viernes, 6 de mayo de 2011

La gasolina y la superstición del mercado

Durante algún tiempo he estado a la expectativa de encontrar un ejemplo sencillo que me ayudara a entender el fenómeno de la gasolina y lo que yo creo es una superstición; el hecho que el mercado, a través de la competencia, pueda hacer que bajen los precios. Hoy he encontrado este ejemplo en los “food court” del aeropuerto, he tenido que pagar tres dólares por un envase de Coca Cola que me costaría US$0.60 en un supermercado, y siete dólares por una hamburguesa cuando el combo (hamburguesa, papas fritas y bebida) de la misma marca afuera del aeropuerto me costaría cinco dólares.

Cuando me estaba atragantando con la hamburguesa; no por la rapidez con que me la comía por el hambre que tenía sino por la indignación de haber pagado lo que pague, caí en la cuenta que tanto dentro como fuera del aeropuerto existe un esquema de precios libres que es lo que ha permitido que las tiendas puedan vender la gaseosa a US$3.00. Así, comprendí el porqué del esfuerzo del MINEC en pensar y repensar la mentada fórmula de la gasolina para dar precios de referencia cuando tenemos un esquema de precios libres, la razón es que en la práctica, el precio de referencia funciona como un techo al precio de la gasolina, porque al igual que en el caso de los “food court” del aeropuerto, marca la pauta de cuanto subirle al galón de gasolina cada semana.

Después de mi experiencia en el aeropuerto valoro el esfuerzo pírrico del MINEC ya que no es lo mismo que las gasolineras le suban esta semana cincuenta centavos de dólar por galón cuando la nueva fórmula o la vieja dice que hay que subirle siete o diez centavos por galón –dependiendo de la fórmula usada- pero este esfuerzo no es suficiente, además es claro que dar un precio de referencia no hace que paguemos menos por la gasolina.

Aquí hay un juego de palabras que debe ser explicado, ya que los funcionarios del MINEC en honor de hacer valer su trabajo nos dirán; que efectivamente la formula hace que paguemos menos porque podríamos pagar mas, ya que como en el caso de la gaseosa, si existiera un precio de referencia dentro del aeropuerto yo hubiese pagado por ejemplo un dólar y no los tres que pague, como ven; siempre se puede pagar más por un producto, tanto como el mercado lo permita.

Ciertamente, los precios de los combustibles no bajarán por sí solos; el mercado no lo permite, incluso no bajan cuando hay una reducción en el precio del barril de petróleo en el mercado internacional, entonces, ¿qué hacer? Los economistas nos dirán que es la competencia la que hará que los precios bajen ya que según ellos las gasolineras podrán bajar sus precios por debajo del de referencia por la competencia de libre mercado, esto es una valoración excesiva respecto al libre mercado, es decir, una superstición.

Y me quedó mas claro en el aeropuerto, como he dicho opera un sistema de precios libres con diferentes tiendas que venden distintas marcas de bebidas gaseosas, pues en el momento que quería y después necesitaba tomar algo helado y reconfortante para mi larga espera, fui a la primera tienda y veo el rótulo US$3.00, ¡°”%*#^! (como buen salvadoreño intuya mis palabras), entonces digo; pues nada, voy a otra, quizá por estar mas cerca de la entrada tratan de timar a algún tonto, sigo caminando y para mi sorpresa nueva tienda con la bebida a US$3.00, vaya m…, pues nada, me digo a mi mismo la que este mas lejos debe de tener la bebida mas barata porque nadie querrá caminar tanto y la manera de atraer a un cliente es por el precio, que me voy con mi maleta y que creen, US$3.00, bueno pues no tomemos Coca Cola me digo, tomemos Pepsi Cola y que creen, US$3.00. ¡°”%*#^!

Mi deseo era mayor que el uso de mi razón y que compro la gaseosa, así que mientras devoraba mi comida chatarra y pensaba en la gasolina me daba cuenta que eso de la libre competencia era una vil mentira, todas las tiendas en el aeropuerto daban la gaseosa al mismo precio, no puedo afirmar que se habían puesto de acuerdo pero demasiada coincidencia no me da mucho margen para pensar otra posibilidad. Será que sucede lo mismo con las gasolineras, que por alguna razón misteriosa sin hablarse unas a otras ponen los mismos precios cada semana, habrá gente que dirá que los precios no son exactamente iguales que hay alguna diferencia entre una y otra, a lo que en rigor debo decir que: sí, hay diferencia de a centavo, literalmente de a centavo.

Una gasolinera vende a US$3,99 y la de tres cuadras mas abajo la vende a US$4,00; no es lo mismo pero para mí como para muchos consumidores es igual. Los que no dan su brazo a torcer en el tema dirán que no sólo el precio importa, hay que pensar en la calidad del producto, esto es, por ejemplo; el rendimiento. He probado todas las marcas y mi carro con cada una hace 40 kilómetros por galón, incluso tiene el mismo rendimiento si ocupo gasolina regular o súper.

En conclusión, el mercado es un mal regulador de los precios, es muy bueno para hacer subir los precios, tanto como los agentes económicos se lo permitan y toleren, es perfectamente capaz de poner en sintonía a las gasolineras, ya que les es mas rentable estar juntas ante los compradores que irse a una guerra de disminución de precios por hacerse de un buena parte del mercado. Por tanto, es hora que la superintendencia de competencia salga a la luz, para garantizar la competencia, tal y como rezan sus objetivos en pro de la eficiencia económica y el beneficio al consumidor.