martes, 4 de septiembre de 2012

Nace la Fundación Humanitaria

La tregua de las pandillas y el debate que ha despertado en la sociedad sobre los conceptos de seguridad pública, prevención y rehabilitación ya han dejado claro una cosa: ninguno de estos conceptos llevaría al país a construir la paz social si la sociedad civil, la empresa privada y todos los actores de la vida nacional no asumen responsabilidad y protagonismo. Se trata de problemas demasiado complejos para esperar las soluciones solamente del gobierno.

Con este planteamiento nace la Fundación Humanitaria. Como uno de sus promotores. don Antonio Cabrales dijera en la primera aparición pública de esta idea: “Esta iniciativa ciudadana hubiera tenido que surgir hace 50 años.” Tiene toda la razón don Toni: Si la sociedad civil hubiera asumido su responsabilidad a tiempo, a lo mejor ahora el país no enfrentaría una crisis de seguridad pública, una crisis carcelaria y el terrible problema de las pandillas.

De lo anterior se deriva que el esfuerzo de la Fundación Humanitaria, aunque en esta coyuntura tenga que jugar un rol decisivo para darle sostenibilidad a la tregua y al esfuerzo todavía frágil de reducir los niveles de violencia y delincuencia en el país, va mucho más allá: La Fundación Humanitaria, que en pocos días se presentará formalmente a la nación, será un esfuerzo permanente, apolítico, independiente, abierto apersonas e instituciones de todas las ideologías y religiones con un propósito compartido: humanizar los conflictos sociales relacionados con la marginación, la pobreza, con y los fenómenos de violencia y las pandillas. Esto incluye -por lógica, por decencia y por necesidad urgente- la humanización del sistema carcelario del país.

El debate sobre la tregua de los pandilleros, sus limitaciones y alcances, ha vuelto a enfocar la atención de la nación sobre algo que por décadas como sociedad hemos obviado con una negligencia irresponsable: nuestras cárceles y su población reclusa, que se han convertido en fábricas de odio y violencia y en universidades de delincuencia. La Fundación Humanista va a retomar los principios de nuestra Constitución, del sistema internacional de Derechos Humanos y de las convicciones religiosas, que dictan que las cárceles tienen que ser instituciones que cuidan y restablecen la dignidad de las personas, con el fin de reintegrarlas a la sociedad y a la economía.

Veamos este problema desde una perspectiva más coyuntural: Parece increíble que la iniciativa de construir y consolidar la tregua, y con ella un proceso de reinserción y de paz, se haya gestionado en las cárceles de nuestro país, a pesar del hacinamiento, a pesar de que el Estado y la sociedad no están cumpliendo su deber de garantizar a los reclusos el derecho a salud, educación, inclusión productiva y dignidad humana. A pesar de todo esto y de la incapacidad del Estado (y sus sucesivos gobiernos) de cumplir con su obligación de desarrollar un sistema carcelario como nuestras leyes y la decencia humana demandan, se ha manifestado la voluntad de los pandilleros reclusos de dar pasos concretos para disminuir la violencia y para iniciar un proceso tendiente a su reinserción productiva a la sociedad.

Dada esta situación, la Fundación Humanitaria se propone convertirse en el ente que canalice y coordine los aportes de la sociedad civil y de la empresa privada para humanizar nuestro sistema carcelario y así crear condiciones para que este proceso de la tregua pueda ser sostenible y encaminarse hacia la reinserción productiva de los pandilleros, sus familias y sus entornos sociales.

En este sentido la Fundación Humanitaria va a promover proyectos de mejoramiento de la infraestructura carcelaria existente; proyectos de salud, educación, capacitación vocacional e inserción productiva dentro de las cárceles, agregados a las cárceles y en las comunidades afectados por la delincuencia y la violencia, incluyendo obviamente las víctimas y sus familiares y toda la juventud en riesgo.

Estamos hablando de una iniciativa ciudadana que obviamente va a tener que coordinar la ejecución de sus proyectos con las instancias competentes del gobierno, pero que nace y se desarrollará autónomamente del Estado. La Fundación nace con y raíces dentro del empresariado salvadoreño y de las instituciones nacionales e internacionales que trabajan o quieren trabajar en este campo.


Entre sus fundadores se encuentran personajes de gran prestigio y larga trayectoria de independencia y servicio como Antonio Cabrales, María Elena Alfaro, Francisco de Sola, Roberto Rubio, William Pleitez, Alejandro Bellegarrigue. Tengo el honor que estos representantes de la sociedad civil me hayan invitado a formar parte de la iniciativa.

Hay un malentendido que vale la pena aclarar: Como la existencia de la Fundación Humanitaria fue anunciada en la conferencia de prensa del embajador Adam Blackwell, subsecretario de Seguridad de la OEA, muchos la confundieron con otra Comisión que en esta ocasión se propuso crear: una Comisión Técnica de Coordinación entre el Ejecutivo, representado por el ministro de Justicia y Seguridad David Munguía Payés; el equipo de mediadores (monseñor Fabio Colindres y Raúl Mijango); la sociedad civil representada por nuestra Fundación (y otras que se quieran incorporar) y las agencias internacionales que quieren intervenir en el mejoramiento del sistema carcelario y en el proceso de reinserción productiva de los pandilleros y sus familias. Los promotores de la Fundación Humanitaria vemos con buenos ojos la creación de una comisión de este tipo y desde el principio de integraría en ella, siempre sosteniendo el carácter independiente, apolítico y plural de nuestra iniciativa.

Para prevenir otro posible malentendido: Lo aquí escrito no es un comunicado de la Fundación Humanitaria, sino mi razonamiento muy personal que me lleva a apostar a esta iniciativa ciudadana y a invitar a más empresarios, académicos y profesionales a incorporarse.
(El Diario de Hoy)