miércoles, 18 de diciembre de 2024

Carta navideña. El regalo: medicina amarga. De Paolo Luers (+ capitulo 25 del libro 'DOBLE CARA')


Durante la pandemia, el gobierno los llamó héroes, ahora los trata con las patas. Pero para nosotros, los pacientes, ustedes siguen siendo héroes. Y ellos, los gobernantes y sus lacayos en la dirección del Seguro Social y el Ministerio de Salud, para nosotros son traidores y parásitos. 

El audio en la voz del autor: despidos.mp3 

Publicado en MAS!  y EL DIARIO DE HOY, martes 17 diciembre 2024

Estimados amigos que laboran en los hospitales:

¡Qué manera de celebrar las fiestas de navidad! Despidos masivos de médicos, enfermeras y otros trabajadores de salud. Luego de los despidos en el Seguro Social, muchos de ellos relacionados con la participación de empleados en la marcha blanca, ahora les toca en los hospitales del Ministerio de Salud. Este lunes hubo los primeros 230 despidos. Se han anunciado más. Según el presupuesto para el 2025, el Ministerio de Salud tendrá que suspender más de 3 mil plazas. Otras plazas se perderían en el Seguro Social.


Conozco bien el Rosales. Acompañé por semanas a un tío de mi esposa en sus citas de emergencia y luego en su hospitalización. Vi a los médicos y las enfermeras trabajar interminables turnos, haciendo milagros sin los recursos adecuados. Me impacta la noticia que en este hospital han suprimido 100 plazas. 100 almas menos que se preocupan día y noche de los pacientes. ¿Cómo va a funcionar este hospital con 100 plazas menos? Es inimaginable. Me trato de imaginar si entre los 100 están aquellas enfermeras curtidas y experimentadas, que han visto de todo, resuelto todo y que mantienen todo funcionando. Cualquiera que conoce el Rosales diría que necesita urgentemente más personal, no recortes.


Sacrifican a los hospitales, con sus trabajadores y con sus enfermos, en el altar de un “ajuste fiscal”, que exige el Fondo Monetario Internacional como condición para tirar al gobierno el salvavidas de 1,400 millones de dólares que tan urgentemente necesita. Pero, hay otras formas de ejercer austeridad en el gobierno: Se puede -y se debe- reducir el presupuesto exagerado que Casa Presidencial y los ministerios manejan para propaganda. Se puede -y se debe- reducir el presupuesto que más ha crecido, el de la Fuerza Armada. ¿Acaso esperamos una invasión de Honduras o Guatemala? Quienes han decidido recortar el presupuesto de Salud y de Educación, condenando a ambos rubros a sufrir recortes masivos de personal, ¿qué piensan, qué sienten, cómo duermen en la noche? ¿Cómo pueden seguir despilfarrando dinero para nuevas flotas de camionetas, nuevos helicópteros, nuevas armas, permanentes campañas publicitaras, viajes de turismo político, pagos a un ejército de asesores venezolanos, y espectáculos para las masas, cuando cada dólar que en esto gastan, lo quitan a la educación y a la salud de la población? 


Médicos internos del Hospital Rosales, protestando en solidaridad con colegas
despedidos, en 2023. Todos ellos también fueron despedidos.

Dicen que al hombre que conduce el gobierno lo guía Dios. En su despacho todavía está colgado el retrato de Oscar Arnulfo Romero, el santo que predicaba que los pobres tenían prioridad sobre todo. Blasfemia. Dejan que los pobres, los enfermos y los trabajadores paguen la cuenta de su fiesta. Usan sus sacrificios para que les presten más dinero para mantener el show, con el cual tienen distraído, apantallado y dormido al pueblo. ¡Qué cinismo!

 

Dedico esta carta a los valientes hombres y mujeres que mantienen funcionando nuestros hospitales, a pesar de todo. A pesar de la falta de insumos médicos. A pesar de la falta de especialistas. A pesar de su cansancio. A pesar de los despidos. A pesar de que los tratan con desprecio, con insultos. Lo hacen, porque no trabajan para el gobierno, trabajan para la gente, para los enfermos que de ellos dependen. 

