sábado, 25 de julio de 2020

Columna Transversal: La hora de los relevos. De Paolo Luers

Publicado en EL DIARIO DE HOY, domingo 26 judo 2020


Todavía no conocemos los resultados de las elecciones primarias de todos los partidos, pero ya podemos ver que habráuna gran cantidad y pluralidad de candidatos que prometen hacer interesantes las elecciones de febrero 2021. Contrario a lo que muchos creen (porque lo desean), estas elecciones se están volviendo impredecibles. Lo que es buena noticia: Cuando los resultados de las elecciones son impredecibles, la democracia está viva y coleando...

Muchos pensaban que las elecciones del 2021 iban a tener el mismo punto de partida que las del 2019 que llevaron al poder a Nayib Bukele: el desgaste de los partidos tradicionales grandes, permitiendo el éxito de quien prometió ideas, políticas y comportamientos nuevos. Pero luego de un año de gobernar Bukele (y a la hora de votar serían 1 año y 9 meses), el punto de partida es diferente. Ya no funciona lo de “los mismos de siempre”, porque los que tienen que rendir cuentas sobre corrupción son Bukele y su partido Gana/Nuevas Ideas. Ahora, el desgaste se reparte entre los tres partidos grandes (ARENA, FMLN y Gana/NI). 

 

Será la hora de los pequeños, que juntos pueden ser grandes, si lo hacen bien. Será la hora de los nuevos, que nunca participaron en política partidaria, pero que ante las amenazas al sistema democrático decidieron involucrarse. Unos se lanzaron adentro de los partidos grandes Frente y Arena, desafiando (en algunos casos desplazando a los liderazgos desgastados, en otros haciéndoles contrapeso); otros en el PDC, atraídos por el liderazgo que Rodolfo Parker asumió en las batallas de la Asamblea por su independencia; otros se unieron a los partidos emergentes (Vamos y Nuestro Tiempo). 

 

Un aparte: Es una movida audaz de Nuestro Tiempo lanzar a Héctor Silva Hernández, nieto del ex alcalde capitalino, a competir contra Neto Muyshondt y Mario Durán, con el argumento que ellos son lo mismo y se necesita una alternativa. Sin duda elevará el debate político. Igual que en la Asamblea, en la política municipal se trata de introducir racionalidad y decencia, como antídotos al populismo.

 

Muchos dicen que todo esto es marginal, que las caras nuevas y los partiditos emergentes no van a poder contra los aparatos partidarios de los grandes. Esto está por verse. Por el momento podemos constatar que las personalidades más interesantes en el nuevo tablero electoral son las caras nuevas, algunos en Arena, pero sobre todo en el PDC, Vamos y Nuestro Tiempo. Por esto digo: Fíjense en los chiquitos...

 

Mujeres con gran trayectoria intelectual y de compromiso ciudadano como como Claudia Ortiz (de Vamos); Aída Betancourt, Bertha María Deleon y Leonor Selva) de Nuestro Tiempo); Sulen Ayala (en el PDC) me provocan agregar: ¡Fíjense en la mujeres! Si estas 5 mujeres entraran a la Asamblea, los debates legislativos cambiarían de fondo. 

 

Pero para mi no es una cuestión de género. Igual hay una lista de hombres que como futuros diputados jugarían un papel clave en convertir la Asamblea en el centro de la defensa del pluralismo político y del orden republicano: El ex diplomático Alex Kravetz y el Dr. Ricardo Lara (en Arena); el ecologista Juan Marco Álvarez y Héctor Menjivar (en el PDC); Johnny Wright (en Nuestro Tiempo); y Roberto Ocampo (en Vamos). No tengo claro quiénes serán los relevos interesantes en el Frente, pero estoy seguro que pronto se van a proyectar.

 

Y fíjense: Para que entren todos estos relevos no se necesita ni milagros ni lo que en Estados Unidos llaman “landslides”, o sea grandes cambios en las preferencias electorales. Sólo se necesita que una parte del electorado haga uso inteligente del voto por caras y del voto cruzado. 

 

Si aparte de esto, los electores sabrán elegir bien entre los diputados actuales, que buscan la reelección, puede surgir una Asamblea cuyos debates serán dominados por mujeres y hombres de alta calidad académica y humana, sumando las mejores caras nuevas y viejas. El comportamiento de los actuales diputados está a la vista. No cuesta identificar quienes son los corruptos, los vivianes, los oportunistas, los tibios – y quienes son los consecuentes y combativos. Estos últimos hay que privilegiar con el voto por cara. De esta manera se pueden eliminar algunos de los dinosaurios que todavía quieren seguir dominando en el Frente y Arena. Hay que reemplazarlos con las caras nuevas que quieren dar la pelea por defender la democracia – y que tengan la capacidad de hacerlo. 

