viernes, 13 de marzo de 2009

SEXTA COLUMNA: LA ACTITUD ANTAGÓNICA Y LA CONFRONTACIÓN DE LA ANEP.

La discusión no es nueva; sin embargo, en este país existe la tendencia maniquea de verlo todo en términos extremos, es decir, dividir y ubicar las cosas, personas y entidades entre buenas y malas, blanco o negro, amigo o enemigo, y así por el estilo. Esta forma de ver y acomodar la realidad deviene de una posición de dominio y prepotencia, conforme la cual todo aquello que no coincide exactamente con una forma particular de apreciar el carácter o el contenido de las cosas, le es adverso, contrario, o antagónico, al punto del desacuerdo total.

En El Salvador existen muchos gremios de trabajadores, estudiantes, técnicos, profesionales y empresarios, en los que se agrupan las personas que se identifican por medio de determinados intereses y determinadas cualidades o características distintivas. Así tenemos el gremio de enfermeras, varios gremios de transportistas, gremios de estudiantes universitarios, gremios de obreros de la construcción, de abogados, periodistas, médicos, administradores, economistas y por supuesto, de empresarios. La Asociación Nacional de la Empresa Privada de El Salvador, es el gremio que aglutina a un significativo número de empresarias y empresarios, dentro de la cual se encuentran otros gremios específicos de industriales, comerciantes, agricultores, banqueros, etc.

Según la Real Academia Española de la Lengua, el gremio se define como un “conjunto de personas que tienen un mismo ejercicio, profesión o estado social”. Nótese que estoy usando el término gremio y no gremial, pues aquél es el sustantivo y éste el adjetivo relativo al nombre, comúnmente utilizado en varios medios de comunicación por personas que dicen: la gremial y que, además, utilizan palabrejas como aperturar o direccionar, no registradas en el más importante diccionario de nuestro idioma.

Pues bien, desde el punto de vista formal, los agremiados se integran en asociaciones, cámaras, sociedades, sindicatos, federaciones, colegios, todos ellos de naturaleza civil, es decir, no mercantil, pues responden a intereses generados por ejercer determinadas profesiones u oficios. Otro detalle más, las y los agremiados son ciudadanas o ciudadanos, y en esa condición tienen la libertad individual de optar por determinada religión, vincularse a cualquiera iglesia específica o tener definida preferencia política. En tal sentido, no estamos hablando de sectas o agrupaciones fanáticas. De ahí que en cualquier gremio salvadoreño podría haber judíos, cristianos, o musulmanes; cabalísticos, católicos, protestantes, sunnitas o chiitas, liberales, socialdemócratas, socialcristianos e incluso, comunistas y fascistas. No se trata entonces de uniformar totalmente a todo el que pertenece a algún gremio y por esta razón, ningún gremio debería actuar como un para partido político o como una extensión de determinado partido político.

No obstante lo anterior, en la edición impresa del matutino La Prensa Gráfica del pasado sábado 7 de marzo, página 8 se dice y cito textualmente:” Si un futuro gobierno comienza a implementar medidas en contra de la empresa privada, en contra de las libertades; en esa medida nuestro actuar se puede volver bastante antagónico con el gobierno y tendremos que entrar en una confrontación” advirtió el actual presidente de la gremial, Federico Colorado. Fin de la cita.

Esa declaración puede dar origen a muchas preguntas; por ejemplo, en el futuro gobierno de qué partido estará pensando el Presidente de ANEP; a cuáles medidas en contra de la empresa privada y de las libertades se referirá; cómo se debería entender eso de actuar antagónico y de entrar en una confrontación; y una última, a quiénes y a cuántos empresarios pequeños, medianos y grandes representará el Sr. Colorado al manifestarse de esa manera.

Debe precisarse que, aunque la andanada de señalamientos de empresarios afines al partido oficial y en contra del partido de oposición continúa día a día, la frase citada se expresó en una rueda de prensa que contó con la presencia de varios ex presidentes de ANEP, así como de por lo menos un importante dirigente del partido ARENA, y que el origen de esa advertencia proviene de las afirmaciones del candidato y del partido opositor de combatir la evasión y la elusión de impuestos, así como el contrabando, que implica defraudación al fisco, es decir, al Estado como ente recaudador y distribuidor de fondos públicos, lo que equivale en cierta forma a que nos roben a todos los salvadoreños.

Entonces convendría reflexionar que quizá el Presidente de ANEP no se esté pronunciando a favor de tener libertad para evadir y eludir impuestos, así como para introducir artículos de contrabando a nuestro país; que no esté considerando que combatir la defraudación fiscal sea una medida en contra de la empresa privada, y que por ello se verá obligado a antagonizar y a confrontar con un futuro gobierno que trate de subsanar tales anomalías.

Lo cierto es que no hay país capitalista desarrollado, ya se trate de Japón, Suecia, Alemania o Francia, que no cuente con una estructura tributaria muy diferente a la de El Salvador, que es regresiva; y que no cuente con controles efectivos para neutralizar la defraudación fiscal. Así como están las cosas, a estos señores les convendría darle una revisadita a una obra escrita por André Gunder-Frank hace varias décadas, en la que se analiza el trasfondo del lumpen desarrollo predominante en países de América Latina como el nuestro.