lunes, 17 de abril de 2023

Carta a Lula: ¿A qué está jugando? De Paolo Luers

 

"Según el veterano politólogo chileno Fernando Mires, el antiamericanismo es “la enfermedad senil de la izquierda” – en alusión a Lenin, quien dijo que el radicalismo extremo era “la enfermedad infantil de la izquierda. Es cierto. Pero en nuestro caso -de usted y muchos otros presidentes, y sobre todo en el caso de Nayib Bukele- no es un problema ideológico. Es un problema de oportunismo."

El audio: Lula.mp3

Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, martes 18 abril 2023

Ciudadano presidente:


Usted fue electo nuevamente presidente, porque los brasileños tenían miedo de las ambiciones autoritarias de Bolsonaro, no para meter a Brasil en una alianza de dictaduras, que quieren construir un ‘nuevo orden mundial’ a la medida de sus aspiraciones geopolíticas. 


Cuando Rusia entra en el segunda año de su invasión a Ucrania y cuando la República Popular de China amenaza a la otra China, Taiwán, con maniobras militares, que tienen rodeada esta isla con toda la fuerza naval y aérea – precisamente en ese momento usted se fue a China a ofrecer a Brasil como parte de la alianza, que recién fue ratificada entre Putin y Xi – y donde por supuesto Brasil, el país más grande de América Latina, es más que bienvenido. Una alianza a nombre del ‘antiimperialismo’, dirigida por los nuevos poderes imperialistas...


Aunque tal vez no le guste a Estados Unidos, Brasil y cualquier otro país emergente tienen todo el derecho de fortalecer sus relaciones comerciales y tecnológicas con una potencia económica como China. Ya China es el socio comercial más grande de Brasil. Pero para fortalecer esta relación no es necesario -y ciertamente no es justificado- que una de las grandes democracias de América Latina apoye las políticas guerreristas de China y Rusia. 


Rusia-Brasil-China


Hablar con entusiasmo, como usted lo hizo en China, del ‘nuevo orden mundial’ económico y político (y obviamente también militar), que se busca construir bajo la dirección de dictadores como Xi y Putin, puede ser clasificado como ingenuo, si no se tratara de un viejo zorro político como usted, que de ingenuo no tiene ni un pelo. Pero si nos es ingenuo, es malvado y tiene intenciones siniestras. Como, por ejemplo, perpetuar su poder en Brasil a costa de una nueva dependencia, ahora de otros imperios. Y nuevamente, todo esto a nombre del ‘antiimperialismo’, quiere decir del antiamericanismo...


A diferencia de la nueva generación de líderes de izquierda, como el presidente Boric de Chile y el presidente Petro de Colombia, usted no ha condenado las dictaduras establecidas en Cuba, Nicaragua y Venezuela. A diferencia de Boric y Petro, usted no ha condenado que Rusia ha violado el derecho internacional con su guerra de conquista de Ucrania. 


Usted, igual que su nuevo amigo Xi, ha exigido que Estados Unidos y Europa cesen el abastecimiento de armas que necesita Ucrania para defenderse. Usted, igual que su amigo Xi, aboga por una paz que exige a Ucrania aceptar que Rusia le robe una tercera parte de su territorio. En América Latina, usted se ha hecho vocero de esta tendencia oportunista, que lamentablemente está compartido por otros gobiernos de la región, de México, pasando por El Salvador, hasta Bolivia y Argentina. En el caso de El Salvador, el presidente Bukele no ha a sido recibido con honores en China ni en Moscú por una sola razón: No tiene la importancia que tiene usted.


Lo que los une a todos es la consigna: “Todo aquel que se oponga a las políticas del ‘imperialismo norteamericano’ es nuestro amigo”. No importa que estos nuevos amigos sean islamistas como en Irán, o dictadores como en Rusia. Según el veterano politólogo chileno Fernando Mires, que tiene décadas de ser catedrático en Alemania, esta es “la enfermedad senil de la izquierda” – en alusión a Lenin, quien dijo que el radicalismo extremo era “la enfermedad infantil de la izquierda.”


Es cierto. Pero en nuestro caso -de usted y muchos otros presidentes, y sobre todo en el caso de Nayib Bukele- no es un problema ideológico. Es un problema de oportunismo. 


América Latina no tendrá un futuro de desarrollo, justicia y verdadera independencia mientras no elija a líderes que no caigan en la trampa de alianzas supuestamente antiimperialistas.

Saludos,