jueves, 16 de diciembre de 2021

Carta a los areneros: El tiempo político corre. De Paolo Luers


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Publicado en MAS! y ELDIARIO DE HOY, jueves 16 diciembre 2021

Estimados amigos:

Yo les señalé reiterada y neciamente que la derecha tenía que cambiar si quería aportar al progreso de este país. Lo hice desde el inicio de este siglo, cuando ARENA todavía era una opción fuerte y popular.

¿Cómo no hacerlo hoy que el partido ARENA está reducido a una minoría, cuando lo siguen abandonando alcaldes, dirigentes, y militantes; cuando su jefe de bancada en la Asamblea es una voz solitaria y los pocos de diputados areneros que quedan brillan por silencio?

¿Cómo no sacudir a ARENA para que salga del coma y pelee su lugar en el mapa político salvadoreño? ARENA no puede permitir que con la llegada al poder de GANA y Nuevas Ideas se esté conformando una derecha nueva, sistémicamente corrupta, populista-demagógica, militarista y autoritaria.

Bukele primero usurpó el lugar histórico de la izquierda salvadoreña, ocupando el lugar que el FMLN no supo llenar con un proyecto progresista racional, democrático y abierto al diálogo.

Cuando ya tuvo al FMLN reducido a un partido minoritario, dividido y desanimado, Bukele mantuvo algunos discursos de izquierda, arremetiendo contra el imperialismo y la oligarquía, pero en materia de políticas prácticas, la manera de hacer política comenzó a ocupar el espacio de la derecha. Comenzó a apelar a lo peor de la tradición de la derecha: el militarismo, el autoritarismo, el clientelismo, un Estado centralizado, el desprecio a las minorías, un conservadurismo rancio, la fobia a la transparencia y la crítica…

Me imagino que esta incursión a su terreno tiene tan desconcertados a muchos areneros, que ya no vieron qué espacio les quedaba en el mapa político. Pero una vez que la pregunta se formula con esta claridad, la respuesta es obvia: el espacio de centro-derecha, de una derecha liberal, anclada en la defensa de las libertades; una derecha sin clientelismo; una derecha que no se define en oposición a las reformas sociales, a la búsqueda de inclusión y justicia social.

Este es el gran espacio político-ideológico que ha quedado vacío con la llegada de la nueva derecha populista de los Bukele. Y es colindante con el otro gran vacío que hay en el país y su mapa político: el espacio de la izquierda democrática, anti-populista, basada en racionalidad y reformismo.

Sólo si surgen con fuerza una centroderecha y una centroizquierda, El Salvador va a recuperar el orden democrático. Estos dos espacios políticos pueden (y deben) estar en competencia sobre matices y prioridades de las políticas y reformas a hacer, pero tienen un compromiso compartido con la democracia, la transparencia, la separación de poderes.

En este doble espacio, izquierda democrática y derecha liberal, deben situarse tanto ARENA como los partidos emergentes Vamos y Nuestro Tiempo, y ojalá un partido socialdemócrata que urge levantar y que debe incluir lo que vale la pena rescatar del FMLN. Este doble espacio es suficientemente amplio para que en él todos los partidos democráticos puedan competir, concertar, hacer diversas alianzas o incluso un frente común. No sería para llegar a un bipartidismo, sino para construir un pluralismo democrático dinámico.

Entonces, los areneros que todavía creen en la política y la recuperación de la democracia, ¿qué deben hacer? Romper con la inercia y con tradiciones falsas, refundar su partido, con nuevos rostros de liderazgo y renovado perfil político; definir bien la dialéctica entre lo liberal y lo conservador. Y sobre todo, hacerlo con contundencia, con franqueza y con humildad. Romper de fondo con tentaciones populistas y clientelistas. Y sobre todo, hacerlo ya y de frente a la nación.

Sólo así van a tener un futuro más allá de la precaria sobrevivencia como un nuevo PCN. Sólo así los ciudadanos, la sociedad civil, los jóvenes profesionales y los empresarios van a verlos como una opción para apoyar, parar dialogar, para forjar alianzas.

No esperen que la transición sea perfecta. El tiempo político corre.

Saludos, Paolo Luers

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