sábado, 17 de enero de 2009

Ortega libera al ex presidente Alemán y busca la reelección indefinida

La Corte Suprema de Justicia de Nicaragua ha otorgado la libertad definitiva al ex presidente Arnoldo Alemán, que cumplía una condena de 20 años de cárcel por fraude al Estado, en una sentencia cuestionada que según algunos analistas es una extensión del pacto sellado en 1998 entre Alemán y el entonces opositor Daniel Ortega, que les permitió repartirse los poderes del Estado.

La sentencia, según los analistas, tiene como fin la libertad de Alemán a cambio de que los diputados liberales destraben la Asamblea Nacional -estancada desde diciembre debido a la crisis política desatada por el fraude denunciado en las elecciones del nueve de noviembre- y voten por una reforma constitucional que permitirá la reelección indefinida al presidente Ortega. La actual Constitución nicaragüense prohíbe este tipo de reelección.

Los magistrados liberales de la Corte han votado a favor de la libertad de Alemán, mientras que los sandinistas han votado en contra. El magistrado sandinista Rafal Solís dijo que "hoy es un día muy triste. Hago constancia pública de mi voto porque he luchado por la justicia". La Corte nicaragüense es acusada de ser un órgano partidario, al estar repartida entre liberales y sandinistas. Esta nueva acción le permite a Ortega controlar todos los poderes del Estado.

Minutos después de conocida la sentencia, la familia de Alemán envió un comunicado en el que afirmaba que el ex mandatario estaba "feliz" por la sentencia. "Después de siete años de retardación de justicia, humillación, atropellos y violación a sus derechos humanos como rehén político del FSLN, finalmente se hizo justicia", se lee en el comunicado.

"Nicaragua, veamos hacia delante, que no nos retenga el pasado, que no nos atormente el futuro; vivamos el presente para construir una mejor Nación", dijo Alemán al conocer la sentencia, según el comunicado. El ex mandatario cumplía la condena viviendo a cuerpo de rey en su casa hacienda "El Chile", ubicada a 20 kilómetros al sur de Managua.

Elección de la nueva junta directiva

Media hora después de leía la sentencia, los diputados liberales y sandinistas de la Asamblea Nacional se ponían de acuerdo para elegir la nueva junta directiva de la Asamblea Nacional. Desde hacía varios días se rumoraba que el presidente Ortega habría ofrecido al ex mandatario la libertad a cambio de controlar la Asamblea y lograr los votos necesarios para aprobar la reforma a la Constitución y establecer su reelección indefinida. Esta reforma es un tema que puede ser discutido en las próximas semanas.

Los diputados que forman la Bancada Democrática en la Asamblea, a la que pertenece el opositor Eduardo Montealegre, reaccionaron furiosos ante este nuevo acuerdo político. La diputada María Eugenia Sequeira acusó a los diputados liberales dependientes de Alemán, de "entregar Nicaragua al Frente Sandinista", el partido controlado por Ortega.

"A nadie engañan", dijo Sequeira, "hoy estamos enterrando las esperanzas de Nicaragua. Han traicionado la democracia, libertad y dignidad".

El diputado Enrique Quiñónez catalogó de "día negro para Nicaragua" la resolución de la Corte y el acuerdo alcanzado en la Asamblea. La diputada Mónica Baltodano, del Movimiento Renovador Sandinista, dijo que "Ortega y Alemán están condenados por la historia" y criticó lo que llamó la "tragicomedia permanente en la que han hundido Nicaragua". La tarde de ayer, hora de Nicaragua, después de una hora de intenso debate, la Asamblea votó por 62 votos a favor la elección de la nueva juta directiva, que escogió a René Núñez, diputado sandinista, como presidente del parlamento, lo que le da el control de la directiva parlamentaria al gobernante Frente Sandinista.

Este nuevo acuerdo entre Alemán y Ortega pone fin a la crisis política que sufría este país desde noviembre. Una solución lamentable, a juicio de analistas, porque desploma la ya de por sí débil institucionalidad nicaragüense y significa un retroceso en el proceso democrático que Nicaragua venía desarrollando desde la transición de 1990, tras décadas de dictaduras y guerra.

(El País, Madrid)