sábado, 31 de diciembre de 2016

Carta del fin de año: Lo malo, lo bueno y lo feo del 2016

Lo malo: las elecciones del Consejo Nacional de Judicatura y de la Corte de Cuentas; las mesas falsas en Casa Presidencial; el presupuesto.

Nuevamente, la Asamblea no eligió dentro del plazo constitucional a los miembros del Consejo Nacional de Judicatura ni a los magistrados de la Corte de Cuentas. Esto ya es grave por el vacío institucional que crea. Pero es aun más grave: al final eligieron mal. Volvieron a aplicar cuotas partidarias y no criterios de idoneidad y mérito profesional o académico. A estas alturas, una Corte de Cuentas presidida por un magistrado que ha estado cerca de las campañas electorales tanto de Funes en el 2009 como de Tony Saca en el 2014, es un mal chiste.

La manera en la que el gobierno y la oposición enfrentaron la ‘crisis fiscal’ dejó mucho que desear. A las mesas de negociación, el FMLN y el gobierno entraron sin ninguna disposición de corregir las políticas que los han llevado a la crisis y ARENA entró sin claridad de su posición de ventaja: el gobierno sin los votos de ARENA se ahogaba. Resultado: no resolvieron nada de fondo. El gobierno sigue sin honrar sus obligaciones y no hay presupuesto, porque el FMLN se niega a presentarlo como la Constitución manda: equilibrado, completo y financiado.

Lo bueno: 
la no reelección de Luis Martínez, la reactivación de la Sección de Probidad y una ciudadanía activa.

El 2016 comenzó con una batalla campal entre quienes querían elegir a un fiscal independiente y correcto y quienes querían reelegir al fiscal general Luis Martínez, para mantener una fiscalía corrupta y extorsionista, cuya protección se podía comprar. El FMLN y Gana apostaron por Luis Martínez, y así lo hizo un sector fuerte dentro de ARENA. Gracias a una coalición amplia de ciudadanía crítica y la hombría de areneros como Jorge Velado, Juan Valiente y Johnny Wright Sol, al fin ARENA negó sus votos a Luis Martínez, salvando al país de un desastre judicial.

Contraria a la elección amañada del CNJ y de la Corte de Cuentas, la Asamblea logró elegir a 5 magistrados que cambiaron la inercia en el pleno de la Corte Suprema de Justicia. El resultado más visible: la reactivación de la Sección de Probidad, que recibió un claro mandato de investigación imparcial del enriquecimiento ilícito. Gracias al trabajo de Probidad, Funes, Saca y muchos otros funcionarios tendrán que enfrentar juicios, primero civiles, luego penales. El denominador común de estos desarrollos positivos es una creciente presión y organización de la ciudadanía, que utiliza la transparencia e información pública como palanca para obligar a la Corte, Probidad y Fiscalía a realizar su trabajo.

Lo feo: 
la verdad sobre la Fiscalía; nuevos escuadrones de la muerte y una opinión publica que los apoya; y… ¡Trump!

Lo mejor del 2016 ha sido que, una vez fuera del poder, cayó el exfiscal general Luis Martínez y fue expuesto todo el sistema de extorsión, manipulación de casos y “persecuciones al cargo del mejor postor” que existe en la Fiscalía. Fue expuesto también que tanto el gobierno de Funes como el actual de Sánchez Cerén compraban los servicios de la Fiscalía corrupta. El nuevo fiscal, quien arrancó su gestión presentando con gran pompa casos preparados por Luis Martínez y su mafia de fiscales, tuvo que ordenar una limpieza general en la FGR. Hasta ahí lo positivo. Pero en todo esto, hay que esperar hasta dónde será capaz y dispuesto a llegar el nuevo fiscal general, Douglas Meléndez, llevando los casos penales contra Saca, Luis Martínez, Nayib Bukele y Funes a las cortes.

Lo más feo del 2016: 
El resurgimiento de escuadrones de la muerte. Como durante la guerra, operan en cooperación y con protección de las fuerzas de seguridad y del partido oficial de turno. Y lo más preocupante de esto: la opinión pública está de acuerdo con que policías, soldados o escuadroneros maten, mientras los muertos sean pandilleros. ¿Y cuando comiencen a matar opositores?

¿Qué decir de Trump? Un hombre listo, pero ignorante, fue electo presidente de Estados Unidos. Además un tipo malo, sin esquema de valores y egocéntrico hasta el narcisismo. Y lo peor no es él, ni siquiera los fanáticos que le siguen. Lo peor son los oportunistas que saben que es corrupto, autoritario y peligroso, pero ya lo defienden, ya le besan el trasero y nos explican que no será tan mal presidente.

Happy 2017,


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(MAS/El Diario de Hoy)