miércoles, 28 de marzo de 2012

La terrible tentación de agarrarse del personaje más popular

Lo más estúpido que podrían hacer los dos partidos grandes es apresurarse a nombrar sus candidatos presidenciales basados en una lectura simplista de las recién pasadas elecciones de alcaldes y diputados. Las votaciones del 11 de marzo no fueron primarias para medir la fuerza de las diferentes figuras ‘presidenciables’.

Partido que no entiende que las presidenciales se definen con otros criterios que elecciones de alcaldes y diputados, está perdido. Es absurdo mencionar a Norman Quijano y Oscar Ortiz como favoritos para conseguir la candidatura presidencial de sus respectivos partidos, sólo por que han logrado grandes victorias en sus municipios. Igual absurdo sería decir que Ana Vilma de Escobar y Sigfrido Reyes, sólo por ser los más votados de sus partidos, se posicionaron como candidatos presidenciales.

Es absurdo por varias razones. Primero de todo, porque antes de pensar en nombres para candidatos, hay que pensar en perfiles. ¿Qué tipo de presidente necesita el país, en función de qué visión del futuro? ¿En qué tipo de partido me quiero transformar  en los próximos años? ¿Y entonces, qué tipo de candidato necesita mi partido para unificar a mi partido (y posiblemente al país) en función de una determinada visión de país?

El caso ideal sería que el candidato que más corresponda a este perfil sea al mismo tiempo el más popular y conocido. Pero esto no es lo más probable ni es indispensable. Los partidos tienen que tener la apertura de tomar en cuenta candidatos que tal vez prometen ser buenos presidentes, aunque no sean los más populares. Los partidos tienen que tener la sabiduría de construir un equilibrio entre buscar, pensando en las elecciones, un candidato ganador; y buscar, pensando en el país, un presidente con visión y capacidad de gobernar.

Por esto, cuidado con la terrible tentación de agarrarse del personaje más popular. Ya llevamos dos presidentes sumamente populares, que han sido buenos candidatos pero pésimos presidentes...

El país no aguantaría a un tercer presidente de esta característica. El próximo presidente tiene que ser alguien con una clara y realista visión del futuro del país; con un compromiso confiable con la institucionalidad democrática; y quien sepa armar y conducir un gabinete de gobierno con capacidad ejecutiva.

Como el próximo presidente va a provenir de uno de los dos partidos grandes, FMLN y ARENA tienen la obligación de entrar, antes de discutir posibles candidaturas para el 2014, en un proceso profundo, transparente y participativo de definición de su proyecto político. Para precisarlo mejor: ARENA tiene que explicar en qué su próximo gobierno y sus políticas públicas se van a diferenciar de sus gobiernos anteriores, sobre todo del último de Tony Saca; pero diferenciar de fondo, no de maquillaje. Y el éxito del FMLN dependerá de su capacidad de presentar al país un proyecto político sustancialmente diferente al que actualmente está implementando junto con Mauricio Funes.
 
Así como el Frente no puede simplemente decir “El cambio sigue”, como lo hizo para las elecciones recién pasadas y perdió, lo peor que podría hacer ARENA es dejar pensar al ciudadano que con un futuro gobierno de derecha regresaríamos a la situación antes del ‘cambio’. 


Este proceso necesario de redefinición de los proyectos políticos de los dos partidos grandes no puede ser contaminado por consideraciones populistas, ni siquiera de popularidad de los candidatos. Partido que comete este error, con seguridad va a perder, aunque agarre al más popular entre sus precandidatos. E incluso si lograra ganar las elecciones, perderá todo porque su gobierno sería una desastre...

Aparte de esto, ambos partidos tienen que definir con transparencia el proceso que van a implementar para construir su proyecto político, para definir el perfil de su candidato, para el proceso de pre-candidaturas y el debate interno, y por ende para el mecanismo de selección de su candidato. ARENA no se puede dar el lujo de cometer el mismo error del 2008/9, de manipular su proceso interno a favor de una candidatura impuesta. Y no estoy seguro si el FMLN se puede dar el lujo de seguir definiendo desde la cúpula a su candidato. Sobre todo cuando tenga una competencia interna entre varios pretendientes internos...

Antes de haber definido bien las reglas, los plazos, y los mecanismos de decisión, para cualquiera de los dos partidos sería un suicidio abrir el debate sobre nombres y permitir las campañas internas entre precandidatos. Mientras no estén definidos los proyectos políticos, ni siquiera se puede considerar que todos los nombres están sobre la mesa. Porque cada proyecto específico requiere del candidato idóneo.

Repito: Las recién pasadas elecciones no fueron primarias ni semifinales. ¿Cómo va a haber primarias o semifinales antes de que haya reglas y cuando todavía esté abierta la inscripción a la carrera?
(El Diario de Hoy)