secretas, no se sabe a qué acuerdos llegaron y cómo funcionan los mecanismos de mantener tan bajo el número de los homicidios. No tiene sentido especular, pero nadie tiene duda que existen acuerdos y mecanismos.

¿Entonces, quién tiene el switch?

En el 2015, el switch lo tenían los mandamases en el gabinete de Seguridad del presidente Sánchez Cerén, el ministro de Seguridad Benito Lara y el jefe de la PNC de entonces, el comisionado Mauricio Landaverde. Ellos no sólo decidieron desarmar todos los mecanismos de mediación que desde marzo 2012 habían funcionado para facilitar que las pandillas mantuvieran la tregua entre ellos y con las población civil de los barrios, también decidieron pasarse a la guerra total contra las pandillas. Saltaron las bestias. Dejaron manos libres e incluso apoyaron a los grupos de exterminio y ordenaron operativos de característica militar contra las pandillas. Ordenaron operativos que ya no eran para prevenir y capturar, sino para producir enfrentamientos, atacar con tácticas militares y aniquilar. Las pandillas respondieron con una ola de asesinatos de policías y soldados, y ya no hubo quien parara la escalada de venganzas. Esto es lo que causó las matanzas del 2015 y 2016. La ola de violencia se mermó cuando ambos lados entendieron que nadie podía beneficiarse de la confrontación militar.

Pero, ¿quién maneja el switch ahora? ¿Qué y quién decide aumentar y luego apagar la ola de violencia? Difícil saber. No sólo por la falta de transparencia de la política de Seguridad del gobierno de Bukele, sino porque el asunto se ha vuelto mucho más complejo. Ya no es un switch que alguien puede bajar y subir. La explicación del sube-y-baja del activar pandillero más bien reside en el complicado mecanismo con el cual manejan los acuerdos los líderes de las pandillas y los responsables del gabinete de Seguridad. Y este mecanismo no lo conocemos.

Muchos han interpretado que los números de homicidios se han vuelto fichas en el póquer de negociación. Yo tampoco veo otra explicación. No puede ser un temporal lapso en el control territorial y luego de repente la recuperación del mismo, como nos quieren contar. Estos fenómenos no se dan de un día a otro. Y de todas formas, ¿cuál Plan Control Territorial? Ya todos sabemos que no existe y que son otros los factores que determinan si en una zona -o en todo el país- reina tranquilidad o violencia.

Las pandillas no aumentan los homicidios así no más, sólo porque a alguien se le ocurra. Si reactivan la violencia, es porque es parte de la permanente negociación sobre los límites de control que el Estado cede a las pandillas y sobre el control que las pandillas conceden a la Policía. Por ejemplo: “No pueden cometer homicidios, pero toleramos las extorsiones”. O al revés: “Policías o soldados pueden desfilar lo que quieran por nuestros barrios, pero no hacer capturas a la loca, que no sean provocadas por nuestra gente saliéndose del guacal”.

Entonces, la pregunta es: ¿Cuál es el guacal y cómo se administra? ¿Qué pueden los pandilleros hacer sin encontrar represión de las autoridades? ¿Y qué pueden hacer la PNC y el ejército sin provocar ataques de las pandillas?

Mientras no haya transparencia y un debate nacional sobre la seguridad pública, sus metas y métodos, no vamos a tener respuestas a ninguna de estas preguntas. Es hora de exigirle al gobierno que rompa el secretismo y la conspiración y defina políticas públicas de seguridad.

No puede haber políticas públicas si los principios y las metas no son transparentes.

Saludos, Paolo Luers