jueves, 7 de diciembre de 2017

Carta a los que lloran sobre el tráfico: Metimos la pata hace 15 años

A los motoristas encachimbados:
Todos nos enfurecemos todos los días en el caos vial. Es invivible para los que andamos en carro y los que dependen de buses.

Echamos la culpa al gobierno – al pobre Gerson. Lo responsabilizan del SITRAMSS, que hizo todo aun peor – y tienen razón. Le reclaman que los túneles y desniveles no resuelven nada – y tienen razón.

Pero esto se sabía. Todos los estudios del desarrollo del área metropolitana nos dijeron: No hay manera de resolver el problema del tráfico adentro del área urbano, hay que sacar el tráfico para afuera. Entonces, el gobierno de Flores adoptó el proyecto anillo periférico. El Chele Quirós, ministro del MOP, dijo: “De no ejecutarse el anillo en los próximos años, ya no se podrá circular en vehículo en la capital, debido al incremento del parque vehicular.”

Pero nunca se hizo, y cuando se hizo algo, quedó a medias. El FMLN movilizó a sus bases contra este plan. Los ecologistas también, no tomando en cuenta que el costo medioambiental del proyecto no era nada en comparación al costo de no hacerlo y vivir con el caos que tenemos ahora. El gobierno Flores comenzó una fase, la parte entre Soyapango y Apopa, pero Tony Saca abandonó el proyecto y decidió solo hacer un tramo más: la Diego de Holguín. Los gobiernos del FMLN nunca revivieron el proyecto y apostaron a los pasos a desnivel.

Pero un anillo no funciona si no es completo. Faltan las partes más importantes: en el Norponiente la autopista que, bordeando el volcán, conecta Apopa con la Diego de Holguín; en el Oeste la autopista que conectaría la Carretera de Oro con la de Comalapa; y en el Sur la que conectaría la de Comalapa con la Diego Holguín. El resultado lo vivimos y sufrimos todos los días.

Mientras no se complete el anillo, podremos construir 20 pasos a desnivel más, sin mejorar nada. Solo trasladamos el problema a la siguiente cuadra.

Lo que podría hacer el tráfico más fluido dentro de la ciudad, es usar la tecnología de los semáforos inteligentes, que se adaptan al volumen de tráfico en las distintas direcciones y crean corredores de “ola verde”. Tampoco se hizo. Cada uno de los megaproyectos de Gerson costó más que introducir este sistema en toda la ciudad.

Tercer error: No invertir en el transporte público. Y cuando lo intentaron, con el SITRAMSS, lo hicieron tan mal que colapsaron todo.

Restringir la cantidad de vehículos es imposible. Echar la culpa a los conductores, es ridículo. Es el caos que produce compartimientos caóticos.

El próximo gobierno tiene que completar el anillo periférico, digitalizar los semáforos y crear un sistema moderno de transporte público. No hay de otra.
Saludos,
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(MAS! / El Diario de Hoy)