martes, 1 de mayo de 2012

Carta a la clase trabajadora

Estimados sindicalistas, trabajadores y empleados:

El 1 de mayo es una buena ocasión para reflexionar sobre el sindicalismo. Yo he sido sindicalista durante todo mi vida adulta en Alemania. Con mucho orgullo fui activista del sindicato más fuerte del mundo, el IG Metall, que aglutina a toda industria metalúrgica y electromecánica. Y siempre he luchado por la independencia de los sindicatos de los gobiernos y de los partidos que quieren manipularlos. Los sindicatos, o son autónomos, o no son sindicatos. Y siempre hemos luchado por sindicatos que estén al lado de quienes defiendan las instituciones democráticas - provengan los ataques de la izquierda o de la derecha...

Muchos de ustedes van a aprovechar las marchas de hoy para protestar contra las recientes decisiones tomadas por los partidos del gobierno en la Asamblea, que ponen en peligro la independencia del poder judicial. Y contra el intento de estos diputados de aumentarse el sueldo cuando a los sindicatos dicen que el estado no tiene dinero para cumplir sus compromisos legales con los maestros.

Lamentablemente hay sindicatos que, en vez de protestar contra estos abusos, se dejan manipular por la dirección del FMLN y se prestan como fuerza de choque para insultar, agredir y desalojar a los jóvenes que fueron al Palo de Hule frente a la Asamblea Legislativas para manifestar su desacuerdo. Y luego salió Medardo González, máximo dirigente del FMLN, para agradecerles el servicio prestado al partido...


Para los que no estuvieron ahí, les transcribo el diálogo entre un joven manifestante y un sindicalista:

Sindicalista con bandera del STISS gritando: “¡Fuera los burgueses de ANEP!”
Joven: “¿Vos sabés porqué estamos nosotros aquí?”
Sindicalista: “Porque los mandó la ANEP...”
Joven: “No, papito. Estamos protestando porque los diputados se recetaron un aumento mensual de 820 dólares. ¿Sabías esto?”
Sindicalista: “No.”
Joven: “Pues, deberías saberlo. ¿Y cuánto ganás vos al mes? ¿Vos ganás 820 dólares?”
Sindicalista: “Ni loco, ni la mitad.”
Joven: “Y entonces, ¿por qué putas estás defendiendo a unos diputados corruptos que ganan 4 mil y todavía quieren ganar 820 más?”
Sindicalista: “Me estás confundiendo en la cabeza, hujueputa, te mandaron los areneros para confundirme. ¡Fuera los de ANEP! ¡Nosotros somos el pueblo! El pueblo unido....”

Espero que ustedes, este 1 de mayo, demuestren la otra cara del sindicalismo salvadoreño: su independencia del gobierno y del partido oficial; y la defensa combativa de la democracia.

Paolo Lüers
(Más!/EDH)