martes, 15 de junio de 2010

En El Salvador, el mundo al revés

El gobierno de Francia anunció un plan de reducir el gasto público, en los próximos 3 años, 54 mil millones de dólares. 17 mil millones al año que el gobierno gastará menos de lo presupuestado.

Para el mismo lapso, el gobierno alemán aprobó un plan de reducción de sus gastos de 96 mil millones de dólares. 32 mil millones al año que el gobierno gastará menos.

En Italia, el gobierno decretó un ahorro de sus gastos de 29 mil millones de dólares, para los años 2011 y 2012. Al año 14.5 mil millones.

El gobierno socialista de España anunció un plan de reducir sus gastos, en un sólo año, en 18 mil millones de dólares.

Y así en toda Europa. Y todos los gobiernos europeos (de derecha y de izquierda) están dispuestos a asumir un costo político inmenso: huelgas, manifestaciones, hasta violencia callejera. Incluso en países con una paz social tan estable como Alemania y España los sindicatos han anunciado huelgas.

Las medidas de ajuste del gasto público (que incluye el gasto social) pueden costarle las elecciones a varios partidos que ahora gobiernan en Europa. Sin embargo, como no hay alternativa viable, todos los gobiernos europeos, no importando su signo ideológico, asumen su responsabilidad, bajan sus gastos - y asumen los costos políticos.

En El Salvador el gobierno de Funes presenta un Plan Quinquenal que no implica ningún recorte del gasto público. Para El Salvador, la receta es la contraria: aumentar el gasto del Estado y financiarlo aumentando los impuestos y el endeudamiento.

El gobierno francés también va a aumentar la recaudación tributaria, anulando ciertas exenciones al impuesto sobre la renta. Estas medidas ciertamente afectarán a todos los franceses, incluyendo obreros y empleados públicos. Por esto, la amenaza de huelgas.

Pero la relación entre el aumento de la carga tributaria y la reducción del gasto estatal es más o menos 1:9. O sea, los ciudadanos y empresas van a pagar 6 mil millones más al gobierno, pero este va a ahorrar 54 mil millones. ¡Así sí!

Aplicando esto a nuestro país: Si el ministro de Hacienda, con la reforma tributaria (o sea el aumento de impuestos) de diciembre de 2009, aumentó la recaudación en 250 millones (esa era su meta), tendría que reducir el gasto de su gobierno en unos dos mil 250 millones de dólares.

Y si en los próximos 4 años el gobierno quiere aumentar, vía pacto fiscal y el aumento gradual del IVA, en unos 1000 millones de dólares, tendría que reducir, en el mismo lapso, el gasto estatal, en unos 9,000 millones de dólares.

Esta sería aplicando la formula francesa de 1:9. Por cada dólar más de impuesto, 9 dólares de ahorro. Seguramente no se puede aplicar a El Salvador una fórmula europea.

Tal vez en un país con tanta deuda social, el ahorro del gasto público tiene que ser en menor proporción. Pero debe haber una relación racional entre querer cobrar más impuestos y estar dispuesto a reducir gastos.

Hay que crear una relación aceptable entre reducción de gastos y mayor recaudación, antes de exigirnos a los ciudadanos y las empresas sacrificios para sanear las finanzas públicas. Pero de esto no hay nada en el Plan Quinquenal.

Cuando comienza en serio la negociación del 'pacto fiscal', esta debería ser la posición de la empresa privada y de la oposición: aumento de la tributación sólo cuando el Estado reduce sustancialmente sus gastos.

¿Que esto puede afectar a sectores de la población? Sí. ¿Que esto puede causar protestas, tal vez incluso violentas y antigubernamentales? Sí. Precisamente por eso se hace un pacto fiscal, para conjuntamente todos (gobierno, partidos, oposición, empresa privada) compartir la carga y compartir el costo político. Pero sin compartir la carga nadie compartirá el costo político.

Si sólo de aumentar impuestos se trata, nadie va a firmar ningún pacto. En este caso quien asume la responsabilidad (y el costo) serán el gobierno y su partido.

(El Diario de Hoy)