sábado, 19 de junio de 2010

Carta al Procurador General de Derechos Humanos

Estimado Oscar Humberto Luna:

Yo sé que a usted le toca defender a quién esté vulnerado en sus derechos humanos. Este es su trabajo y normalmente lo hace muy bien.

Pero, ¿de dónde saca usted que existe un derecho humano de reclamar para su uso privado un pedazo de nuestras calles o aceras, para edificar ahí una tienda, una cocina, un comedor?

Incluso si asumimos que en los puestos callejeros no se esté vendiendo nada ilegal, nada de contrabando, nada de piratería, nada proveniente de furgones robados, nada de drogas (lo que los dos sabemos que es mentira), siempre son ilegales. Siempre estas ventas son un atentado contra la salud y la seguridad de la ciudadanía. Siempre hunde en el caos y la bancarrota al comercio formal.

¿Y los derechos de los comerciantes formales del centro que ven sus negocios hundirse en el caos de comercio informal en sus entradas? ¿Y los derechos de los peatones que no tienen aceras para caminar?

Señor procurador, usted condena al alcalde Quijano por el hecho que hace cumplir la ley. Una pregunta, procurador: ¿Se puede defender los derechos humanos sin defender la ley? Yo digo que no.

Usted no puede ser tan inocente para creer que el crimen organizado que se lucra del comercio ilegal, y las pandillas que lo usan como caldo de cultivo, hubieran permitido que los vendedores acepten un traslado voluntario.

Los vendedores no son victimas del alcalde, sino de estas mafias. Todos los días. En un régimen de violencia. Todos deberíamos de apoyar, y no boicotear, el intento del alcalde capitalino de secar esta pantano, limpiar la ciudad y crear condiciones que el comercio ilegal se formalice en condiciones de mejor seguridad y higiene.

Usted está cometiendo un error grave: En vez de quebrar el poder de las organizaciones que se lucran de las necesidades de los vendedores de sostener a sus familias, usted les otorga legitimidad. Porque usted insiste en que el alcalde negocie con estas mafias.

Espero que recapacite, señor procurador. Atentamente, Paolo Lüers

(MAS!)