 

No se necesitan milagros para componer en la próxima Asamblea un bloque fuerte, plural y comprometido con ejercer de manera inteligente y consistente el papel de oposición en el período 2021-2024, que coincide con los años que le quedan a Nayib Bukele y Cia. en el poder. Se necesita en la próxima campaña una actuación inteligente y responsable de los partidos y candidatos de oposición. Y además, requiere un rol activo e incisivo de los ciudadanos que se sienten responsable del rumbo del país.




viernes, 24 de julio de 2020

Carta a los nuevos opositores: Sin tibieza, por favor. De Paolo Luers


Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, sábado 25 julio 2020

Estimados amigos:
Los que quieren asumir el rol de oposición al gobernante autócrata, que por favor se definan con claridad, sin ambivalencias. Hago este llamado a los partidos nuevos, igual que a las caras nuevas en los partidos tradicionales. No es tiempo para tibiezas.

Cito las declaraciones de una candidata, cabeza de la planilla para diputados de uno de los partidos emergentes: “El juego político que ha tenido el país es una oposición enfrascada en lo electoral que busca desgastar al adversario con la mirada en las siguientes elecciones.” Bueno, yo diría que de esto se trata en democracia: derrotar al adversario en las próximas elecciones, sobre todo cuando se trata de un adversario de la democracia.

La candidata habla de “confrontación entre el presidente y otros órganos de Estado”. Pero, ¿quién confronta? La Sala cumple su mandato de someter al control constitucional las actuaciones de los órganos del Estado. Esto lo puede ver como confrontación solo alguien como Nayib Bukele, quien no cree en el sistema de pesos y contrapesos. La Asamblea hace su trabajo. Su rol no es pasar papeles que le manda Casa Presidencial. Cuando el Ejecutivo presenta un proyecto de Ley de Emergencia, la Asamblea lo estudia y le agrega los mecanismos necesarios de transparencia, de rendición de cuentas y de garantías de derechos humanos. ¿Esto es confrontación? No, solamente para quienes no están de acuerdo con que las leyes nazcan de la Asamblea, no de la voluntad del gobernante.

¿Por qué no llamar las cosas por su nombre y hablar de “confrontación del presidente con los demás poderes del Estado”? Pero no, escuchamos una versión ambivalente del conflicto entre Ejecutivo y Asamblea: “Pensemos en el decreto que se negoció durante 6 días seguidos. El presidente usa ese ejemplo para decir que es imposible dialogar con la Asamblea, pero lo cierto es que tanto el presidente dinamitó ese acuerdo, pero en la Asamblea hubo una deficiencia en su rol como políticos.” ¿Cuál deficiencia? La Asamblea aprobóla ley, y lo hizo bien: con mecanismos que garantizan transparencia y respeto a los derechos humanos. El presidente la vetó. ¿Quién actuó con deficiencia?

En una situación tan clara de confrontación entre una concepción autocrática versus otra protectora de los derechos de los ciudadanos, ¿por qué adjudicar la culpa a ambos lados por igual, gobierno y oposición? ¿Será por miedo a tomar partido? ¿Será por oportunismo, para proyectarse como alternativa a ambos, las fuerzas opositoras igual que los fuerzas detrás del gobierno?

Lo que señalo no es un problema exclusivo de una candidata o un partido en particular. La misma tibieza se expresa en otros, quienes para irrumpir a la política partidaria se expresan de manera ambivalente. Veamos un tuit del dirigente de otro partido emergente, quien comenta los incidentes entre funcionarios del Ejecutivo y el presidente de la Asamblea en el contexto de los informes de los ministros. El dirigente habla de “el vergonzoso incidente ocurrido en la Asamblea por culpa de ambas partes.” Y concluye: “¡Ya basta! Es @NuestroTiempoSV”

No, no fueron ambos lados. Fue la secretaria de comunicación de Casa Presidencial, quien a gritos reclamaba al presidente de la Asamblea que dejara de insistir en que los ministros le entregaran sus informes, en vez de darle la espalda y salir del Salón Azul. A esta plenaria estaban invitados los ministros a dar sus informes. Todos los demás (los secretarios de Casa Presidencial y su personal de prensa) no estaban ahí como invitados, sino como acompañantes de los ministros para hacerles barra. No tenían derecho de hablar, mucho menos de gritar, y Mario Ponce tuvo razón de decirles: Está bien que lleguen con sus empleados, pero que se comporten…

Otra vez: Es oportunismo político decir a “ambos lados” el mismo mensaje. Hay que decir “¡ya basta!” a todos los que quieren debilitar y deslegitimar la Asamblea como institución. Y cuando dicen “Es Nuestro Tiempo”, no es para que se aparten los demás que (a veces con tibieza y ambivalencia) ejercen oposición. Es para reforzar la oposición, para darle más contundencia, más fuerza, más claridad.

