martes, 19 de junio de 2012

Carta al los ‘pone dedo’ de los dos partidos

Estimados amigos:
Es un poco inusual dirigirse al mismo tiempo a las cúpulas de ambos partidos opuestos. Pero como están haciendo exactamente lo mismo (y de la misma manera), puedo matar dos pajarotes de un tiro.


Ustedes se han arrogado el poder de escoger los candidatos que representarían a la derecha y la izquierda, respectivamente. De ustedes, grupos bien reducidos de poder, depende qué clase de presidente tendremos. A las militancias sólo le quedará ratificar a los ungidos, y a la ciudadanía sólo escoger entres los dos.

Ustedes tienen en sus pocas manos un poder que ya está siendo cuestionado incluso dentro de sus partidos, pero sobre todo en la sociedad. ¡Úsenlo con prudencia!, porque están siendo observados, mucho más que ustedes tienen conciencia.

Algunos dirán: ¿Y cuál es problema?. Que cada partido tome sus decisiones y se atenga a las consecuencias. El partido que escoge mal a su candidato, y de una forma que despierta más sospechas que confianza, pierde las elecciones del 2014. Punto. Correcto, así es, los errores se pagan. Si no, pregunten a los que pusieron de candidato a Schafik Handal o a los que pusieron a Rodrigo Ávila.

Pero, ¿qué pasa si todos ustedes (en ambos partidos) se equivocan e imponen dos candidatos equivocados? ¿Quién paga los platos rotos en este caso? El país. Porque si esto pasa (y ahora más bien parece que por ahí va el asunto), corremos el riesgo que entre dos candidatos no idóneos salga triunfante un tercero, uno realmente malo. Y que la molesta distorsión coyuntural de nuestro sistema política, que hasta ahora significan Gana y Tony Saca, se vuelva opción de poder.

¿A qué me refiero con candidato no idóneo? Candidatos escogidos de manera errónea, que más corresponden al interés de mantener el status quo de poder y de pureza ideológica dentro de sus respectivo partidos - y no a la necesidad del país de superar el populismo y el clientelismo.


El problema principal no es quién al fin será el candidato, sino querer entronizar al siguiente líder sin antes definir con claridad el proyecto político y el tipo de reformas a hacer. De esta manera les saldrá otro caudillo, pero no el estadista que puede volver a dar viabilidad económica e institucional al país. Y no será culpa del ungido, sino de ustedes que lo pusieron.

El FMLN tiene que decidirse si quiere ser partido de reforma o partido anti-sistema. ARENA tiene que decidirse si quiere ser partido de intereses particulares o partido popular, partido mercantilista o partido liberal. Y las figuras que no pongan de candidatos tienen que ser expresión manifiesta de estas decisiones.  Ambos partidos tienen ‘presidenciables’ para cada uno de estas opciones. Escúchenlos y decidan sobre sus propuestas, no sobre su grado de ‘pura sangre’, ni mucho menos sobre su grado de popularidad.

Hagan su trabajo, pero háganlo bien.

Saludos, Paolo Lüers
(Más!/EDH)