miércoles, 18 de marzo de 2009

Discurso postelectoral de Rodrigo Ávila,

Hermanos y hermanas, areneros todos, en primer lugar, y aquí acompañado de nuestro presidente de la república, de nuestra vicepresidenta, de nuestros, de nuestros presidentes Cristiani, Calderón Sol, Flores, de nuestro Coena, de nuestro alcalde electo, doctor Quijano, de nuestros diputados, diputadas, alcaldes, alcaldesas, estimados directores de sectores, directores municipales, directores departamentales, y en fin, toda la familia arenera, que aquí estamos, porque eso somos, una familia, y por supuesto, de mi querida esposa y de mis hijas, quisiera a todos ustedes, hermanos y hermanas, antes que nada, agradecerles por este gran esfuerzo.

Hemos hecho, verdaderamente, un gran trabajo, un gran trabajo que se ha motivado por esa vocación democrática, por esa vocación institucional, por esa vocación que siempre ha defendido la libertad.

Y yo quiero darle las gracias al Señor por habernos permitido trabajar juntos. Cuando dije que nosotros íbamos a aceptar cualquier resultado que se diera, lo dijimos en serio, lo dijimos en serio porque siempre nos ha movido esa profunda vocación democrática, esa profunda fe en que Dios tiene un propósito para todos.

Hermanos y hermanas, durante este año hemos trabajado arduamente, hemos trabajado arduamente por ofrecerle al país, hemos trabajado arduamente por ofrecerle al país, por ofrecerle al país seguir luchando por esas libertades y por la libertad, por la paz y el progreso.

Hermanos y hermanas, hermanos y hermanas, una gran satisfacción tenemos todos los areneros, primero, que hicimos el mejor esfuerzo; segundo, que en el proceso de ese gran esfuerzo, que ha durado más de un año, no solamente hemos propuesto sino que hemos ayudado a miles de personas.

Hemos trabajado con las comunidades, hemos desarrollado un esfuerzo en el que hemos atendido las necesidades, hemos escuchado a los salvadoreños.

Uno de los aspectos que en una democracia tenemos que reconocer todos es que a veces se logra el objetivo y a veces no, sin embargo, sin embargo, hay una cosa importante que destacar este día, ha sido más de un millón de salvadoreños y salvadoreñas que nos han dado su voto de confianza.

Y precisamente, hermanos y hermanas, hoy, en este momento, es cuando los areneros, los areneros de todos los tiempos, los areneros de todas las épocas, los areneros de todos los rincones del país hemos dado un ejemplo de lo que es, justamente, aceptar la voluntad del pueblo, pese a que ha sido, como digo, una elección muy reñida, muy ajustada, y eso denota ese espíritu democrático, denota ese respeto por la libertad, esa fortaleza institucional que nuestro partido ha venido adquiriendo.

Yo quiero, hermanos, agradecerles a todos ustedes, agradecerles a los hermanos areneros, los hermanos de los partidos que también se unieron a esta gesta democrática, que se han fajado durante todo este tiempo, que se han fajado durante este día, algunos que todavía están allá en los municipios contando algunas actas que no han llegado, la mayoría ya llegaron, quiero agradecerles a todos y cada uno de ustedes y quiero patentizar que nuestro partido es un partido fuerte, un partido unido, y en estos momentos es cuando más nos tenemos que unir.

Aquí tenemos, hermanos y hermanas, aquí tenemos esa figura de bronce de nuestro máximo líder, que dio el ejemplo, que dio el ejemplo de ese espíritu democrático, en momentos también difíciles y duros.

Hoy me toca a mí, como presidente y candidato del partido, replicar ese ejemplo de una manera estoica, respetuosa, democrática, transparente, responsable y madura.

Hermanos, nuestro partido ya ha estado en el pasado en la oposición, hemos sido y seremos una oposición constructiva, una oposición vigilante, una oposición vigilante de que en nuestro país no se pierda el sistema de libertades.