 

Durante la pandemia, el gobierno los llamó héroes, ahora los trata con las patas. Pero para nosotros, los pacientes, ustedes siguen siendo héroes. Y ellos, los gobernantes y sus lacayos en la dirección del Seguro Social y el Ministerio de Salud, para nosotros son traidores y parásitos.

 

A todos ustedes les deseo, dentro de lo que quepa en este país, felices navidades y un año nuevo con más solidaridad y menos sumisión.

 

A mis lectores los voy a dejar en paz durante las vacaciones y fiestas, sin poner el dedo en las llagas. Hasta el 2 de enero 2025.


Saludos, 



 


* * *
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Capítulo 25: La paz en Morazán (1986)


Meses de tranquilidad en el Norte de Morazán. Nuestros campamentos de Pueblo Viejo, en los cafetales de Perquín, otra vez se parecen más a camps de boy scouts o summer school que a instalaciones militares. Un montón de jóvenes haciendo deporte, asistiendo a clases, enamorándose, discutiendo...

En la guerra, el mayor tiempo no pasa nada, hay que aprender a esperar sin bajar la guardia. Para no aburrirme, me muevo en toda la zona para hacer entrevistas, fotos, grabaciones, y para participar en reuniones. Ahora, uno se puede mover libremente, caminando de día, usando las carreteras. No hay fuerzas del ejército al norte del Torola. Lo que no significa que no pueden aparecer y atacar en cualquier momento. A esta altura, muchas de sus unidades son tan móviles como las guerrilleras. 


Asamblea de combatientes. Esta no es en Morazán, sino en Guazapa.
Foto: Augusto Vázquez

Aparte de las excursiones periodísticas, me encanta la vida social en Pueblo Viejo y Perquín. Uno puede visitar otros campamentos, ir al pueblo, y hacer tertulias nocturnas en las cocinas. Las tertulias más populares son de cine. Como no hay, a Maravilla, Marvin, Santiago y a mi nos toca contar películas. 

Mi especialidad es contar viajes. Cuento a los compas, que jamás han salido de Morazán, el viaje que luego del bachillerato hicimos tres cheros a Grecia. Les cuento todo el trayecto en carro, pasando los Alpes, llegando al mar Mediterráneo; la belleza de la carretera que recorre toda la costa de Croacia, la llegada a Atenas, el ferry a Creta, nuestros dos meses viviendo en las cuevas de Matala. Les cuento cómo entre los tres alemanes nos enamoramos de dos chicas gringas. Las rescatamos en una comisaría de la policía, donde estaban detenidas por “escándalo público e indecencia.” Bueno, vestían unos shorts que por cierto llamaron la atención a los campesinos y comerciantes de Creta. Y a nosotros también...

Cuento el viaje a Galicia, donde me enamoré de la estudiante de literatura, que era mi profesora de español. De mi llegada —con ella— a Finisterre, el fin del mundo para los españoles, el punto más occidental de Europa. Les cuento del desmadre que se armó cuando una alumna de nuestro curso desapareció, y cómo la fuimos a buscar hasta en Barcelona, pidiendo apoyo a los sindicatos, con los cuales tuve contacto desde los tiempos de Franco, cuando operaban en la clandestinidad y nosotros, los sindicalistas alemanes, les brindamos apoyo financiero y logístico.  

Otro cuento: el viaje a Cerdeña, donde nos invitaron a una boda como nunca la habíamos visto. Comida, vino y baile por tres días. En esta boda conocimos a los hijos de los famosos ‘bandidos de Orgosolo’. Nos llevaron a sus casas a conocer a sus abuelos, tíos y padres, que nos explicaron, con orgullo, que ellos habían sido toda la vida (y algunos seguían siendo) bandidos, pero no mafiosos.



También les cuento la aventura de un viaje a la Camargue, en el Sur de Francia, a un pueblo que se llama Saintes-Maries-de-la-Mer. Es la capital no oficial de los gitanos de toda Europa. Llegamos al festival anual de los gitanos, quienes levantan a la par del pueblo una ciudad entera de tiendas de campaña y trailers. Ahí acampan los gitanos y nadie más puede entrar. Cuento como conocimos a un bicho de nuestra edad, que era hijo de un famoso músico de Flamenco gitano. Nos hicimos cheros con él en la playa, donde nosotros acampamos. Una noche llegó a nuestro lugar pidiendo ayuda. Había salido con el carro de un amigo y con una novia, se emborrachó y hundió el carro en uno de los canales que hay en la zona. La muchacha murió. El carro quedó destrozado. Si la policía francesa lo encontraba, iba a causar un gran problema para él, su familia y toda la comunidad gitana. Su padre ya había regresado a Montpellier, donde vivían, y el chavo nos pidió que lo dejáramos en Montpellier, esta misma noche, antes de que la policía lo buscara. Pensaba que la manera más segura de salir de la zona era viajar con unos hippies cheles. Una vez en Montpellier, la comunidad gitana lo iba a esconder y proteger.

