viernes, 17 de diciembre de 2010

Mala costumbre

Yo tengo la mala costumbre de fumarme un cigarro antes de irme a dormir. Es una muy mala costumbre, es malo para mi salud, es una práctica que la mayoría de colegas ambientalistas y biólogos me recrimina. La tengo, es mi costumbre. Eso no la hace buena. La costumbre de los salvadoreños de reventar cohetes en navidad, es un rito muy arraigado ya. Pero porque exista no lo hace bueno. Así como yo tengo que dejar de fumar, El Salvador tiene que dejar su vicio.

Es un vicio perjudicial, en estos momentos que tan sufrido ha estado el año en la economía, vamos ahora a tirar dinero, por una explosiones de diversión. ¿Es esta nuestra diversión navideña? Explotar pólvora, o ¿es el reunirnos con nuestra familias, pasar como una comunidad y compartir alimentos juntos? Sin lugar a dudas creo que la segunda es la cuestión más importante.

No te compres unos pesos de explosiones, dale la alegría a los tuyos con un regalo. Compartan unos tamales, un pan con chumpe o cualquier otra costumbre que tengan. Es una manera de invertir nuestro dinero en lo más importante que tenemos, la familia. No en el fugaz riesgo de unas cuantas luces.

Es una costumbre barbárica que todos los años arroja innumerables niños quemados, hasta se vuelve morbosa mientras vemos las noticias del día siguiente con el recuento de niños quemados. No es posible que esta costumbre no pueda ser rota. Hay costumbres salvadoreñas que las hemos cambiado. Si no, vean el cambio que ha tenido El Salvador con el consumo de huevos de tortuga. Desde que se comenzaron a plantear serios esfuerzos por evitarlo, ha descendido considerablemente, si hay algunos que todavía lo hacen pero el cambio ha sido grande.

Con el consumo de huevos de tortuga también argumentaban que se perjudicaría la economía de los pobladores de la costa, pues se han encontrado soluciones para que no se vean afectados, alternativas productivas, contratos para que se vuelvan protectores en vez de saqueadores y muchas otras medidas más. El Salvador lo está logrando. Pero el paso más significativo es en la mente de los salvadoreños, ya sabemos que esa costumbre es inconveniente, el abuso que realizamos en el pasado nos pasa ahora la cuenta con la prohibición del consumo. Lo mismo puede pasar con los fuegos artificiales.

La economía de los productores nacionales de fuegos artificiales ya fue afectada, la mayoría de productos ahora son importados de China. Con hacer la vista a un lado ya no están protegiendo la economía nacional, sino la China. Los importadores de fuegos artificiales encontrarán otras maneras de hacer negocio, no se puede respetar un negocio que cause niños quemados, contaminación y despilfarro.

El uso de este tipo de productos debería de estar mucho mejor regulado, porque la infinidad de niños quemados demuestra que los padres no han podido tener el control necesario para cuidar a sus hijos. En este caso si es necesario la regulación.

Pero sobre todo el poder de cambiar esta costumbre está en nosotros. Podemos decir no consumir más este tipo de productos y tener una navidad en familia o podemos decir continuar estas costumbres incivilizadas.

Desde todos los puntos de vista esta costumbre no tiene sentido. Y si yo puedo con mis malas costumbres también pueden el resto de los salvadoreños. Si yo puedo quitarme la costumbre de fumarme un cigarro antes de dormir, ustedes pueden tener una navidad donde la fiesta sea la música, el baile, las conversaciones en familia y los niños abriendo regalos. ¿Hacemos un trato?