lunes, 4 de noviembre de 2019

Pan para hoy. de Cristina López



Publicado en EL DIARIO DE HOY, 4 noviembre 2019


Hay un dicho común que se usa normalmente con el fin de describir situaciones en las que se sobre-estiman los beneficios del corto plazo por encima de los costos de largo plazo, y es el de: “pan para hoy y hambre para mañana”. Y aplica perfectamente para el reciente anuncio de la administración del presidente Bukele en conjunto con el gobierno estadounidense de que los inmigrantes salvadoreños que cuentan actualmente con la protección del TPS que les permite residir y trabajar en Estados Unidos de manera temporal, pueden seguir gozando de esa protección por más o menos un año más.
Por lo menos hubo transparencia en el reconocimiento que este respiro para la angustia e incertidumbre que acechaba a los salvadoreños bajo el TPS es producto de un “quid pro quo” con la administración gringa más anti-inmigrante que ha tenido los Estados Unidos en las últimas décadas. Estamos claros que la paz mental del presente tiene como precio la angustia del futuro, puesto que la administración de Trump continúa fija en su decisión de ponerle fin al programa del todo, sin intención alguna en establecer avenidas para convertir la protección temporal en residencia permanente.
Parte del canje fue el compromiso adquirido de apoyar la política anti-inmigrante de Trump, no sólo recibiendo a aquellos individuos en búsqueda de asilo que el gobierno de Estados Unidos se niega a acomodar, sino también ejecutando las tácticas de la temida fuerza fronteriza de la agencia federal para la protección de fronteras y aduanas, mejor conocida por sus siglas ICE. Los métodos y operaciones de ICE han sido criticados por violar los derechos humanos de inmigrantes detenidos, irrespetar los principios básicos del debido proceso, y abusar del uso de la fuerza en múltiples ocasiones. Se les critica sobre todo por hacer uso indiscriminado de la deportación, sobre todo cuando la dirigen en contra de inmigrantes sin récord alguno de criminalidad y con más apego al territorio estadounidense que a sus tierras de origen. Cabe preguntarse hasta qué punto aliarse con el gobierno de Trump para proteger a Estados Unidos de la inmigración indocumentada implicará hacer uso de la fuerza en contra de los propios compatriotas, el equivalente al pastor recibiendo entrenamiento por parte del lobo.
Y a pesar de todos los “peros” que pueden presentarse como críticas al altísimo precio que quizás muchos pagarán en el largo plazo por este respiro en el presente para unos pocos, el respiro es real. Beneficia de manera inmediata las vidas de salvadoreños trabajadores que hasta ahora, debido a la probada incompetencia de la administración de Sánchez Cerén y su aparente incapacidad de abogar por los nuestros en el plano internacional, solo habían contado con el apoyo de organizaciones sin fines de lucro. Este pan para hoy bien podrá ser hambre para mañana… pero no deja de ser pan en un momento crítico.
Ojalá exista una estrategia detrás de esta negociación desequilibrada que busque avenidas legales hacia la residencia permanente en los Estados Unidos para los compatriotas que se la han ganado a base de trabajo duro y contribuciones sociales a las comunidades de las que ya son parte en Estados Unidos. Ojalá que detrás del corto placismo, exista un compromiso serio de usar este respiro temporal para crear las condiciones en el país que dejen de obligar al desplazamiento y a la migración a tantos salvadoreños. Ojalá que el sentimiento anti-inmigrante que domina en Estados Unidos sea solamente producto de las fiebres políticas del presente. Por el momento, solo queda tener fe y usar este año de respiro para luchar por más.
 @crislopezg