Levantamos campamento, metimos al bicho en nuestro VW Bocho, y antes de que el día aclarara, salimos. En una hora llegamos a Montpellier, a la casa de su familia. Nos recibieron como héroes, nos nombraron miembros honoríficos de su clan. Cuando a los días salimos de Montpellier, llevamos una invitación especial para regresar el próximo año a la fiesta gitana en Saintes-Maries-de-la-Mer —pero esta vez como invitados de honor, con nuestro propio trailer, dentro del campamento gitano.

Obviamente no es solamente contar las historias. Tengo que dibujar mapas de Europa, explicar la geografía e historia de los países visitados, explicar a unos bichos de La Guacamaya de qué se tratan las tensiones entre los gitanos, que tienen siglos de vivir en toda Europa, y las sociedades bastante racistas. O explicar lo que significa que unos estudiantes alemanes lograran ser aceptados o incluso adoptados por los campesinos y pescadores de un pueblo de Creta, quienes todos habían participado activamente en la resistencia armada contra la ocupación alemana durante la Segunda Guerra Mundial. O explicar qué significa ser “bandido” en una isla italiana, que durante siglos luchó por su autonomía...

Son las mejores clases de geografía e historia que he dado en mi vida.

También hay discusiones más serias. La guerra civil, anunciada en 1981 como guerra de insurrección, está entrando en su sexto año, y hay cantidad de dudas sobre como seguir, y sobre todo: ¿Cómo concluir esta guerra?



Luisa está trabajando en un librito que se va a llamar Doble Cara y que pretende abrir el debate sobre una nueva estrategia para continuar la guerra. Lo discutimos con ella y otros compañeros de la dirección. Es la parte política de la nueva estrategia político-militar que está promoviendo Joaquín. Él plantea un viraje radical, que choca con muchos de los jefes militares del ERP, ni hablar de las otras organizaciones. Cuando al fin tuvo éxito visible la estrategia de la concentración de fuerzas, la formación de batallones como la BRAZ, la toma de control de amplios terrenos, que Joaquín había planteado en el 1982 (también contra mucha resistencia), ahora viene y predica lo contrario. Joaquín está convencido de que los gringos han adaptado la estrategia y la tecnología de la Fuerza Armada Salvadoreña al punto que podían pasarse a confrontar las tropas concentradas del FMLN y destruirlas. La solución que Joaquín plantea: dispersar las fuerzas en unidades guerrilleras móviles, salir de la zona de confort en las zonas de control, penetrar a todo el país, y crear nuevas conexiones con la población civil.

De estas nuevas conexiones con la población se trata la estrategia política de Doble Cara que estamos discutiendo con Luisa. Se trata de dejar de ver a la población campesina y semiurbana como reserva de reclutamiento de una guerrilla; mover las nuevas unidades guerrilleras ya no con fines militares, sino con el propósito de fomentar organización y movilización popular; respetar la autonomía de los movimientos sociales. La idea central, y de ahí el nombre Doble Cara, es que las comunidades gestionen sus necesidades con el gobierno, pero sin dejar de apoyar a la guerrilla política y logísticamente. En el fondo, se plantea que hay que abandonar la idea de unos territorios liberados donde nace un nuevo Estado enfrentado con el viejo. Se plantea abandonar los elementos de guerra regular que se habían dado en los últimos años y regresar a la guerra guerrillera.

Me parece un concepto válido y audaz. Comienzo a apoyar a Luisa a someterlo a discusión y explicarlo. Salen reuniones interesantes que son muestra de que en el ERP hay estricta disciplina militar, pero mucho espacio de discusión abierta y horizontal sobre los conceptos políticos e ideológicos.



