viernes, 3 de enero de 2020

Carta sobre un tal Andy, un tal Enot y la manera inconsulta como el presidente toma decisiones . De Paolo Luers


Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, 4 enero 2020


No puede ser que nuestro año político comience con altos funcionarios agarrando los chambres de una banda musical de adolescentes, mezclados con las luchas de control partidario dentro de una de las organizaciones emblemáticas de ‘la diáspora’ salvadoreña en Los Ángeles. El tema de “el joven Andy versus el líder del Comité El Piche” primero provocó uno de esos tuits presidenciales que han hecho famoso a Nayib Bukele. En medio de un mar de chambres desde Pasadena, California, el presidente interviene con juicios políticos y decisiones administrativas. 1) Por orden presidencial, difundido por twitter, la ‘Banda El Salvador, Grande como su Gente’ queda excluida de cualquier apoyo gubernamental – pero hace pocos días, a través de los fondos para ‘Reconstrucción del Tejido Social’, el gobierno les dio $140 mil para los boletos reos a Los Ángeles. 2) El presidente anuncia que su gobierno, a través del Ministerio de Cultura, creará la Banda El Salvador, “con suficiente presupuesto”. 3) Los integrantes de la actual ‘Banda El Salvador, Grande como su Gente’, dirigida por Enot Rubio, fundador del ‘Comité El Piche’ pueden pasar a integrar la nueva banda gubernamental. 4) El presidente de PROESA, Salvador Gómez Gochez, usa Twitter para reportarse con su presidente: “Le informo, Presidente @nayibbukele, que Enot Rubio, presidente del Comité Salvadoreño El Piche, quien fue nombrado por Sigfrido Reyes como embajador de Marca País en 2017, a partir de este día deja de serlo y queda oficialmente desligado de toda relación con PROESA.” 

Son cuatro decisiones del Ejecutivo, tomadas sin ninguna investigación ni discusión técnica previa – decisiones arbitrarias que afectan a cientos de jóvenes y a una de la organizaciones de la diáspora más antigua. Son decisiones que surgen para aprovechar una crisis y lanzar una iniciativa política y comunicacional...

Aquí no se trata de defender a nadie. No conozco a Enot Rubio, ni su trabajo con la Banda ni con el Comité El Piche. Tampoco me voy a meter en el mar de chambres sobre ellos y sobre un tal Andy... 

Pero es evidente que un presidente de la República responsable no puede actuar así de improvisado. Y mucho menos le podemos permitir que con su actitud arbitraria arrastre a la opinión pública e incluso a otros funcionarios, normalmente destacados por más mesura y prudencia.  

El Fiscal General de la República se vio obligado a unirse al coro de irresponsables. También en Twitter: “Si todo lo comentado es cierto, lo realizado a nuestros jóvenes es simplemente despreciable. Si alguien se siente estafado por el Señor Enot Rubio @ComiteElPiche, por favor presente su denuncia ante la @FGR_SV. Abriremos una investigación para deducir responsabilidades.”

El presidente de la Asamblea Legislativa, Mario Ponce, fue un poco más cauto. Primero dijo en Twitter “Me solidarizo con #Andy.” Pero inmediatamente menciona que hay que esperar una investigación. “También debemos escuchar a los otros jóvenes integrantes de la banda.” 

Ni de sombra muestran tanta mesura el montón de ‘influencers’ del campo gobierno-Nuevas Ideas; además de diputados de diferentes partidos, los ministros del presidente, que celebran a su nuevo héroe llamado Andy, y celebran las oportunas decisiones y ordenes de su presidente.

Pero saben qué: Incluso si al final, luego de investigar bien, el actuar de Enot Rubio, su Banda y su Comité El Piche resultaran condenables, no justificaría la manera como el presidente tomó decisiones arbitrarias, inconsultas e improvisadas. 

Saludos,




miércoles, 1 de enero de 2020

Carta para el 2020 (II): el mayor reto es para los partidos emergentes. De Paolo Luers


Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, 2 enero 2020


Queridos Lectores: En mi carta del 31 enero hablé de los tres partidos grandes que van a tratar de compartir entre ellos el poder legislativo y municipal. Tanto ARENA como FMLN y Nuevas Ideas enfrentan desafíos bastante difíciles que marcarán el 2020.
Pero hay otros actores, y algunos nuevos. A lo mejor lo que el país necesita es que nos sorprendan los bichos nuevos de la cuadra: Vamos y Nuestro Tiempo, la competencia nata para Nuevas Ideas y todo el bloque gubernamental. 
Esto depende de cómo decidan estos dos partidos-movimientos irrumpir en el debate nacional. Tienen dos opciones: o tratar de sacar leña de los árboles caídos, el FMLN y ARENA, colándose en el exitoso discurso de Nuevas Ideas contra el “viejo sistema pactado por los que hicieron la guerra”, insistiendo incansablemente de hablar de “los mismos de siempre” y de denunciar a los partidos tradicionales como “corruptos” y sus gobiernos como “fracasados”.
Con esto, tal vez los partidos emergentes podrán rascar algunos votos, aunque Vamos ha tenido que aprender durante su campaña presidencial que este oportunismo no los lleva a ninguna parte.
La otra opción es medirse desde el primer día del 2020 con Nuevas Ideas y su gobierno. Los “new kids on the block” deben disputarle a Nuevas Ideas la representación del relevo generacional, pero sobre todo la legitimidad democrática para anunciar transformaciones del Estado. El gobierno de Bukele ya ha mostrado en muchas expresiones de arrogancia y cinismo que su actuar no corresponde a un proyecto político democrático e institucional, sino a un proyecto de poder de un sector empresarial sediento de protagonismo y control.
Nuestro Tiempo, con liderazgos fuertes pero limpios como Johnny Wright, Aida Betancourt, Juan Valiente, Alexandra Araujo y otros, puede proyectarse como el relevo de poder listo para llenar el peligroso vacío que están dejando ARENA y el FMLN, pero sin recurrir, como lo hacen Bukele y Nuevas Ideas, a los viejos métodos populistas de instrumentalizar las frustraciones y los resentimientos de la gente. Nuestro Tiempotiene que mostrar capacidad de hacer propuestas nuevas, pero sin abandonar y destruir el fondo común que desde los Acuerdos de Paz se ha construido en la sociedad salvadoreña: defensa de las libertades sociales, laborales, políticas y económicas; defensa del sistema republicano de control parlamentario sobre el poder Ejecutivo; transformaciones siempre dentro del marco institucional, nunca en contra de la Constitución. 
Estos dos proyectos –Nuestro Tiempo y Vamos– solo tienen sentido si desde el principio de la carrera se convierten en antídoto del populismo, surgiendo con fuerza como movimientos humanistas, Vamos más comprometido con contenidos sociales y cristianos, Nuestro Tiempo más con principios del liberalismo político, pero también económico. 
Para poderse convertir en el antídoto al populismo oportunista puesto en práctica por el gobierno de Bukele y sus partidos NI-GANA, los dos partidos nuevos tendrán que atrincherarse en posiciones de principios democráticos muy firmes, sin caer en nichos. Vamos tiene que superar la tendencia de presentarse como representante de las iglesias cristianas y Nuestro Tiempo la suya de acomodarse en un nicho de defensa de libertades sociales y sexuales. Ambos partidos emergentes tienen que aprender a expresar las aspiraciones mayoritarias de la gente, pero no procesándolas de forma populista sino de manera racional y realista. Y tienen que aprender cómo hablarle a la gente. 
Bueno, y siempre estarán dando batalla el PCN, el PDC y GANA. Ante la debilidad ideológica de ARENA, siempre habrá espacio para otras expresiones de la derecha como Concertación y la Democracia Cristiana. En cambio, GANA corre peligro de desaparecer, no por falta de adeptos, sino por la pérdida de su identidad propia ante Nuevas Ideas. Sin propia bandera, y rezando al Santo de otro partido, a GANA le saldrá difícil mantenerse como fuerza independiente.
Durante todo el 2020 veremos la batalla madre entre el control de la Asamblea y su independencia frente a un Ejecutivo con poco respeto a la independencia de nadie. La Asamblea del 2021 o corresponderá a una mayoría nueva en apoyo al proyecto de poder de Bukele o a una mayoría igualmente novedosa entre ARENA, Nuestro TiempoVamos, PCN y PDC. Dependiendo de cuál de estas mayorías novedosas se logre construir, el futuro de El Salvador y su democracia será muy diferente.
Saludos, 

Vea la primera parte de esta carta:
Carta para el 2020: el gran reto para los partidos (I). De Paolo Luers



lunes, 30 de diciembre de 2019

Carta para el 2020: el gran reto para los partidos (I). De Paolo Luers


Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, 31 diciembre 2019


Estimados lectores:
El gran reto del 2020 será para los partidos políticos. No sólo para los partidos tradicionales, que tendrán que transformarse para sobrevivir, sino igual para los partidos nuevos que quieren ocupar los espacios perdidos o abandonados por los que han sido mayoritarios durante décadas. Aunque tal vez no lo tengan claro, el reto más difícil tal vez lo tendrá la gente de Nuevas Ideas, el partido llamado a consolidar el poder de su fundador y líder, Nayib Bukele, y de extender el control del Ejecutivo a la Asamblea y otros órganos del Estado. Por esto el delirio con los 90% de apoyo al Gobierno…
Muchos nos confundimos pensando que el movimiento de Bukele no podía ganar las elecciones presidenciales del 2019, ya que ni siquiera hizo el intento de construir organización local y desarrollar campaña territorial. Bueno, pudo, porque sólo había que promover a un líder (y todos los mitos y leyendas alrededor de él). Pero si Nuevas Ideas piensa que el mismo esquema les va a funcionar para la elección de liderazgos departamentales (diputados) y municipales (alcaldes y concejales) de febrero 2021, esta vez los equivocados serán ellos.
Bukele y Nuevas Ideas se juegan en el 2021 el todo o nada. Debido al estilo de gobierno que escogió el presidente (un gobierno que rechaza la concertación y la negociación con la oposición y apuesta plenamente a confrontarlos con la supuesta ‘voluntad popular’ que apoya incondicionalmente a la figura presidencial), están obligados a construir una nueva mayoría legislativa entre Nuevas Ideas, GANA, y los sectores de ARENA que piensan poder arrastrar en su corriente golondrina.
Para poder avanzar en esta dirección, Nuevas Ideas tendrá que aprovechar las 52 semanas del 2020 para construir partido, liderazgo local, candidaturas sólidas y legítimas. El Movimiento Bukele no es un partido. Para elegir presidente era correcto no definir ninguna posición política, solo insinuando transformaciones. Pero para convertirse en partido mayoritario con control de alcaldías y de la Asamblea tienen que elaborar una plataforma política que unifique al partido. 
Irónicamente, el otro partido que padece de la misma enfermedad (falta de personalidad política) es ARENA. Luego de 39 años de existir como partido, 20 de ellos gobernando, ARENA se encuentra en un estado lamentable de descomposición. Los resultados electorales del 2018 le dieron el rol de principal fuerza de oposición, pero nunca lo asumieron, porque ante el fenómeno del populismo triunfante de Bukele, ARENA perdió la capacidad de debate y de construcción de unidad y propósito compartido. 
Hicieron complicadas elecciones internas para renovar su COENA, pero al asumir sus cargos el nuevo liderazgo se encuentra tan dividido como nunca. Su fracción legislativa ya no funciona como tal, sino que se reduce a intercambios de criterios, en el mejor caso, con grupos o incluso individuos teniendo agendas legislativas diferentes. Hay un grupo de legisladores que prefiere buscar orientación afuera del partido, en Casa Presidencial. Y hay otro grupo de legisladores y dirigentes que acuerpa al alcalde de San Salvador como la única figura con potencial liderazgo en ARENA. Lamentablemente, muchos que profesan lealtad y apoyo a Neto Muyshondt, también lo hacen a las iniciativas del gobierno de Bukele. Es una estrategia de mejor imitar lo que no se cree posible vencer…
La confusión dentro y alrededor de ARENA no podía ser más grande. Si los diferentes liderazgos, grupúsculos y egos no logran construir una plataforma auténtica y compartida para las elecciones de febrero 2021, entrarán en esta contienda sin identidad partidaria y sin capacidad de recuperar su rol de oposición.
Las consecuencias serán fatales no solo para ARENA, sino para la defensa de la institucionalidad democrática del país. Quisiera que a una Asamblea arenera entrara algún joven gritando a los areneros (y sus votantes y financistas) como lo hizo Greta Thunberg en Naciones Unidas: “Quiero que tengan pánico. Es de vida o muerte. ¡No pierdan ni un día más!”
Ante el mismo reto está el FMLN. Sin brindar ninguna resistencia permitió que en el 2019 un oportunista mimado dentro de sus propias filas le quitara la mayoría de sus votos, incluyendo los de sus excombatientes. El truco: un difuso discurso de izquierda y denunciar al Frente como ARENA 2.0.
Si el Frente no logra redefinir un proyecto político de izquierda, depurado de sermones ortodoxos, chavistas y populistas un proyecto socialdemócrata progresista que puede aliarse con liberales y humanistas, no podrá recuperarse en el 2020. Si el Frente no se convierte en la oposición más coherente y consistente al gobierno de Bukele, no recuperará ni uno de los votos que se dejó robar en el 2019. Solo un Frente encarando al populismo de Bukele con racionalidad y realismo puede defender el espacio electoral de la izquierda. 
Los tres partidos que podrían ser mayoritarios en el 2021 tienen solo un año para resolver su problemas, el 2020. En una segunda parte de esta carta veremos los retos para los partidos pequeños…
Saludos, 

Vea también la segunda parte de esta carta:
Carta para el 2020 (II): el mayor reto es para los partidos emergentes. De Paolo Luers