Que me disculpen Claudia Ortiz y Juan Valiente que les haya escogido como ejemplos. El mensaje va a para todos que corren para diputados en tiempos que la oposición tiene que dejarse de pajas, tibiezas y ambivalencias. Va para las nuevas caras en Arena y el PDC, igual que en Vamos y Nuestro Tiempo. 

Saludos,



miércoles, 22 de julio de 2020

Carta a mis hijos: Tienen derecho a recuperar su vida normal y libre. De Paolo Luers


Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, jueves 23 julio 2020

Bichos:
A cada rato nos vienen a sermonear, en los medios y en redes sociales, que luego de la pandemia no se vale regresar a “la vieja normalidad” y que hay que cambiar nuestra forma de vivir y construir “una nueva normalidad”. Como si la vida que hemos llevado, nuestra normalidad, haya sido responsable del surgimiento de la pandemia. No me jodan.

No sé cuál habrá sido la normalidad dañina de estos predicadores. Si quieren abandonarla, que lo hagan. Discúlpenme si digo algo políticamente incorrecto, pero yo insisto en recuperar nuestra vida normal. No a la loca, no mañana, pero sí en cuanto la situación sanitaria lo permita. De esto estamos hablando: de la vida post epidemia. 

Insisto en que luego de tanto tiempo que nuestra vida ha estado restringida por la epidemia (y aquí también por el mal gobierno), podamos volver a reunirnos, aunque nuestra familia esté distribuida en varios países; a compartir cenas con nuestros amigos, pasear en los parques, gozar de la vida en la playa; a dedicarse cada uno plenamente a su trabajo, carrera o estudios, sin muletas como conferencias zoom o clases en línea; hacer fiestas, abrazarnos; olvidarnos de esta palabra inhumana del “distanciamiento social”…

¿Qué diablos tiene de malo esta normalidad? ¿Por qué es malo mi deseo de recuperarla y vivirla nueva y plenamente con ustedes y nuestros amigos? 

En última instancia es un asunto de libertad. Estoy de acuerdo que ante desastres como esta epidemia tenemos que aceptar las restricciones de nuestra libertad que sean necesarias para evitar la propagación del virus. Muchas de estas restricciones las asumimos los ciudadanos por nuestra propia iniciativa y responsabilidad, una vez que las autoridades estatales nos den todos los elementos de juicio para tomar las decisiones correctas. Y algunas restricciones las tendrá que decretar el poder legislativo y aplicar el gobierno.

Pero las restricciones a nuestra libertad y normalidad impuestas por el Estado tienen que limitarse a las estrictamente necesarias, basadas en criterios objetivos y científicos, nunca en el afán de consolidar control social. Y el objetivo tiene que ser restablecer la plena libertad de los ciudadanos en cuanto sea posible.

Plena libertad no solo incluye la libertad económica de empresarios y trabajadores, sino el derecho irrestricto de vivir como nos da la santa gana. Tenemos derecho a recuperar y volver a vivir plenamente cada uno la normalidad que nos place, sin remordimiento ninguno. Sin que nos metan miedo ni complejos de culpa…  

Para nosotros, en nuestra familia, de todos modos la normalidad nunca ha sido estática, sino sujeta a un proceso de cambio permanente, tanto colectivo-familiar como de cada uno. A ustedes les ha tocado crecer en un país en transformación, de la guerra a la paz, de la represión a una democracia en construcción permanente, y esto se refleja en su capacidad de reinventarse. Y así será luego de esta experiencia de la pandemia, del confinamiento, del miedo al contagio, de ver amigos y colegas enfermarse y luchar por su vida.

Algunos de ustedes viven en países donde ya están gradualmente regresando a la normalidad. Vi fotos de nuestro hijo escalando montañas en los Alpes, y de mi nieto saltando de alegría al volver a tomar posesión del parque de columpios a la vuelta de su casa en España. Son símbolos de libertad, de la recuperación de normalidad. 

