martes, 16 de junio de 2009

Carta a un policía


Estimado amigo:


Durante el conflicto, fuiste oficial. Combatiste a la guerrilla. Cuando terminó la guerra, te apuntaste para la nueva policía civil. En la Academia te encontraste con ex-guerrilleros y ex-soldados. De algunos ex-guerrilleros te hiciste amigo. Porque tenían el mismo ideal que vos: Construir una policía al servicio de todos. Con otros no, porque nunca dejaron de verte como enemigo, con desconfianza...

De algunos policías ex-soldados te hiciste amigo, porque al igual que vos entendieron que sólo entre todos podían construir una policía nueva. Con otros no, porque te empezaron a ver como traidor, porque te acercaste mucho a algunos ex-guerrilleros.

Tu carrera en la PNC fue exitosa, a pesar de las trabas por parte de algunos incorregibles de derecha e izquierda que se quedaron trabados en el pasado. Afortunadamente, nunca eran mayoría, nunca lograron dominar la nueva policía. Pesaban más los que habían aprendido del pasado.

Te tocaron directores que fomentaron la unidad, y otros que fomentaron la división. Pero la policía nunca se dejó dividir.

Ahora, con ‘el cambio’, te apartaron. Te quitaron el mando. Promovieron a cargos de poder a oficiales cercanos al nuevo partido de gobierno.

Quieren que renunciés. ¡No les hagás el favor! Hazle huevo, la policía te va a necesitar cuando le pase esta calentura partidaria y vuelva a sus orígenes que tanto han costado: un cuerpo profesional sin amarres a partidos e ideológicas.

Te saluda Paolo Lüers

(Publicado en Más!)