viernes, 12 de marzo de 2021

Carta de memorias: Cuando hice las paces con Willy Brandt. De Paolo Luers

Ana Guadalupe Martínez y Willy Brandt

Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, sábado 13 marzo 2021

El 22 de octubre 1983, en Bonn, la capital de Alemania Occidental antes de que se cayera el muro y se unieran las dos Alemanias, habrá una gran concentración de protesta contra la decisión de los gobiernos de Estados Unidos y Alemania de desplegar cohetes nucleares en Alemania Federal. Han invitado a Ana Guadalupe Martínez como oradora, junto con Willy Brandt, la figura mítica de la socialdemocracia alemana y europea, excombatiente republicano en España y el primer jefe de gobierno socialdemócrata en la Alemania postguerra.

“Tenés que ir conmigo, Paolo. Este contacto con Brandt puede ser decisivo para nosotros, necesito que me ayudés”, me dijo la Ana Guadalupe Martínez. 

Nos fuimos a Bonn. Cuando llegamos al Hofgarten, el parque enfrente de la Universidad de Bonn, ya está repleta con medio millón de personas. Nos suben a la tarima y nos sientan con todos los invitados, entre ellos Willy Brandt. Antes de él, nos tocará a nosotros. Cuando nos paramos en el podio, en los altavoces anunciaron a “la comandante Ana Guadalupe Martínez de la insurgencia de El Salvador”. Frenético aplauso. Yo me paro a la par de ella, para traducirle. Ana habla muy corto, diciendo que Ronald Reagan es el enemigo común para El Salvador y Alemania, y que “en El Salvador también estamos luchando por la paz, pero por la represión tenemos que hacerlo con las armas”. Aplausos, gritos, consignas. 

Se levanta Willy Brandt, y comienza un infierno de silbidos, gritos e insultos. Muchos de los manifestantes no lo quieren escuchar, porque el gobierno socialdemócrata de Helmut Schmidt está apoyando el despliegue de los cohetes americanos en Alemania. Los radicales chiflando, los sindicalistas y socialdemócratas y otros “moderados”, aplaudiendo. Un empate. Pero un empate que no deja escuchar el discurso de Brandt. Y para más joder, comienzan a volar tomates y huevos.

Ana me pregunta: “¿Qué gritan? ¿Por qué no dejan hablar a Willy?” Para ella, Willy Brandt es un héroe, una autoridad moral de la izquierda mundial. Se levanta y camina al podio, poniéndose a la par de Brandt. Yo le sigo. Le quita a Brandt el micrófono y grita: “¡Silencio! ¡Escúchenme!”. Yo traduzco, gritando igualmente. La bulla sigue. Siguen volando más misiles: huevos y tomates. Quieren que Brandt se retire sin hablar. Algunos miembros del servicio de seguridad protegen a Willy Brandt con unas grandes sombrillas, también a Ana Guadalupe, pero a mi caen algunos tomates. ¡Mi gente, mis compañeros me están tirando tomates! Me encachimbo, y les grito a todo pulmón que dejen de joder. 

Ana reúne toda la fuerza de su voz y grita: “¡¡¡Silencio!!! Como combatiente revolucionaria yo les pido que escuchen a Willy. Tengan respeto a un hombre que ha luchado toda la vida contra dictaduras y por la paz. Willy es nuestro amigo”. Y lo abraza. “Pueden tener diferencias con él, pero a nombre de la revolución salvadoreña les exijo que le tengan respeto y le escuchen…” Paulatinamente, la masa se calma. Muchos gritos de “¡Déjenlo hablar!”

Brandt toma la palabra y con excepción de algunos chiflidos, lo dejan hablar, al final hay bastantes aplausos. Llama a los socialdemócratas, sindicatos, iglesias y estudiantes a luchar juntos contra el despliegue de los cohetes nucleares. 

Willy nos invita a compartir con él y su amigo Hans-Jürgen Wischnewski unas cervezas en un restaurante cercano. El famoso ‘Ben Wisch’, que se hizo famoso por su apoyo al Frente de Liberación de Argelia en su guerra de independencia contra Francia. Hoy es parte de la dirección del partido socialdemócrata, experto para la cooperación con el tercer mundo.

En la mesa, Brandt y ‘Ben Wisch’ interrogan a Ana sobre la guerra en El Salvador, sobre Nicaragua, sobre la intervención de Estados Unidos. Yo traduciendo. De repente el viejo Willy me va viendo y dice: “¿Bueno, y tú quién diablos eres? ¿Te contrataron de traductor?”

“No”, dice Ana, “Paolo es uno de los nuestros.”

“¿Y esto, cómo se dio?”

Le cuento: “Se podría decir que la historia comenzó contigo, Willy. Cuando estudiaba bachillerato, fundamos en varios colegios de la ciudad secciones de los ‘Jóvenes Socialistas’. Tú mismo llegaste a Osnabrück a juramentarnos y nos entregaste los carnets del partido. Eran unos libritos rojos, y dijiste: ‘Este es el rojo de la sangre que muchos derramaron para formar la socialdemocracia.’ Todos estábamos al borde de las lágrimas…”

“¿Espérate, pero yo no mandé a nadie a pelear una guerra en Centroamérica…” — “Mira quién habla… ¿Y tú no te fuiste a combatir a España para defender la República?”

Le hago otra pregunta: “¿No te recuerdas que un día del año 1962 te cayeron unos muchachos a tu oficina en la sede del partido SPD aquíen Bonn para devolverte sus carnets color rojo de sangre?” – “¿Por Dios, fuiste tú el muchacho que vino con una caja de carnets y casi me la tiró en la cara?” – “Sí, porque estábamos muy enojados. Ustedes en el 1962 recién habían expulsado del partido a todo el SDS, la Asociación de Estudiantes Socialistas, su brazo universitario, por ser una ‘organización radical’. Nosotros, los ‘Jóvenes Socialistas’ de Osnabrück, nos solidarizamos con ellos y nos afiliamos al SDS. Ahí agarré un camino, que al final me llevó a El Salvador, luego de años de trabajo sindical en la Siemens, donde otra vez nos enfrentamos con tus compañeros socialdemócratas…”

“Te debo una disculpa. Expulsar al SDS fue un error fatal de nuestro partido. Todavía me están tirando tomates por eso.”

Y Ana dice: “Willy, no te preocupés, entre nosotros Paolo actúa como socialdemócrata. Pelea como loco con los comunistas y ortodoxos…”

Y comienza una larga discusión sobre cómo Willy y los socialdemócratas europeos nos podrían apoyar políticamente…





miércoles, 10 de marzo de 2021

Carta a la sociedad civil, la oposición y (si escucha) el gobierno: Las prioridades. De Paolo Luers


Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, jueves 11 marzo 2021

Hola: 

Despierten de la goma o del trauma del tsunami. Ya estuvieron las elecciones. Ahora vienen tres años sin votaciones. Lo que hay que hacer por el bien del país, o se hace en este lapso, o nunca se hace. 

 

Hablemos de lo que urge hacer.  


Escuelas

Luego de un año con todas las escuelas cerradas, hay que hacer un esfuerzo monumental para que los alumnos recuperen lo perdido. Esto no se resuelve con computadoras, sino solamente con un intenso trabajo de los profesores. ¿Se ha preparado a los maestros a esta tarea? Las computadoras, dentro de un plan integral, pueden ser un instrumento útil. ¿Pero se ha preparado a los maestros más allá del mero uso de los equipos, para estas nuevas formas de enseñar? Hay que abrir ya las escuelas, los kinder y las universidades, pero invirtiendo en las debidas medidas de prevención. Cada día más causa daños irreparables al desarrollo de los alumnos, no solo académicos, sino sobre todo a su proceso de socialización.


Vacunación

Para regresar a una vida social y productiva sin riesgos sanitarios, hay que ofrecer a todos los salvadoreños, al plazo más corto posible, la oportunidad de vacunarse. Para que la gran mayoría de la población acepte la vacuna, hay que comenzar inmediatamente con una campaña de información, que tiene que incluir la manera como el gobierno piensa organizar la vacunación masiva. A esta altura nadie sabe cómo será convocado, por qué institución, con qué criterios de preferencia. Hay que estudiar y emular la forma en que países como Israel y también Estados Unidos han logrado vacunaciones masivas en muy poco tiempo. 


Seguridad

Para hacer sostenible la reducción de homicidios y para lograr que de igual forma se reduzcan las desapariciones, las extorsiones y otros delitos relacionados a las pandillas, es indispensable que el gobierno haga transparentes sus acuerdos hasta ahora secretos con los liderazgos de las pandillas. La pacificación sólo será integral y sostenible, si la sociedad civil, las iglesias, los gobiernos municipales, el sector privado estén incluidos y puedan contribuir y se conviertan en los garantes de que el proceso sea transparente, libre de pactos oscuros de carácter político. El primer paso indispensable sería que el gobierno rinda cuentas sobre sus negociaciones con las pandillas.


Rendición de cuentas

Obviamente, el gobierno tiene que poner orden a las finanzas públicas. Hoy que la Asamblea ya no le va a pedir rendición de cuentas sobre sus gastos, es aún más importante que el gobierno actúe de manera responsable y transparente. El acuerdo con el FMI puede resolver al gobierno su déficit fiscal de los próximos años, pero le obligará a tomar medidas que impondrán sacrificios a los ciudadanos. Mejor que hablen con claridad de los aumentos de impuestos inevitables. Y mejor que resistan la tentación de echar mano a los fondos de pensión para mantener a flote las finanzas del gobierno. El gobierno tiene que dejar de hablar de reforma de pensiones sin decir con claridad que no van a tocar los ahorros de los trabajadores.


Prioridades

El gobierno debería abandonar sus mega proyectos, que no surgieron de un plan de desarrollo sostenible, sino de una estrategia de mercadeo político: el segundo aeropuerto internacional, en Oriente; la autopista litoral en las playas de La Libertad; el Tren Pacífico. Hay que definir las prioridades. Los escasos fondos disponibles hay que invertirlos en salud, educación, vivienda popular, agua potable, manejo de aguas negras - pero basado en planificación, jerarquía de prioridades, generación de sinergia, no en improvisación y predominio de criterios de clientelismo y megalomanía propagandística. 


Estos son los ejes prioritarios que deberían regir las políticas públicas a mediano plazo - pero por lo menos el debate público, en caso que el gobierno no quiera entrar de manera pública y constructiva en estas conversaciones necesarias. A largo plazo, el eje central es la inversión sostenida en el desarrollo humano. Obviamente, nunca se puede abandonar los ejes transversales: el escrutinio crítico de la institucionalidad democrática y la lucha contra la corrupción y el militarismo.


Entremos en estos debates y construyamos consensos, con o sin el gobierno.


Saludos,





lunes, 8 de marzo de 2021

Carta a las mujeres: La próxima vez, tomen el poder. De Paolo Luers


Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, martes 9 marzo 2021

Estimadas ciudadanas:
Son la mayor
ía. El país tiene deudas históricas con ustedes. Luego de décadas de luchas y esfuerzos, ya hay muchas mujeres preparadas y destacadas, en la academia, en las empresas, en la política, en la cultura... Es tiempo para que se pongan serias y preparen las condiciones para ejercer el poder. Pongan presidenta.

Los problemas de inequidad e injusticia social no han sido resueltos, entre otras razones porque no han estado en el centro de las preocupaciones, planes e inversiones de los hombres que han gobernado el país. Tal vez les toca a unas mujeres en el poder enfrentar esta deuda histórica.


No tenemos ningún partido liderado por una mujer. La única vez que esta regla se rompió fue cuando Gloria Salguero Gross llegó a ser presidenta de ARENA a finales de los 90. Viendo el desempeño de los que han dirigido los partidos en los últimos años, tal vez se explica el vacío de liderazgo que permitió a que una figura intelectual y éticamente mediocre como Nayib Bukele no sólo llegar al poder sino a hacerse de un apoyo popular tan mayoritario.


Para mostrar que esto puede ser diferente, siempre se cita el ejemplo de Angela Merkel, quien gobernó por 21 años en Alemania. Pero ahora que se está retirando, fueron 3 hombres que disputaron la presidencia de su partido, y el próximo candidato a jefe del gobierno será escogido entre otra lista de 3 o 4 hombres. La presencia de Angela Merkel en el poder no ha cambiado sustancial y sostenidamente las cuotas de poder de mujeres y hombres.


Mejor vemos el ejemplo de Finlandia, el país nórdico conocido por tener el mejor sistema de educación del mundo. En los últimos 20 años, este país ha tenido 3 jefas de gobierno, pero el cambio real vino en 2019. A finales de ese año, renuncióel primer ministro Anti Rinne, quien encabezaba el Partido Socialdemócrata. Su sucesora fue una mujer de 34 años, anteriormente una de las vicepresidentas del gabinete: Sanna Marin. Lo extraordinario de esta situación de Finlandia: cuatro partidos más de centro-izquierda estaban presididos por mujeres - con excepción de una todas de la generación de Sanna Marin. Las 5 mujeres se pusieron de acuerdo y sus 5 partidos formaron una coalición y un gabinete con 12 mujeres y 7 hombres. 


En Bielorusia, el último reducto del estalinismo soviético donde todavía reine la KGB, la oposición democrática tiene en su cabeza una mujer: Svetlana Tijanóvskaya. Ganó las elecciones, pero su triunfo no fue reconocido, y ella terminóexiliada. Lo mismo pasa en Birmania, donde la transición democrática, luego de una larga dictadura militar, tiene como cabeza y símbolo a otra mujer: Aung San Suu Kyi. Ganó con amplia mayoría las elecciones presidenciales del 2020, lo que provocó un nuevo golpe de Estado de los militares.


En El Salvador, la decadencia de los partidos tradicionales y la crisis de crecimiento de los partidos emergentes de oposición, y la falta de liderazgo y visión unificadora de una oposición política y ciudadana demandan con urgencia medidas audaces. Una de las acciones audaces podría ser que mujeres tomen las riendas de los partidos y se hagan cargo de su renovación, en el caso de los partidos tradicionales, y de su lanzamiento en serio, en el caso de los partidos nuevos. Todos estos partidos tienen en sus filas mujeres capaces y valientes, que mañana podrían asumir la dirección. Aída Betancourt, Claudia Ortiz, Cristina Cornejo están listas. En Arena y el PDC parece un poco más complicado...


Entre mujeres lideresas de partidos y otras en las organizaciones sociales y cívicas podrían generar una nueva sinergia nunca vista en El Salvador y provocar la ruptura radical con una cultura política que nos ha llevado al colmo de lo absurdo, con un gobierno unipersonal apoyado por dos partidos vacíos de visiones y liderazgos propios.


Obviamente, sólo con cambiar hombres por mujeres no resolveremos el problema, este cambio tiene que ser acompañado por nuevas formas de hacer política y de hablar a la gente, y de propuestas serias de reforma política y social. ¿Pero quien quita que sean mujeres que tengan más capacidad de generar estas visiones y la unidad de propósito entre toda la oposición?


Escribo esto el 8 de marzo y saludo a las mujeres listas para asumir liderazgos.