Una vez este tipo de discusiones se inicia y la gente participa, ya no hay como limitarlas y cerrarlas. Así surge, en la Escuela Militar (que a la vez es la Escuela Superior de Política) de Morazán, otro interesante debate. Uno de los jefes de la escuela, el comandante Balta, plantea un enfoque que resulta muy controversial: Si somos realistas, tenemos que reconocer que no hay solución militar a esta guerra. Si ni ellos ni nosotros vamos a ganar la guerra, ya no tendrá sentido buscar la destrucción del otro bando. Si habrá una solución negociada, entonces tenemos que usar todo nuestro poder para crear las condiciones de una salida política justa. Pero esta salida significa que luego trabajaremos juntos con todas las fuerzas políticas para reconstruir el país y la democracia. Luego de una salida negociada no vamos a levantar un régimen revolucionario, sino una democracia pluralista. 

Este planteamiento es atrevido en un momento que todavía muchas de las discusiones son sobre cómo después del triunfo repartir el poder entre las cinco organizaciones revolucionarias.

Balta dice básicamente: Olvidémonos de todo esto y preparémonos para ser protagonistas en una sociedad pluralista y un estado democrático. Hay quienes lo quieren expulsar del ERP por esos planteamientos —y lo dicen. La dirección comienza a preocuparse de las tensiones que se pueden dar y dice a Balta que se calme. Que tal vez tenga razón, pero que no ajolote a la gente. Yo le digo a Luisa: “Una vez se abre la caja de pandora, no hay forma de volver a cerrarla. No tengan miedo a la discusión, ni siquiera a la disidencia.” Me dice ella: “Ayúdanos a calmar los ánimos. Ya la estrategia de regresar a las unidades guerrilleras nos hace demasiado ruido con los mandos militares...”

Muchas de estas discusiones quedan inconclusas. Algunos de los planteamientos, aunque no debatidos con suficiente amplitud, son adoptados y puestos en práctica por la dirección del ERP. La nueva estrategia realmente pondrá lo político a la par de lo militar. Como debe ser...

 


La siguiente entrega, jueves 2 enero 2025:

Capítulo 26: El campanazo (1986)

lunes, 16 de diciembre de 2024

Carta a los economistas: ¿Por qué ya no se reduce la pobreza? De Paolo Luers (+ capítulo 24 del libro 'DOBLE CARA')


"El país está pagando un altísimo costo para tener controlada la delincuencia, las pandillas, los homicidios, las extorsiones. La mayoría de los ciudadanos aceptó canjear sus derechos civiles por esta seguridad. Seguridad sin democracia. Pero el país no se levanta. La economía no crece. Las inversiones están estancadas. La pobreza no se reduce. Y la corrupción se hizo sistema." 

El audio en la voz del autor: Pobreza.mp3

Publicado en MAS!  EL DIARIO DE HOY, martes 17 diciembre 2024

Estimados sabios:

El Banco Mundial acaba de publicar un estudio sobre la pobreza en El Salvador. Por una parte dice que “los recientes logros encomiables en la reducción de la violencia” ofrecen “una importante oportunidad para mejorar vidas y medios de subsistencia” y bajar los índices de pobreza.


Suena bien. Sin embargo, por otra parte el estudio del Banco Mundial constata que “durante dos décadas El Salvador redujo sustancialmente la pobreza”, pero actualmente “este proceso de reducción de pobreza se encuentra estancado”. Lo mismo es cierto para las inversiones, tanto nacionales como internacionales. A pesar de que hoy El Salvador es un país seguro, donde la violencia y delincuencia ya no ahuyentan al capital, las inversiones más bien se disminuyen. Ni la economía, ni mucho menos los pobres están recibiendo el esperado “bono de la paz”.

Entonces, uno se pregunta: Si ya está removido el supuesto obstáculo para el crecimiento económico, para la inversión y para la creación de puestos de trabajo, ¿cuáles son los obstáculos que ahora los detienen? ¿Cómo se explica que en las dos décadas anteriores, que según los Bukele tuvieron gobiernos que manejaron mal el país y empresarios que manejaron mal la economía, se redujo la pobreza - y ahora, con el presidente ‘salvador del país’, este proceso se estancó?


Tal vez ustedes, los economistas, los expertos, los sabios, nos pueden explicar esta situación que parece absurda. Mientras tanto, voy a buscar explicaciones a mi manera...