Hermanos, ese, esa es una gran misión que nos queda, seguir cumpliendo. Yo quiero expresar que en la democracia y en este esfuerzo en, que pusimos, y lo dijimos siempre, con sinceridad, pusimos este esfuerzo en manos del Señor, le pedimos al Señor que nos diera fortaleza, y con esa misma fortaleza que nos dio para desarrollar esta campaña, sentimos hoy esa fortaleza del Señor para seguir adelante como partido
y como buenos salvadoreños.

A Dios, a Dios le pedimos sabiduría, y yo quiero a Mauricio Funes, del FMLN, reconocerle, reconocerle que en esta lucha cerrada el margen de diferencia le ha dado la ventaja, y le pido a Dios, le pedí a Dios que así como le diera sabiduría al pueblo salvadoreño, se la dé a él también y a su partido, que se la dé a él y a su partido porque nosotros los areneros, todos los que estamos aquí, no estamos porque hemos buscado fama ni gloria, no hemos buscado riquezas ni poder para nosotros mismos porque reconocemos que los partidos no son un fin en sí mismos, sino que un mecanismo para llevarle el bienestar al pueblo y para generar y mantener la democracia.

Por eso, así como le pedí a Dios sabiduría para todos nosotros y para el pueblo, le pido que le dé sabiduría, que le dé entendimiento, que le dé entendimiento, y por supuesto, que también le haga reconocer que seremos una oposición vigilante y garante de que se respeten las libertades de nuestro pueblo salvadoreño.

Para finalizar, para finalizar, hermanos y hermanas, quiero decirles que estos son los vaivenes de la democracia de la política.

Quiero reconocer de una manera especial a mi compañero de fórmula, al ingeniero Arturo Zablah, que se ha fajado y que ha abonado, y que ha abonado para que nuestro partido, en este tiempo histórico, en este momento crucial, se vea también fortalecido por la incorporación de distintos sectores ciudadanos que hoy, ciertamente, hemos enfrentado la elección más dura.

El pueblo sabe que esta elección no se ha definido por grandes números, tenemos, los salvadoreños, que reconocer que al final de cuentas la mitad de la población ha cotado por una opción y la otra mitad nos ha dado el apoyo.

Y eso nos obliga aún más, hermanos y hermanas, para que unidos, unidos nosotros como partido, unidos nosotros con sectores ciudadanos como el que Arturo representa, unidos, unidos nosotros, los areneros, con los partidos que tienen una vocación democrática y que de una manera especial nos respaldaron dándonos su apoyo, como el PCN, como el PDC, como el FDR, sigamos trabajando en esa gran misión que nos toca seguir, la misión de unir a esas dos mitades del pueblo salvadoreño, para que verdaderamente nos veamos, nos sintamos como lo que realmente somos, hermanos salvadoreños, hermanos hijos de Dios, y que logremos juntos, todos y cada uno de los salvadoreños, en esa sinergia y en ese esfuerzo, construir un país más justo.

Hermanos y hermanas, el legado, el legado de ARENA es impermutable, el legado de ARENA está aquí en nuestro país, se mira, se siente. Y ese legado, ese legado precisamente es el que ha permitido que hoy, después de cuatro presidencias exitosas de ARENA, a través de esa vocación democrática, esa institucionalidad de nuestro partido, hoy El Salvador tenga un gobierno distinto, distinto, pero como digo, al que le estaremos exigiendo y pidiendo que no se aparte jamás de esa vocación democrática, de esa vocación en la que todos los salvadoreños queremos seguir manteniéndonos como un país libre, un país soberano.

Y por eso mismo, hermanos, hoy los salvadoreños y los areneros, y los hermanos que se nos han unido, tenemos que seguir con esa gran misión de trabajar para unir a El Salvador.

Que Dios los bendiga y presente por la patria.

(Discurso pronunciado en la noche del 15 de marzo 2009, en la sede del partido ARENA)