lunes, 19 de octubre de 2015

Carta a don Cleo, el anti héroe de “Malacrianza”

¡Quiubo, viejo!
A partir del 22 de octubre, cuando comienza a correr en todos los cines la película “Malacrianza” del director salvadoreño Arturo Menéndez, todo el mundo te conocerá – sólo para darse cuenta que todos tenemos años de conocerte. Te conocemos del barrio donde crecimos, de la esquina donde compramos los periódicos y el pan del desayuno. Te conocemos como si fueras parte de la familia: el maje que siempre se mete (o lo meten) en huevos, que se caga del miedo, pero que nunca se rinde y al final… sobrevive.


Con esta su primera película largometraje de ficción, Arturo Menéndez logró captar e inmortalizar a un ícono guanaco, al anti héroe del barrio, con el cual millones de compatriotas se podrán identificar. Lograr esto no es poca cosa para un cineasta tan joven. Sólo con esto, Arturo muestra que es buen observador y escritor. Logró crear un personaje y una trama que conectan con la gente. Algo habrá aprendido de su tata, el pintor César (“Chele Coco”) Menéndez, quien tiene este don de entender, captar y plasmar íconos…

Pero lo más sorprendente es que Arturo no sólo tuvo una buenísima idea, sino que logró realizarla, ponerla en pantalla. Esto comienza con la capacidad de conseguir a todo el equipo que se necesita para rodar y editar un largometraje. Empezando con un actor como vos, Salvador Solís, que puede dar vida a don Cleo; los camarógrafos, los técnicos de luces y sonido, la mara de Meridiano89, los editores en México que agarraron el rough-cut y lo convirtieron en película.

Hay dos maneras de conseguir todo esto: o con pisto, o con la capacidad de contagiar a los amigos al punto que todos quieren ser parte del proyecto. Este es el segundo gran don de Arturo Menéndez: saber cómo entusiasmar a los amigos y los amigos de los amigos. Sin esto no se hace películas, porque el cine no es obra de un genio, sino de todo un equipo, pero que necesita detrás o un productor cagado en pisto – o un loco que sepa entusiasmar a los demás hasta que trabajen lo doble y de choto…

arturo-malacrianzaEl resultado: Una película que cuenta una historia humana, trágica y cómica a la vez, bien realizada, con escenas brillantes, diálogos con chispa, también con improvisaciones. Hasta las fallas son simpáticas: dejen ver que esta película fue hecha con las uñas.
“Malacrianza” es la historia de don Cleo, a quien quieren poner renta. Acompañamos a Cleo deambulando por la ciudad y sus barrios para salir vivo de este huevo. Con un desenlace sorprendente: los pandilleros, donde en sus desesperación Cleo busca compasión, se encachimban – pero no con él, sino con el extorsionista h.d.p. que se atrevió a invadir el negocio de ellos. Una película muy guanaca, muy de barrio, pero al mismo tiempo universal: cualquiera en Estados Unidos o incluso en Europa o Japón puede entender esta historia de angustia y amor…

“Malacrianza” muestra el gran potencial de Arturo Menéndez – y el potencial literario del drama que cotidianamente vive la gente en nuestros barrios. Si estos dos potenciales se juntan, nace arte. Puede ser literatura, o pintura, o teatro, o cine profesional, bien hecho, que puede competir en el mercado internacional. Cine que nos entretiene y nos provoca, pero sin sermonearnos…

Hay una gran expectativa por el estreno de esta película. Claro, no es cualquier día que se lanza una película de ficción y acción hecha en El Salvador. Veo en los redes sociales muchos que dicen que “¡hay que apoyar al arte nacional!” Gran paja: Hay que apoyar lo bueno. Y si lo bueno resulta hecho en El Salvador, mucho que mejor…

Cuidado con la consigna “Hay que apoyar los nuestro”. Con esta actitud nos quieren convencer que hasta Álvaro Torres es un gran artista. Hubo películas salvadoreñas feas como “Sobreviviendo Guazapa” o “Voces Inocentes”, unos melodramas panfletarios y mal hechos. Y por más que nos dijeran “No están tan malas, por ser salvadoreñas”, resultaron siendo espantosas.

No se trata de ir al cine para apoyar a un artista sólo por guanaco y aunque sea mediocre. Vayan al cine para ver a don Cleo, personificado por un actor genial, en una gran película llamada “Malacrianza”. Déjense divertir y provocar.

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Mas!/El Diario de Hoy