Cuando en 1992 pusimos fin a la guerra civil, inmediatamente hubo un boom de inversión. Durante más de una década -la famosa ‘década perdida’- la guerra hizo que los empresarios retuvieran sus inversiones, por la inseguridad y la incertidumbre. Sólo se firmó la paz y las inversiones retenidas se soltaron y ayudaron a recuperar la economía y reconstruir el país semidestruido. Así pasó en muchos países, luego de pasar por una época de guerra o por altos índices de violencia. 

 

¿Por qué no está pasando lo mismo ahora en El Salvador?

 

Porque la seguridad y la paz no son las únicas condiciones para el impulso de la economía y para la creación de los puestos de trabajo necesarios para sacar a la gente de la pobreza. Se necesita seguridad jurídica. Se necesita transparencia en los gastos y acciones del estado. Se necesita confianza de que el gobierno garantiza competencia libre para todos. Nada de esto está garantizado en El Salvador. 

 

Los peores enemigos de la inversión son la corrupción y una economía de cheros, primos  y compadres, donde un clan decide sobre el éxito de los demás. Esto es lo que tenemos en El Salvador. El gobierno puede presionar al sector empresarial; puede lograr que se adapte a la nueva lógica del poder y que no cometa locuras opositoras. Puede tenerlo callado, pero no puede obligarlo a invertir. Capital que se siente incómodo, no invierte.

 

Los inversionistas internacionales, que tal vez se sienten atraídos por la situación de seguridad y estabilidad que garantiza la dictadura en El Salvador, observan muy de cerca el comportamiento del capital nacional. Si ven que solamente los cheros y socios del presidente invierten, mientras la mayor parte de los grupos tradicionales muestran cautela, incluso desconfianza, se abstienen de invertir. Si además ven que algunos inversionistas internacionales, que durante décadas han operado en El Salvador, por ejemplo en el sector eléctrico o el financiero, se sienten presionados o incluso extorsionados por el gobierno, se abstienen. Así se explica la renuencia del capital internacional de invertir en El Salvador. No le gusta la corrupción, ni el nepotismo, ni la falta de transparencia, ni la economía de primos.

 

Además observan a un gobierno que luego de 5 años de gobernar (y 3 y medio de tener el control total del Estado, sin Asamblea o Corte que le estorbe, sin oposición que le puede desafiar) todavía echa la culpa de todo a “los mismos de siempre”. Pero a esta altura, el lamentable estado de la infraestructura del país es exclusiva responsabilidad del gobierno actual. Igual la crisis de las finanzas públicas. Igual el descuido de la educación, la salud y la vivienda. Cualquier inversionista dirá: Si todo esto no lo han resuelto en 5 años, ¿cómo puedo esperar que lo resuelvan cuando yo ponga mi plata en este país?

 

El país está pagando un altísimo costo para tener controlada la delincuencia, las pandillas, los homicidios, las extorsiones. La mayoría de los ciudadanos aceptó canjear sus derechos civiles por esta seguridad. Seguridad sin democracia. Pero el país no se levanta. La economía no crece. Las inversiones están estancadas. La pobreza no se reduce. Y la corrupción se hizo sistema.

 

He puesto aquí como yo me explico este absurdo de una mejoría de seguridad con estancamiento económico y sostenida pobreza. Espero que nos lo expliquen los sabios, los economistas, los expertos en desarrollo. Tienen la palabra. Estoy seguro que las páginas de este  periódico están abiertas para sus explicaciones.


Saludos, 



* * *
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Capítulo 24: La incursión a San Miguel (1986)


Estamos escondidos en un charral a la orilla de la Ruta Militar en la salida de San Miguel a Santa Rosa de Lima, un poco al noreste de Hato Nuevo. Tenemos que pasar al otro lado, con urgencia, porque desde que nos retiramos de la ciudad de San Miguel, nos está siguiendo la pista una unidad del ejército, y en cualquier momento además pueden aparecer tropas en vehículos y tomarse la carretera. Pero no podemos cruzar la carretera, porque del otro lado hay un cerro, y desde esta altura dominante unos francotiradores están controlando la planicie que hay que atravesar para llegar a una quebrada que nos daría cobertura. 

