martes, 5 de junio de 2012

Carta a la clase política

Estimados amigos en todos los partidos:

Me han caído docenas de mensajes en twitter&facebook exigiéndome una carta al diputado Rodrigo Samayoa. No la voy a escribir. Por varias razones: por lo de la leña  del árbol caído; porque simplemente este hombrecillo no es importante; y porque el escándalo que se armó, más allá de exponer la miseria de un hombre, pone en evidencia la miseria de ustedes: de nuestra clase política.

El comunicado de GANA es más preocupante que el hecho que un bolo haya vergueado a su mujer. Los anaranjados tienen la desfachatez de hablar de un “complot contra el primer órgano del Estado”... Pero aún peor que este lamentable comunicado es el hecho que todos ustedes, incluyendo los diputados decentes dentro del FMLN y ARENA, hayan votado por Rodrigo Samayoa, Chico Merino y Guillermo Gallegos como directivos de la Asamblea, conociendo su record, sabiendo que no son aptos para cargos públicos. Es una cosa que sus partidos hayan logrado engañar a un par de miles de ciudadanos a votar por este tipo de diputados, para ellos desconocidos. Pero es otra cosa mucho más seria que ustedes, que los conocen de primera mano, los elijan para presidir la Asamblea.


Lo mismo en el caso de diputados casi analfabetas, como Sandra Delgado o Reynaldo Cardoza. La democracia implica que también personas de poca educación pueden alcanzar una diputación, pero la decencia dicta no ponerlos en la Directiva, donde ponen en ridículo a ellos mismos, sus partidos y la Asamblea.

Algo está mal, muy mal, con nuestra clase política, cuando este tipo de personajes pueden llegar a la Junta Directiva de la Asamblea. Ahora van a quitarle el fuero a Rodrigo Samayoa, porque no hay de otra. Pero esto no resuelve el problema. Los diputados decentes, independientemente si son de ARENA o del FMLN o de otros partidos, tienen que unirse para introducir criterios éticos a la Asamblea y la política. Los directivos y los jefes de fracción obviamente no tienen ni la voluntad ni la visión para emprender esta tarea.

Se necesita una alianza entre los organismos y movimientos de la sociedad civil que monitorean a la cosa pública, y los diputados y políticos que tengan el valor de rebelarse contra el reino del oportunismo y cinismo en la clase política.

En esta batalla se van a forjar los nuevos liderazgos que este país necesita con tanta urgencia para cambiar de rumbo en el 2014.

Saludos, Paolo Lüers
(Más!/EDH)