miércoles, 6 de julio de 2022

Carta al gobierno: Estado de excepción, estado de emergencia – una doble licencia para gastar y robar. De Paolo Luees

 No sabemos adónde han ido los fondos aprobados para 2020-2022. No sabemos cuánto todavía queda y adónde irá. No lo sabemos, porque también están suspendidos todos los mecanismos de transparencia...


Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, jueves 7 julio 2022

 

Vaya, ahora somos un país en estado de excepción y al mismo tiempo en estado de emergencia. Uno, por una supuesta crisis de seguridad; el otro, por lluvias. ¿Qué tienen en común los dos decretos? Ambos permiten al gobierno gastar, comprar, contratar libremente, sin tener que aplicar la reglas de la LACAP, que regula las adquisiciones, contrataciones y licitaciones del Estado. Y ambos permiten al gobierno hacer transferencias de fondos entre diferentes carteras, sin el aval de la Asamblea, y sin conocimiento público.

 

Recordatorio: Lo último -lo de las transferencias presupuestarias- fue el mecanismo que inventó Tony Saca para robar cientos de millones al Estado. Luego, la Sala cerró este hueco enorme, por donde se sacó dinero público. Ahora, por la puerta trasera de interminables estados de excepción y/o emergencia vuelven a abrirse.

 

Veamos si es cierto que el gobierno, para enfrentar esta crisis, necesita más dinero. El colega Edwin Segura, mucho más buso en el manejo de cifras que yo, publicó la siguiente sumatoria:

 

Fondo de Protección Civil, Prevención y Mitigación de Desastres (FOPROMID): 

2020:               $661.3 millones 

2021:               $340.7 millones 

2022:               $ 44.1 millones 

Total:               $1,046.1 millones 

 

Luego, solo para covid-19: 

2020:               $191.7 millones 

2021:               $0.95 millones 

2022:               $33.5 millones 

Total:               $226.2 millones

 

Total general: $1,272.3 millones

 

Sumemos a esto el préstamo de $400 millones ratificado el 19 de abril 2022 por la Asamblea, que se distribuyó en dos rubros: $100 millones para salud pública, para enfrentar el covid-19, y $300 millones para atender emergencias que podrían provocarse por fenómenos naturales.

 

Entonces, llegamos los siguientes totales:

Protección civil y emergencias naturales:     $1,346.1 millones

Atención a covid-19:                                     $326.3 millones

Suma total:                                                    $1,672.2 millones

 

Nunca Protección Civil ha tenido tanto dinero. Y nunca Protección Civil ha jugado un papel tan secundario que en este gobierno. Trato de imaginarme las obras de mitigación y prevención que Jorge Meléndez (mi querido comandante “Jonás”) hubiera hecho con este tipo de presupuesto. Porque cuando él era jefe de Protección Civil, esta organización -y él mismo- asumieron el liderazgo, la iniciativa y la coordinación de las medidas a tomar.

 

Hoy vemos a los personajes del gabinete corriendo para tomarse fotos en los sitios de los desastres, poniendo cara de afligidos y exhibiendo ropa outdoor. ¿Pero quién asume, quién resuelve – y quién tiene la competencia para mandar? ¿El ministro de Defensa, siempre presente donde hay cámaras? ¿La “colocha” Carolina Recinos, que nadie sabe cuál es su rol en el gobierno, pero siempre está en la foto? ¿El alcalde Mario Durán, buscando a quien abrazar? ¿El del MOP, que ya está rebasado con los retos técnicos y ciertamente con tareas de liderazgo? ¿La ministra de Vivienda, que siempre pone cara seria, pero nunca habla, aunque uno de los problemas críticos es la vulnerabilidad de la vivienda?


 

No sabemos a dónde han ido los fondos arriba enumerados. No sabemos cuánto todavía queda y adónde irá. No lo sabemos porque también están suspendidos todos los mecanismos de transparencia, acceso a la información pública y rendición de cuentas. Toda la información vital es reservada.

 

Así que, todo indica que estamos frente al robo al Estado más grande de nuestra historia. Tony Saca y Mauricio Funes se quedarán como principiantes.

 

Ustedes piensan que son intocables, porque todo está avalado por el todopoderoso. No hablo de Dios, sino del presidente. Pero esta inmunidad es transitoria.

 

Atentamente,