En la madrugada de este mismo día hemos incursionado en la ciudad de San Miguel. Nosotros desde el norte, para tomarnos la terminal de buses; y fuerzas del Frente Sur iban a atacar a la Tercera Brigada, para no permitir que salgan tropas para enfrentarnos. Supuestamente sólo íbamos a tener que lidiar con la Guardia Nacional que estaba cuidando la zona de la terminal. Habíamos bajado del cerro Cacahuatique el día anterior y esperado la noche en un bosquecito. De ahí salimos antes de la madrugada. Todo iba bien, hasta que llegamos al río Grande en un punto donde se podía pasar brincando de piedra en piedra. Casi toda nuestra columna de unos 100 hombres y mujeres ya había pasado, dejando las piedras manchadas y lisas de lodo. Llegué hasta la mitad, donde el río era más profundo. Había que dar un salto algo largo. Di el salto, pero me deslicé al aterrizar y caí al agua. Bueno, el río Grande no es sólo de agua. Entré a San Miguel con tufo a mierda.

Tenía otra vez a mi lado a Roque, mi guía, mi guardaespaldas y, una vez que empezaba a tomar fotos o grabar video, mis ojos. Somos ya una pareja entrenada, más bien, Roque me entrenó. Si él dice alto, me paro. Si dice que me tire al suelo, me tiro. Si me dice corra, corro. Sólo así se puede filmar en combate, porque por la cámara uno tiene visión de túnel y no ve para los lados. Así uno se puede concentrar en el encuadre, sabiendo que Roque se encarga de los asuntos de la guerra.



Así de ciego se mueve uno un zona de combate, mirando por la cámara.

En la foto arriba: Augusto Vázquez, fotógrafo del Sistema Radio Venceremos
Abajo: Epigmenio Ibarra con la videocámara, Augusto tomando fotos
.


Llegamos hasta la terminal, como hemos planificado. La avanzada de nuestra columna, con los mejores combatientes, aseguró el terreno, desalojando a los policías y manteniendo a raya a la Guardia en su propio cuartel. Pasaron la consigna de que el área de la terminal estaba asegurada. “Perfecto,” le dije a Roque, “vamos a tomarnos una coca en aquella farmacia.” Entramos a la farmacia con nuestros fusiles, y yo además con el tufo a mierda que traía. La muchacha que me atendió temblaba cuando me vio y olió. “No se preocupe, nada va a pasar. Sólo queremos dos cocas bien heladas. ¿A cuánto son?”

Mientras estaba tomando la coca, vi un cartel que decía los precios de llamadas telefónicas a Estados Unidos. ¡Voy a llamar a mi madre! Le di un billete de 100 colones, ella me dio el teléfono y marqué: 0049541... No lo podía creer: De manera inmediata contestó mi madre. “¿Pero dónde estás, hijo?” Ella sabía que estaba en la montaña y no me iba a comunicar por meses, tal vez años. “¿Ya saliste de la montaña?” 

No le iba a decir que estaba en la toma de una ciudad y que en cualquier momento se podía armar un gran desmadre de tiroteos. Le dije que había salido unos días, que estaba bien, que la amaba. La muchacha no podía creer que en su tienda estaba un chele, que bien podía ser un ruso, porque hablaba raro, armado de fusil y cámaras, tomando Coca Cola y usando su teléfono. Colgué y cuando comencé a marcar el número de Ingrid, mi exnovia que había dejado en Alemania para ir a esta locura, comenzaron a sonar ráfagas algo cerca. Salimos corriendo de la tienda, yo con la cámara lista para grabar, Roque a mi lado. Escuché la voz de alguien gritando: “Vámonos, vienen los de la Tercera.” Yo seguí grabando y tomando fotos. Vi compas corriendo para tomar posiciones, y en la calle que desemboca del otro lado vi soldados avanzando y disparando. Seguí grabando. Hasta que apareció Jonás y me gritó: “¡Por la gran puta, Paolo, andáte con los compas que se retiran!” 

“Pero veo que los compas por allá se están atrincherando y quiero grabar eso.” 

“No hagás estorbo aquí. Nosotros vamos a entrar en combate para cubrirles a ustedes la retirada, y luego los alcanzamos. ¡Andáte ya!”

