viernes, 9 de marzo de 2012

Observador electoral: Cómo hacer valer mi voto


Demasiadas mentiras y demasiados malentendidos se han publicado diariamente sobre cómo votar. Incluso en artículos de este mismo diario. Entonces, antes de que votemos me tomo el derecho y el espacio para las aclaraciones necesarias.

Básicamente hay dos tipos de votantes: los fieles a su partido, su programa, su trayectoria, que siempre van a votar por este partido, no importando los candidatos específicos que postulan. Y los que apuestan a personas, sus cualidades y su trayectoria profesional, no importando mucho qué partido los postuló.

En ambos grupos hay matices. Muchos del primer grupo (voto duro) también dan importancia a los candidatos y sus características personales. Y muchos del segundo grupo (que vota por persona) también toman en cuenta, como un criterio entre otros igualmente importantes, la militancia política de un candidato. Es una cuestión de prioridades: en un sector, lo ideológico y partidario prevalece sobre las cualidades personales; y en el otro es al revés. También hay radicales que están convencidos que todos los candidatos de su partido, sólo por el hecho de ser militantes, automáticamente son mejores (“el partido nunca se equivoca”).

Son dos posturas diferentes, que implican diferentes formas de tomar una decisión y de votar. El año pasado la Sala de lo Constitucional declaró inconstitucional la legislación que sólo tomaba en cuenta la primera postura y obligó a todo el mundo a votar por bandera y por una lista, en la cual tenían preferencia los candidatos puestos por la dirección en los primeros puestos.

Hoy, por primera vez, tenemos dos opciones de votar, que corresponden a dos lógicas diferentes. Una lógica es: buscar entre el total de los candidatos propuestos por todos los partidos más los candidatos no partidarios, al candidato más idóneo. Al candidato que yo quiero que sea mi diputado. Una vez marcada la foto de este candidato, puedo decidir si dentro de la misma columna (del mismo partido) hay más candidatos que quiero que entren a la Asamblea. Entonces, marco también las fotos de ellos. Ojo: La ley no nos permite marcar a candidatos de diferentes partidos.

La otra lógica, la del ‘voto duro’, es: primero tomar la decisión: ¿Por cuál partido, ideología y bandera votar? Más bien, muchos tienen esta decisión ya tomada, algunos de por vida. Entonces, a la hora de votar buscan la columna de su partido, que tiene arriba la bandera y debajo de ella todos los candidatos de su partido, cada uno con su foto y nombre y (absurdamente) nuevamente la bandera del partido. En Morazán es una columna de tres fotos, en San Salvador de 24.

Ahora, el votante militante tiene varias opciones: puede marcar la foto de un candidato de su partido, si es que exista uno en particular a quien quiere apoyar; puede marcar a varios que le parecen buenos. También puede haber votantes militantes sin ninguna preferencia por ningún candidato, pero con uno o varios candidatos que quieren castigar: entonces pueden votar por todos los candidatos de su partido, sólo dejando afuera a quien le caiga mal. Es como votar en contra de alguien – y no es mala idea...

Y en caso que no tenga ninguna preferencia ni en favor ni en contra de nadie, el votante militante puede simplemente votar por la bandera. En todos los casos mencionados el votante apoya a su partido, pero en la última opción (marcando sólo la bandera) el votante simplemente no interfiere en la decisión de quienes de los candidatos de SU partido van a entrar a la Asamblea. Sólo influye en la decisión de cuántas diputaciones le tocan al partido, pero no en quienes las ocupan.

Aquí hay que hacer una aclaración importante: Votar por la bandera no significa dejar en manos del partido la decisión de quienes de los candidatos entran. No significa que entonces prevalece el orden establecido por el partido en la lista. Muchos piensan esto, y muchos (incluyendo en este mismo diario) han repetido este error), simplemente porque así siempre ha sido en el sistema anterior: Se marcaba la bandera y entraban los que el partido decidió poner en los primeros puestos.

¡Esto ya no funciona así! El orden de las planillas ya no tiene ninguna importancia. Si por ejemplo en San Salvador al FMLN le tocan 10 diputaciones, no van a entrar los primeros diez de la lista. Va a entrar los candidatos cuyas fotos han sido marcados por más votantes.

Es totalmente falso que el votante militante (el votante fiel, que quiere que entren los candidatos avalados por la Comisión Política), tiene que votar por bandera. Si un votante del Frente quiere que los miembros de su Comisión Política salgan electos, necesariamente tiene que votar por ellos personalmente, marcando sus fotos. Si sólo marca la bandera, simplemente deja esta decisión a los demás que votaron por fotos. Irónicamente dejaría esta decisión a los votantes más independientes que votan con criterio propio – y no necesariamente por los miembros de la Comisión Política...

Si usan su cerebro, todos van a terminar votando por personas. Unos fielmente marcando las fotos de los favoritos de la dirección partidaria, otros libremente escogiendo a sus propios favoritos.

El voto por la bandera no tiene ningún sentido.

No da ningún beneficio extra al partido. Porque para medir la fuerza del partido, se toman en cuenta todos los votos realizados en la columna de este partido, no importando si se ha marcado la bandera o al candidato. En este primer conteo un voto por bandera vale exactamente lo mismo que una marca sobre la casilla # 10 ó #1 ó #24. Todos cuentan como voto en favor del partido, y de este total depende al fin el número de diputaciones que tocan a cada partido.

En cambio, en el segundo conteo que definirá quiénes de los candidatos de cada partido salgan electos, solamente entran quienes han marcado una o varias fotos. Quien votó sólo por la bandera, no participa en este conteo.

Si quieres que tú voto realmente decida, tienes que votar por personas.
Y si quieres apoyar tu partido, da igual marcar a cualquier candidato de tu partido que marcar la bandera. De manera que no hay ninguna razón para voto por bandera, y mucha razón de votar por persona.
(El Diario de Hoy)