jueves, 6 de mayo de 2010

¿Se puede ganar sin pactar?

Hay partidos verdes en casi todo el mundo, desde los años 70. Verde de ecológico, no verde de pescado. Algunos han adquirido mucha influencia. Pero nunca un Partido Verde ha llegado cerca de tomar el poder, en ningún país. El verde que ha llegado más cerca del poder fue Joschka Fischer, líder de los verdes de Alemania, quien se convirtió en Ministro de Relaciones Exteriores en un gobierno dominado por los socialdemócratas.

¿Será Colombia el primer país del mundo con un presidente verde? De repente, parece posible. A un mes de las elecciones presidenciales colombianas, Antanas Mockus, al frente del Partido Verde, lidera las encuestas.

No es la primera vez que este filósofo y matemático surge de la nada para terminar ganando. En 1995 se lanza, sin publicidad y sin partido, a conquistar la alcaldía de Bogotá. Y la conquista. Forma un gobierno municipal de puros académicos. Y este hombre tildado por la clase política (de derecha como de izquierda) de "loco" y "excéntrico", termina siendo el alcalde más exitoso que ha tenido la capital colombiana. El alcalde que logra romper con la espiral de la violencia, con el caos urbano y del transporte.

Cuando Mockus y otros dos ex-alcaldes de Bogotá se toman el insignificante partidito verde y anuncian primarias para ver quién de los tres será candidato presidencial, nuevamente la clase política entera se ríe.

Y de repente Antanas Mockus se convierte en uno de los dos favoritos para convertirse en sucesor de Álvaro Uribe. La mejor explicación de su inesperado éxito la dio un reportero inglés en The Guardian: "Mockus logró convencer a los colombianos que pueden hacer más que solamente hablar mal de sus políticos tradicionales: los pueden sacar del poder..."

Pero esa no es toda la receta de Mockus. La verdadera explicación de su ascenso es que no se monta encima de una de las fuerzas tradicionales, sino simplemente las desplaza. Mockus hace exactamente lo contrario de Mauricio Funes: En vez de ofrecerse como cara nueva a la izquierda tradicional, crea una fuerza progresista nueva, que desplaza todas las diferentes expresiones de la izquierda colombiana: la incrustada en el Partido Liberal, los comunistas, las FARC y el Polo Democrático Alternativo. No hace ni siquiera alianzas con ellos, simplemente los desplaza aplastándolos, para ocupar su espacio.

Si Mockus llegara a gobernar, será sin deber absolutamente nada a la fracasada izquierda colombiana. Esto es lo más radical y lo más interesante en el experimento Mockus que estamos observando en Colombia: El surgimiento de una fuerza progresista (si se quiere, de izquierda) genuinamente nueva y verdaderamente independiente, libre de las hipotecas de las izquierdas tradicionales, sin amarres a cúpulas conspirativas, y libre de actuar en función de su promesa de cambio.

Mauricio Funes trató de irse por el atajo: Aliarse con la izquierda ortodoxa, montarse encima de ella, en vez de trabajar para vencerla, desplazarla y al fin sustituirla como fuerza motriz del cambio. Este intento estaba condenado al fracaso, desde el principio. Todos estamos observando la agonía de este proyecto de cambio que tiene por característica que no es proyecto. Y tampoco es cambio.

Antanas Mockus y el Partido Verde de Colombia están mostrando que cuando un país realmente necesita reforma, y cuando las clase política tradicional (desde la presidencia hasta la comandancia rebelde) realmente está desprestigiada, se puede (y se debe) crear una fuerza nueva, con ideas nuevas. No sólo una cara nueva.

PS: Cuando Antanas Mockus informó a Colombia que sufre de los inicios de Parkinson, muchos pensaban que ahí se detendrá su ascenso. Pero pronto los colombianos se enteraron que los médicos y los científicos le daban a Mockus por lo menos 12 años de poder asumir y cumplir responsabilidades. Y de repente la frase más célebre en Colombia es: "¿Si Mockus tiene Parkinson, por qué es Santos el que tiembla?"

(El Diario de Hoy)