Corrimos a todo pulmón, porque ya aparecieron soldados por varias partes. Era obvio que el operativo de contención de los compas del Sur no funcionó. O tal vez nunca llegaron cerca de la Tercera Brigada... Tomé otro baño en el río Grande, esta vez junto con otros. En este lugar había que pasar vadeando. Esta vez no me importaba el tufo, ya no iba a ninguna tienda.

Salimos de la ciudad y avanzamos sin parar. Escuchamos helicópteros, pero parece que no nos ubicaron. Éramos unos 50, los demás se habían quedado combatiendo. De lejos se escuchaba fuego nutrido. ¿Quién sabe cuántos de ellos van a salir vivos de San Miguel? ¿Y el jefe, Jonás? ¿Por qué putas Jonás se quedó?”, pregunté a Roque. 

“Porque es Jonás,” dijo el compa.


Jonás, con Gustavo y Andresón. Foto: Linda Hess Miller


Cruzamos una carretera pequeña que dicen los compas que lleva a Comacarán, y al fin llegamos a la orilla de la Ruta Militar y no podemos pasar. Los primeros 4 compas que cruzan la calle, de pura suerte logran evadir el fuego nutrido que les lanzaron del cerrito. Si todos tratamos de pasar, tendremos bajas.

Lo que más me preocupa es que Alberto, el médico mexicano, quien está al mando de esta columna, obviamente no sabe qué hacer. Por suerte estuvo con nosotros el Negro Will, experimentado combatiente nica de Estelí, uno de los guerreros más aventados que he conocido. El Negro toma la iniciativa: “Hay que rodear este cerro y atacarlos desde atrás, no para tomarse la altura, sólo para comprometerlos y que ustedes puedan pasar. Yo voy. Dame dos hombres y en media hora pueden cruzar.” Alberto arma una corta discusión, para no decir sí de inmediato y para mostrar que él está al mando. Los tres desaparecen. ¿Tendremos media hora hasta que nos alcancen las tropas que nos vienen persiguiendo? ¿O hasta que lleguen en vehículos por la Ruta Militar? Veremos.

No es media hora. En 15 minutos comienza el tiroteo del otro lado del cerro. Es hora de cruzar la calle y correr. Van de dos en dos. Los primeros cuatro pasan la calle y la planicie sin incidentes. Pero luego está de regreso por lo menos uno de los francotiradores, mientras los otros están defendiéndose del Negro Will. Cuando nos toca a Roque y a mí, yo me quedo congelado. La decisión de levantarse de un lugar seguro para exponerse a fuego de un francotirador es lo más yuca que me ha tocado en esta guerra. Pero sé que el lugar dónde estamos no será seguro por mucho tiempo más. Si nos alcanzan aquí, nos tienen en un sándwich.

Corro como jamás he corrido, zigzagueando. Podrán ser no más que 100 metros línea recta, pero me parece una eternidad. Nos tiran. Veo balas levantando polvo. Me tiro de cabeza al bosquecito en la quebrada, como hacen los corredores al pasar la meta. Llegamos. Estamos vivos.

Tenemos un solo herido, pero ni siquiera de gravedad. Avanzamos en la quebrada, subimos un cerro, bajamos a otra quebrada, hasta que al fin llegamos a un lugar donde podemos descansar. Ahí nos alcanza el Negro con su gente. Lo abrazamos y seguimos durmiendo. Al rato logramos contacto radial con Jonás. Todos han salido bien de San Miguel, se retiran por otra ruta. “Nos vemos en el Cacahuatique...”



La siguiente entrega, jueves 19 diciembre

Capítulo 25: La paz de Morazán (1986)

viernes, 13 de diciembre de 2024

Carta a los ‘daños colaterales’: Las minas les harán ricos. Palabra del presidente. De Paolo Luers (+ capítulo 23 del libro 'Doble Cara')


Para el presidente, es tiempo que dejen de oponerse a la minería. Ya en su discurso de entronización del 1 de junio de este año, dado desde el balcón del Palacio Nacional, vestido en su uniforme de fantasía, dijo: Les traje seguridad y les voy a traer desarrollo. Pero cualquier desarrollo tiene su precio. Habrá daños colaterales, así como para erradicar las pandillas, tuvimos que meter preso a 80 mil personas, incluyendo un 10 % de inocentes. Daño colateral. