sábado, 27 de julio de 2013

Carta a Washington

Dear friends:
Edgar Snowden ya está de regreso en Washington. No físicamente, porque todavía se encuentra en el aeropuerto de Moscú, esperando que alguna nación democrática le ofrezca asilo y protección con dignidad – una de estas naciones europeas que a raíz de las revelaciones de Snowden están descubriendo que los servicios de inteligencia de ustedes, los estadounidenses, los están sometiendo a una sistemática violación de sus constituciones y sus leyes de protección de datos privados.
¿Por qué digo que Snowden ya está de regreso en Washington? Bueno, el miércoles pasado, 205 miembros de la Cámara de Representantes, entre demócratas y republicanos, ya le dieron la razón al supuesto ‘traidor’ Snowden: votaron por una ley que prohibiría a la NSA a interceptar comunicaciones privadas, a menos que un juez haya firmado una orden específica con nombre y apellido de la persona a vigilar, y luego de que se comprueba una sospecha fundamentada (“probable cause”).

Así debería ser la ley en Estados Unidos, y así es la ley en los países de la Unión Europea, violada todos los días por las agencias de inteligencia de Estaos Unidos (y algunas europeas). Así es la ley también en El Salvador: No puede haber intervención de nuestras comunicaciones privadas sin una orden específica contra una persona específica. Y también nuestro derecho está siendo violado diariamente por Estados Unidos - y a saber por quiénes más... El fiscal general habla de la existencia de 5 centros de escucha telefónica, cuando sólo una, la que controla la fiscalía, tiene fundamento legal para existir y operar. Porque sólo este centro de escucha es sometido a control judicial. Supuestamente...

Ya 205 diputados en el Congreso están exigiendo que la NSA y sus programas, que revisan y filtran toda la comunicación digital de ciudadanos suyos y extraños sean sometidos a control judicial, para garantizar que el ciudadano y sus comunicaciones estén protegidos mientras no haya una orden judicial específica y fundamentada. Esto significa que Edgar Snowden tuvo razón de denunciar una práctica ilegal de su gobierno. Sólo faltan que 7 diputados cambien de opinión, para que el Congreso pase una ley que podría llamarse Ley Snowden y que prohibiría la vigilancia digital indiscriminada y masiva.

Y miren, estimados políticos en Washington, entre los 215 diputados que votaron en contra de esta ley, salvándole por el momento el pellejo a la NSA, hay decenas que ya exigen a Obama medidas estrictas para evitar el abuso. Si no, se unen a la iniciativa de ley contra la NSA.

Así que, estimados amigos en Washington, ustedes van a tener que abandonar, tarde o temprano, esta práctica inaceptable de espiar a sus ciudadanos sin control judicial, y al resto del mundo incluyendo a gobiernos amigos. Sus propios ciudadanos, y por ende sus representantes en el Congreso, están al punto de poner fin a este abuso.

En este contexto, de una sola vez tomen una decisión audaz: citen a Edgar Snowden como testigo ante una comisión del Congreso, con garantías de inmunidad. Investiguen de fondo las prácticas de sus agencias de espionaje y sométanlos a control judicial. Edgar Snowden no es un traidor, es un testigo, y no debería estar obligado a terminar en Moscú, Caracas o Managua.

Think about it.

Paolo Lüers
(Más/EDH)