Durante la pandemia, el gobierno los llamó héroes, ahora los trata con las patas. Pero para nosotros, los pacientes, ustedes siguen siendo héroes. Y ellos, los gobernantes y sus lacayos en la dirección del Seguro Social y el Ministerio de Salud, para nosotros son traidores y parásitos.
El audio en la voz del autor: despidos.mp3
Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, martes 17 diciembre 2024
Estimados amigos que laboran en los hospitales:
¡Qué manera de celebrar las fiestas de navidad! Despidos masivos de médicos, enfermeras y otros trabajadores de salud. Luego de los despidos en el Seguro Social, muchos de ellos relacionados con la participación de empleados en la marcha blanca, ahora les toca en los hospitales del Ministerio de Salud. Este lunes hubo los primeros 230 despidos. Se han anunciado más. Según el presupuesto para el 2025, el Ministerio de Salud tendrá que suspender más de 3 mil plazas. Otras plazas se perderían en el Seguro Social.
Conozco bien el Rosales. Acompañé por semanas a un tío de mi esposa en sus citas de emergencia y luego en su hospitalización. Vi a los médicos y las enfermeras trabajar interminables turnos, haciendo milagros sin los recursos adecuados. Me impacta la noticia que en este hospital han suprimido 100 plazas. 100 almas menos que se preocupan día y noche de los pacientes. ¿Cómo va a funcionar este hospital con 100 plazas menos? Es inimaginable. Me trato de imaginar si entre los 100 están aquellas enfermeras curtidas y experimentadas, que han visto de todo, resuelto todo y que mantienen todo funcionando. Cualquiera que conoce el Rosales diría que necesita urgentemente más personal, no recortes.
Sacrifican a los hospitales, con sus trabajadores y con sus enfermos, en el altar de un “ajuste fiscal”, que exige el Fondo Monetario Internacional como condición para tirar al gobierno el salvavidas de 1,400 millones de dólares que tan urgentemente necesita. Pero, hay otras formas de ejercer austeridad en el gobierno: Se puede -y se debe- reducir el presupuesto exagerado que Casa Presidencial y los ministerios manejan para propaganda. Se puede -y se debe- reducir el presupuesto que más ha crecido, el de la Fuerza Armada. ¿Acaso esperamos una invasión de Honduras o Guatemala? Quienes han decidido recortar el presupuesto de Salud y de Educación, condenando a ambos rubros a sufrir recortes masivos de personal, ¿qué piensan, qué sienten, cómo duermen en la noche? ¿Cómo pueden seguir despilfarrando dinero para nuevas flotas de camionetas, nuevos helicópteros, nuevas armas, permanentes campañas publicitaras, viajes de turismo político, pagos a un ejército de asesores venezolanos, y espectáculos para las masas, cuando cada dólar que en esto gastan, lo quitan a la educación y a la salud de la población?
Médicos internos del Hospital Rosales, protestando en solidaridad con colegas despedidos, en 2023. Todos ellos también fueron despedidos. |
Dicen que al hombre que conduce el gobierno lo guía Dios. En su despacho todavía está colgado el retrato de Oscar Arnulfo Romero, el santo que predicaba que los pobres tenían prioridad sobre todo. Blasfemia. Dejan que los pobres, los enfermos y los trabajadores paguen la cuenta de su fiesta. Usan sus sacrificios para que les presten más dinero para mantener el show, con el cual tienen distraído, apantallado y dormido al pueblo. ¡Qué cinismo!
Dedico esta carta a los valientes hombres y mujeres que mantienen funcionando nuestros hospitales, a pesar de todo. A pesar de la falta de insumos médicos. A pesar de la falta de especialistas. A pesar de su cansancio. A pesar de los despidos. A pesar de que los tratan con desprecio, con insultos. Lo hacen, porque no trabajan para el gobierno, trabajan para la gente, para los enfermos que de ellos dependen.
Durante la pandemia, el gobierno los llamó héroes, ahora los trata con las patas. Pero para nosotros, los pacientes, ustedes siguen siendo héroes. Y ellos, los gobernantes y sus lacayos en la dirección del Seguro Social y el Ministerio de Salud, para nosotros son traidores y parásitos.
A todos ustedes les deseo, dentro de lo que quepa en este país, felices navidades y un año nuevo con más solidaridad y menos sumisión.
A mis lectores los voy a dejar en paz durante las vacaciones y fiestas, sin poner el dedo en las llagas. Hasta el 2 de enero 2025.
Saludos,
Capítulo 25: La paz en Morazán (1986)
Meses de tranquilidad en el Norte de Morazán. Nuestros campamentos de Pueblo Viejo, en los cafetales de Perquín, otra vez se parecen más a camps de boy scouts o summer school que a instalaciones militares. Un montón de jóvenes haciendo deporte, asistiendo a clases, enamorándose, discutiendo...
En la guerra, el mayor tiempo no pasa nada, hay que aprender a esperar sin bajar la guardia. Para no aburrirme, me muevo en toda la zona para hacer entrevistas, fotos, grabaciones, y para participar en reuniones. Ahora, uno se puede mover libremente, caminando de día, usando las carreteras. No hay fuerzas del ejército al norte del Torola. Lo que no significa que no pueden aparecer y atacar en cualquier momento. A esta altura, muchas de sus unidades son tan móviles como las guerrilleras.
Asamblea de combatientes. Esta no es en Morazán, sino en Guazapa. Foto: Augusto Vázquez |
Aparte de las excursiones periodísticas, me encanta la vida social en Pueblo Viejo y Perquín. Uno puede visitar otros campamentos, ir al pueblo, y hacer tertulias nocturnas en las cocinas. Las tertulias más populares son de cine. Como no hay, a Maravilla, Marvin, Santiago y a mi nos toca contar películas.
Mi especialidad es contar viajes. Cuento a los compas, que jamás han salido de Morazán, el viaje que luego del bachillerato hicimos tres cheros a Grecia. Les cuento todo el trayecto en carro, pasando los Alpes, llegando al mar Mediterráneo; la belleza de la carretera que recorre toda la costa de Croacia, la llegada a Atenas, el ferry a Creta, nuestros dos meses viviendo en las cuevas de Matala. Les cuento cómo entre los tres alemanes nos enamoramos de dos chicas gringas. Las rescatamos en una comisaría de la policía, donde estaban detenidas por “escándalo público e indecencia.” Bueno, vestían unos shorts que por cierto llamaron la atención a los campesinos y comerciantes de Creta. Y a nosotros también...
Cuento el viaje a Galicia, donde me enamoré de la estudiante de literatura, que era mi profesora de español. De mi llegada —con ella— a Finisterre, el fin del mundo para los españoles, el punto más occidental de Europa. Les cuento del desmadre que se armó cuando una alumna de nuestro curso desapareció, y cómo la fuimos a buscar hasta en Barcelona, pidiendo apoyo a los sindicatos, con los cuales tuve contacto desde los tiempos de Franco, cuando operaban en la clandestinidad y nosotros, los sindicalistas alemanes, les brindamos apoyo financiero y logístico.
Otro cuento: el viaje a Cerdeña, donde nos invitaron a una boda como nunca la habíamos visto. Comida, vino y baile por tres días. En esta boda conocimos a los hijos de los famosos ‘bandidos de Orgosolo’. Nos llevaron a sus casas a conocer a sus abuelos, tíos y padres, que nos explicaron, con orgullo, que ellos habían sido toda la vida (y algunos seguían siendo) bandidos, pero no mafiosos.
También les cuento la aventura de un viaje a la Camargue, en el Sur de Francia, a un pueblo que se llama Saintes-Maries-de-la-Mer. Es la capital no oficial de los gitanos de toda Europa. Llegamos al festival anual de los gitanos, quienes levantan a la par del pueblo una ciudad entera de tiendas de campaña y trailers. Ahí acampan los gitanos y nadie más puede entrar. Cuento como conocimos a un bicho de nuestra edad, que era hijo de un famoso músico de Flamenco gitano. Nos hicimos cheros con él en la playa, donde nosotros acampamos. Una noche llegó a nuestro lugar pidiendo ayuda. Había salido con el carro de un amigo y con una novia, se emborrachó y hundió el carro en uno de los canales que hay en la zona. La muchacha murió. El carro quedó destrozado. Si la policía francesa lo encontraba, iba a causar un gran problema para él, su familia y toda la comunidad gitana. Su padre ya había regresado a Montpellier, donde vivían, y el chavo nos pidió que lo dejáramos en Montpellier, esta misma noche, antes de que la policía lo buscara. Pensaba que la manera más segura de salir de la zona era viajar con unos hippies cheles. Una vez en Montpellier, la comunidad gitana lo iba a esconder y proteger.
Levantamos campamento, metimos al bicho en nuestro VW Bocho, y antes de que el día aclarara, salimos. En una hora llegamos a Montpellier, a la casa de su familia. Nos recibieron como héroes, nos nombraron miembros honoríficos de su clan. Cuando a los días salimos de Montpellier, llevamos una invitación especial para regresar el próximo año a la fiesta gitana en Saintes-Maries-de-la-Mer —pero esta vez como invitados de honor, con nuestro propio trailer, dentro del campamento gitano.
Obviamente no es solamente contar las historias. Tengo que dibujar mapas de Europa, explicar la geografía e historia de los países visitados, explicar a unos bichos de La Guacamaya de qué se tratan las tensiones entre los gitanos, que tienen siglos de vivir en toda Europa, y las sociedades bastante racistas. O explicar lo que significa que unos estudiantes alemanes lograran ser aceptados o incluso adoptados por los campesinos y pescadores de un pueblo de Creta, quienes todos habían participado activamente en la resistencia armada contra la ocupación alemana durante la Segunda Guerra Mundial. O explicar qué significa ser “bandido” en una isla italiana, que durante siglos luchó por su autonomía...
Son las mejores clases de geografía e historia que he dado en mi vida.
También hay discusiones más serias. La guerra civil, anunciada en 1981 como guerra de insurrección, está entrando en su sexto año, y hay cantidad de dudas sobre como seguir, y sobre todo: ¿Cómo concluir esta guerra?
Luisa está trabajando en un librito que se va a llamar Doble Cara y que pretende abrir el debate sobre una nueva estrategia para continuar la guerra. Lo discutimos con ella y otros compañeros de la dirección. Es la parte política de la nueva estrategia político-militar que está promoviendo Joaquín. Él plantea un viraje radical, que choca con muchos de los jefes militares del ERP, ni hablar de las otras organizaciones. Cuando al fin tuvo éxito visible la estrategia de la concentración de fuerzas, la formación de batallones como la BRAZ, la toma de control de amplios terrenos, que Joaquín había planteado en el 1982 (también contra mucha resistencia), ahora viene y predica lo contrario. Joaquín está convencido de que los gringos han adaptado la estrategia y la tecnología de la Fuerza Armada Salvadoreña al punto que podían pasarse a confrontar las tropas concentradas del FMLN y destruirlas. La solución que Joaquín plantea: dispersar las fuerzas en unidades guerrilleras móviles, salir de la zona de confort en las zonas de control, penetrar a todo el país, y crear nuevas conexiones con la población civil.
De estas nuevas conexiones con la población se trata la estrategia política de Doble Cara que estamos discutiendo con Luisa. Se trata de dejar de ver a la población campesina y semiurbana como reserva de reclutamiento de una guerrilla; mover las nuevas unidades guerrilleras ya no con fines militares, sino con el propósito de fomentar organización y movilización popular; respetar la autonomía de los movimientos sociales. La idea central, y de ahí el nombre Doble Cara, es que las comunidades gestionen sus necesidades con el gobierno, pero sin dejar de apoyar a la guerrilla política y logísticamente. En el fondo, se plantea que hay que abandonar la idea de unos territorios liberados donde nace un nuevo Estado enfrentado con el viejo. Se plantea abandonar los elementos de guerra regular que se habían dado en los últimos años y regresar a la guerra guerrillera.
Me parece un concepto válido y audaz. Comienzo a apoyar a Luisa a someterlo a discusión y explicarlo. Salen reuniones interesantes que son muestra de que en el ERP hay estricta disciplina militar, pero mucho espacio de discusión abierta y horizontal sobre los conceptos políticos e ideológicos.
Una vez este tipo de discusiones se inicia y la gente participa, ya no hay como limitarlas y cerrarlas. Así surge, en la Escuela Militar (que a la vez es la Escuela Superior de Política) de Morazán, otro interesante debate. Uno de los jefes de la escuela, el comandante Balta, plantea un enfoque que resulta muy controversial: Si somos realistas, tenemos que reconocer que no hay solución militar a esta guerra. Si ni ellos ni nosotros vamos a ganar la guerra, ya no tendrá sentido buscar la destrucción del otro bando. Si habrá una solución negociada, entonces tenemos que usar todo nuestro poder para crear las condiciones de una salida política justa. Pero esta salida significa que luego trabajaremos juntos con todas las fuerzas políticas para reconstruir el país y la democracia. Luego de una salida negociada no vamos a levantar un régimen revolucionario, sino una democracia pluralista.
Este planteamiento es atrevido en un momento que todavía muchas de las discusiones son sobre cómo después del triunfo repartir el poder entre las cinco organizaciones revolucionarias.
Balta dice básicamente: Olvidémonos de todo esto y preparémonos para ser protagonistas en una sociedad pluralista y un estado democrático. Hay quienes lo quieren expulsar del ERP por esos planteamientos —y lo dicen. La dirección comienza a preocuparse de las tensiones que se pueden dar y dice a Balta que se calme. Que tal vez tenga razón, pero que no ajolote a la gente. Yo le digo a Luisa: “Una vez se abre la caja de pandora, no hay forma de volver a cerrarla. No tengan miedo a la discusión, ni siquiera a la disidencia.” Me dice ella: “Ayúdanos a calmar los ánimos. Ya la estrategia de regresar a las unidades guerrilleras nos hace demasiado ruido con los mandos militares...”
Muchas de estas discusiones quedan inconclusas. Algunos de los planteamientos, aunque no debatidos con suficiente amplitud, son adoptados y puestos en práctica por la dirección del ERP. La nueva estrategia realmente pondrá lo político a la par de lo militar. Como debe ser...
La siguiente entrega, jueves 2 enero 2025:
Capítulo 26: El campanazo (1986)