Las lecciones que tenemos que sacar de la epidemia que estamos viviendo no ponen en duda nuestra vida como individuos libres, pero sí el diseño de nuestras instituciones. Hay que hacerlas menos autoritarias e impositivas y más dedicadas a fomentar la responsabilidad ciudadana. Hay que cambiar radicalmente las prioridades del gasto público, priorizando salud, protección civil, educación. En cuanto a la política, no hay que conformarse con la recuperación de la vieja normalidad, sino que hay que acelerar y profundizar las reformas necesarias. 

Ustedes, mis hijos, recuperen su normalidad y libertad, vívanlas en plenitud. No se dejen meter complejos de culpa por volver a gozar la vida.

Saludos, 





lunes, 20 de julio de 2020

Carta al presidente: Neles pasteles… De Paolo Luers

La primera reunión del gabinete de gobierno de Nayib Bukele

Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, martes 21 julio 2020


Ciudadano Nayib Bukele:

Así como usted tomó tan sorprendentemente la decisión de levantar el boicot gubernamental a la reactivación económica, así un día después tomó la decisión contraria:  ¡Neles pasteles! 

Ambas decisiones -que sí y que no- las tomó con la improvisación y arbitrariedad que caracterizan su estilo de gobernar. El problema de fondo: no hay plan, ni para la política sanitaria, ni para la económica; ni contra la propagación de la epidemia, ni contra la propagación del desempleo, la miseria y el hambre. Ni mucho menos hay un plan que integre los dos temas que están ligados inseparablemente.

Sin plan y sin líneas y criterios claros de acción, lo único que queda es la improvisación y la arbitrariedad. Usted dijo que tomó la decisión de recularse “después de escuchar las opiniones de expertos y sobre todo del Ministerio de Salud, ente rector de la salud”. Permítame que me ría: usted nunca ha reconocido a ningún ministerio como “ente rector” de sus políticas, y menos en el tema de Salud. Usted siempre ha asumido las decisiones, aunque no tiene el conocimiento necesario para tomarlas. Por esto el proyecto de un hospital temporal de emergencia en el Cifco de repente se convirtió, ante las miradas incrédulas de los expertos, en un hospital permanente, sin que haya sido diseñado para este propósito.

Y como siempre pasa en organizaciones verticales administradas por mentes autoritarias, los errores del jefe se reproducen en toda la pirámide de mando. Así que su ministro de Salud funciona igual: no busca a los expertos, ni dentro ni fuera del ministerio, antes de recomendarle decisiones a usted. Para buscar y apreciar las opiniones, críticas y propuestas de expertos, uno tiene que estar libre de complejos de inferioridad y capaz de discutir con ellos de tú en tú. Ni Francisco Alabí ni usted se sienten cómodos frente a científicos y profesionales comprobados. 

Entre los expertos (no solo aquí, sino a nivel internacional; no solo de epidemias, sino también de desarrollo económico y social) se están discutiendo diferentes estrategias para lidiar con la epidemia sin terminar de arruinar la economía, y para lidiar con la economía sin profundizar el desastre sanitario que ya tenemos. No hay recetas fáciles, pero sí hay consenso que hay que avanzar en ambos campos simultáneamente. Si un presidente no tiene la formación y capacidad para procesar todo esto y sacar conclusiones y planes concretos, entonces tiene la obligación de delegar esta tarea a un grupo de expertos que sí lo puede hacer. Lo que no puede hacer un presidente es simplemente desatender lo que no alcanza de entender, y sacar sus decisiones de la manga. Pero esto es lo que usted está haciendo. Y como usted se ha construido un gabinete que no es deliberante, sino definido como ejecutor de la voluntad presidencial (incluyendo sus caprichos), no hay quien le señale errores.

No me entienda mal: No estoy exigiendo que un presidente tenga la formación y los conocimientos necesarios para sacar del ámbito académico y profesional las conclusiones que lo lleven a planes y políticas correctas. Los presidentes no son seres suprahumanos. Lo que se está exigiendo a usted es que se apoye en instancias de expertos para analizar, proponer, monitorear las políticas que enfrentan la doble crisis (sanitaria y económica) que enfrenta el país. 

Le exigimos que deje de tomar decisiones arbitrarias e improvisadas, y que busque a quienes le puedan elaborar un plan integral y coherente. Si no puede con estas exigencias, no es apto para ejercer la presidencia.

Saludos,

Posdata: La conclusión que yo saco de todas las diferentes opiniones de los expertos es que tenemos que abrir la producción y el comercio ya, porque sólo así como país vamos a aprender a convivir con la epidemia. Las cuarentenas generales son muletas que no resuelven el problema.