sábado, 16 de noviembre de 2013

Carta a Ana Vilma de Escobar

Estimada Ana Vilma:
felicidades por la manera cómo encaraste al presidente de la Corte de Cuentas, zampándose a su propia conferencia de prensa, en la cual te iba a difamar denunicando irregularidades en tu gestión al frente del Seguro Social. Pero cuando de repente  te tuvo en frente en persona (y para más joder, los dos frente a las cámaras), el señor se acobardó y prefirió disculparse y afirmar que no tiene nada contra vos. Una gran lección que diste. Lo pusiste en su lugar.

Sin embargo, al sólo retirarte vos de la Corte de Cuentas, el señor se armó nuevamente de valor. Cambió de lenguaje - y hasta de mímica. De actor de caballero se transformó en el patán que es - y de funcionario público en activista. “Gatillera con silenciador” te dijo, lo que quiere decir: “sicaria”. Y te acusó de haberte metido a punta de pistola a su sala de reuniones, cuando todos en la tele te vimos entrar tranquila – y a él saludándote, un poco sorprendido, pero todavía con maneras...
Repite: Te felicito por esta lección que nos diste a todos que la maejor defensiva es la ofensiva.
Lo que vino luego ya no me gustó. Decidiste declararte mujer víctima del machismo, cuando en realidad, igual que Don Billy Sol y los otros acusados en el caso CEL, sos una ciudadana atropellada por funcionarios públicos abusando del poder del Estado.
Este señor Tóchez no te atacó en tu calidad de mujer, Ana Vilma. Te atacó en tu calidad de ciudadana. La ley que hay que invocar para defenderse de este tipo de ataques del Estado es la Constitución, y no la “Ley Especial Integral para una Vida Libre de Violencia para las Mujeres.”
Está fuera de lugar la declaración que diste cuando te enteraste de la última ofensa del presidente de la Corte de Cuentas: “Me siento indignada. Soy la presidente de la Comisión de la Mujer e Igualdad de Género en la Asamblea Legislativa”. Este señor, por muy patán y machista que obviamente es, no estaba actuando contra la igualdad de las mujeres, sino contra tu derecho ciudadano a ejercer la oposición sin represalias de ninguna autoridad estatal. Su pecado no es machismo sino el autoritarismo antdemocrático. Lo hubiera hecho igual con cualquier hombre opositor. Meter en esta cuestión el aspecto de género es como si Billy Sol protestara que le están coaccionando los derechos de un anciano...
Este gobierno y sus aliados están tratando de usar las instituciones para intimidar a opositores. De esto tenemos que defendernos, hombres y mujeres, no de un ataque de funcionarios misógenos. 
Saludos, Paolo Lüers
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