viernes, 30 de mayo de 2014

Carta al presidente que mañana toma posesión

Estimado Salvador Sánchez Cerén: Mauricio Funes ya es historia. Y con él, espero, muchos de los problemas que este hombre trajo a Casa Presidencial - y de ahí al país. Usted no tiene porqué defenderlo. Y mucho menos tiene porqué aceptar la herencia de las malas prácticas que Funes trajo al ejercicio del poder.
Mire lo que pasó a ARENA que sus dirigentes no tuvieron el valor (o los valores) de rebelarse contra Tony Saca cuando estaba abusando del poder, o cuando se tardaron demasiado para dejar de defender a Paco Flores.

Yo entiendo perfectamente porqué usted habló en su campaña de la continuidad de los cambios – y porqué seguramente mañana, en su discurso de inauguración, hará los mismo. Para no deprimirme, quiero entender que se trata de la continuidad de la definición general que su partido hizo del gobierno del cambio en el 2009, y no de la continuidad de la pésima manera en qué Mauricio Funes manejó el gobierno, las relaciones con los diferentes sectores de la sociedad.

Usted no va dar continuidad el estilo de vida loca que llevaba su antecesor a costa de fondos públicos y a costa hipotecar la credibilidad del gobierno frente a los ciudadanos. Esto ya lo anunció, y quienes lo conocemos sabemos que esta decisión no significa ningún sacrificio para usted. Por lo contrario, participar de una vida de lujos, despilfarro y extravagancias sería para usted un sacrificio inaceptable.

Usted tampoco tiene que dar continuidad a la manera cómo se han tomado decisiones en el gobierno que hoy despedimos (por cierto, con un desfile bufo, como lo merece). Me imagino que usted pondrá nuevamente a funcionar el gabinete como la lógica y la Constitución manda: consejo de ministros, como ente deliberante. Sabemos que usted no es amigo de las decisiones egocéntricas, sino más bien de las decisiones colectivas y discutidas. Solo tome en cuenta que la entidad colectiva que tiene que tomar responsabilidad sobre las políticas públicas es el gabinete, y no el partida decidiendo detrás de las bambalinas. Y que el gabinete y usted como presidente tienen que consultar sus decisiones no al partido (o por lo menos no solo al partido), sino a todos los sectores afectados de la sociedad, a la oposición y al sector privado…

Una de las cosas que usted no debería aceptar como herencia de Funes (y los anteriores presidentes) es ver el Estado y su institucionalidad como un pastel a repartir entre cheros, amigotes, gente que apoyaron la campaña, políticos que prometen votos en la Asamblea. Y tampoco entre los mas fieles veteranos de su partido. Y ahí veo que ya cometió algunos errores a la hora de componer su gabinete y a nombrar los titulares de las autónomas y superintendencias.

No entiendo porqué usted no retoma el principio de la meritocracia, pero en serio. Todos que conocemos a Carlos Canjura estamos aplaudiendo su decisión de ponerlo al frente de Educación. Pero cómo entender que funcionarios totalmente fracasados, como Carlos Cáceres, Violeta Menjívar y Nelson García, siguen en su gabinete? Para solo nombrar tres. ¿O cómo esperar que la hermana de Herbert Saca va a hacer un papel decoroso y profesional al frente de Corsain, donde se maneja gran parte del patrimonio del Estado? ¿Y qué aportarán a su gobierno los cuadros partidarios que ha metido como viceministra de economía o para dirigir el Registro Nacional de Personal Naturales, aparte de disciplina partidaria? Y no puedo cerrar sin mencionar la sorpresa más desagradable de todas: el nombramiento de Ricardo Perdomo. Si como superintendente causa la mitad del deschongue que armó en Seguridad, colapsa el sistema financiero…

Se me acabó la peseta, presidente electo. Pero de todos modos, vamos a estar en contacto por cinco años, por lo menos por esta vía…

Saludos, Paolo Lüers
(Mas!/EDH)