viernes, 25 de abril de 2014

Carta de adiós a un ministro

Señor ministro de Justicia y Seguridad Ricardo Perdomo:
Una de las cosas que vamos a celebrar en la noche del 31 de mayo es que usted se va. Este cargo nunca lo hubieran tenido que confiarle a usted. Porque requiere de una persona en la cual todos podamos confiar: el presidente, sus colegas ministros, sus subalternos, su policías, los ciudadanos – todos. Usted no es esta persona.
No sé quién será su sucesor. Lo más probable es que no será alguien con el cual yo tendré amistad o muchas coincidencias políticas-partidarias. Pero esto no me preocupa. Con tal que llegue alguien en quien confiar, alguien que no tenga doble discurso, alguien que hace lo que dice y dice lo que hace, las diferencias partidarias no importan. Nos podremos sentar para dialogar, para buscar coincidencias, y sobre estas coincidencias construir respeto y cooperación.

La mesa de diálogo que usted está armando será, mientras usted la dirige, la típica mesa falsa que montan los políticos para encubrir sus falencias y para mantener protagonismo político donde no han podido ganárselo con trabajo bien hecho.

Usted se aprovecha de la sed que tiene nuestra sociedad de soluciones concertadas. Nadie puede estar en contra de un diálogo para alcanzar seguridad, paz y justicia. Por esto mucha gente honrada, genuinamente preocupada y bien intencionada ha aceptado el llamado al diálogo por la paz, y con sentido patriótico. Sobre todo porque ha sido convocado a nombre de las iglesias y del PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo). Pero al solo presentarse esta iniciativa, y resulta que es una iniciativa no autónoma de las sociedad civil, sino de un ministro (ya para más joder de un ministro que va de salida) - ya varios de los que participaron de buena fe se dieron cuenta que están siendo manipulados. Ejemplo: Usted presentó a monseñor Gregorio Rosa Chávez como representante de la Iglesia Católica, por decisión de la Conferencia Episcopal. Presentó esta mesa como el único esfuerzo oficial y autorizado de la Iglesia. Solo que no existe ninguna decisión semejante de la Conferencia. Los obispos ni siquiera han discutió el tema. Claro que monseñor Rosa Chávez tiene derecho de participar – el mismo derecho de monseñor Fabio Colindres de seguir como mediador.

Esta iniciativa de diálogo tiene dos caras: una pública y racional que apela al interés que todos tenemos de trabajar juntos por la paz; y otra oculta e irracional, que corresponde al afán suyo de desacreditar y desmontar los diferentes mecanismos de diálogo que durante los últimos años han surgido. Es perverso que un ministro, para exhibir una mesa nacional de diálogo por la paz y tomar crédito por este trofeo, haga todo lo posible para botar las diferentes mesas de diálogo que ya funcionan: diálogo entre alcaldes y comunidades, incluyendo las pandillas locales; diálogos entre las pandillas que resultaron en una tregua que redujo los homicidios hasta que vino usted para complicar las cosas; y el sistema de mediación de conflictos que ya funciona en muchos municipios y a nivel nacional... Todo esto usted lo quiere destruir, con ayuda de algunos “líderes” religiosos envenados por ambición como padre Antonio y reverendo Carlos Rivas, por una sola razón: que no lo puede controlar, porque son esfuerzos autónomos que no funcionan cuando uno quiere supeditarlos a dirección gubernamental o partidaria.

Esta nueva mesa de diálogo será una mesa falsa, mientras usted la manipule. Por suerte, esto ya se acabará el 1 de junio cuando usted se va. Si todas las personas e instituciones que de buena fe han escuchado el llamado al diálogo, realmente se apoderan de esta magnífica idea y la comienzan a poner en práctica con independencia, como iniciativa de una sociedad civil que se une para lograr la paz, todos los que tenemos años de trabajar en esta dirección nos vamos a incorporar con ganas de mejorar lo ya construido. Y podremos aportar un capital importante que usted y sus operadores no pueden aportar: los mecanismos de mediación entre las diferentes pandillas, entre las pandillas y las comunidades, que a la vez son mecanismos de solución no violenta de conflictos. Estos mecanismos solo funcionan en base de confianza. Y nadie le tiene confianza a usted porque ha operado con mentiras, usando inteligencia falsa para dividir y crear desconfianzas.

Todo depende de la capacidad del nuevo gobierno de abrir espacio a un diálogo verdaderamente constructivo, inclusivo y unificador. Usurpadores como Usted, Ricardo Perdomo, no cabrán en este diálogo honesto. Pero por suerte usted ya no estará para seguir dividiendo.

Adiós, Paolo Lüers
(Más!/EDH)