sábado, 3 de mayo de 2014

Otra carta al presidente electo

Estimado Salvador Sánchez Cerén:
El 1 de mayo publiqué una carta a Usted. Muchos me dijeron que pecaba de ingenuo al pensar que usted iba a aprovechar su presencia en la tradicional marcha del 1 de mayo para dar un mensaje no tradicional, sino más bien de confianza al país.
Usted hizo lo contrario y dio la razón a este escepticismo. Así como en Roma habló como si fuera creyente, el 1 de mayo usted adoptó el lenguaje de los miles de sindicalistas y militantes del partido que estaban marchando en la calle. Como ha estado afuera tanto tiempo, tal vez no se dio cuenta: el país estaba esperando un presidente que toma las cosas en sus manos, pero usted les dio un discurso de activista y resentido social. La regó.

Yo no se lo digo con ganas de joder, sino queriendo hacerle entender que está cometiendo un error. Usted gana las elecciones, y luego de unas declaraciones muy bien recibidas por todos sobre la necesidad del diálogo y de acuerdos nacionales... se va para Cuba. Luego de tres semanas de ausencia y silencio suyo, durante los cuales se incrementaron los homicidios, ataques a policías y ajusticiamientos de pandilleros, surgen de nuevo los fantasmas de Sombra Negra y toques de queda, todo el mundo espera con ansiedad las palabras, los anuncios y las medidas de su presidente electo. Usted viene al país, pero solo de escala. Va a la marcha del 1 de mayo, se echa un discurso de cajón (más bien una serie de consignas) sobre la lucha de la clase trabajadora – y el mismo día se va para Venezuela.

Así no se vale, presidente electo. Así dejó a toda la gente sola con sus angustias y su incertidumbre.

Yo no me arrepiento de mis palabras de la última carta: Si usted toma el liderazgo con sensatez y palabras que transmiten confianza y sinceridad, “todos le vamos a conceder el beneficio de la duda. Si además nos presenta un equipo confiable de personas que estará componiendo el gabinete de seguridad, todos (incluso adversarios políticos como yo) le ofreceríamos cualquier tipo de ayuda para detener la escalada de violencia, para calmar las angustias de todos, y para bajar la tensión en los barrios y las calles.”

Esta es la única manera para enfrentar la situación de inseguridad, miedo, desconfianza, incertidumbre que se ha apoderado de los ciudadanos y que hay que cambiar si queremos volver a
echar a andar nuestra economía. Le repito el mismo llamado, aunque ya me entran dudas, luego de escucharlo hablar el 1 de mayo como si fuera opositor, y no el futuro presidente. Usted no puede tener un discurso para el Papa, otro para Venezuela, otro para el diálogo nacional, y otro para la calle. Tiene que tener un sólo discurso, y tiene que ser firme, coherente, abierto y sincero.

Luego de verlo el 1 de mayo, ya da miedo imaginarse qué va a decir en Caracas para quedar bien con los que controlan la chequera petrolera. Pero, presidente electo, no se puede quedar bien con Dios y el diablo.

Hay otra cosa que le quiero mencionar: No sé si usted se fijó en el contingente del magisterio dentro de la marcha del 1 de mayo. Sus pancartas y consignas reclamaron: Hemos pasado 5 años sin ministro de educación a tiempo completo... Bueno, le estaban hablando a usted. Y yo me pregunto: Ahora que será presidente, ¿lo será a tiempo completo, o seguirá viajando mientras otros medio se encargan del gobierno?

Repito lo que le dije hace dos días: “Lo que el país ya no aguanta es vacío de poder y de liderazgo.” No luego de 5 años de Funes.

Buen viaje, y por favor, no diga ni haga nada en Venezuela que luego le haga estorbo aquí. Saludos, Paolo Lüers
(Mas!/EDH)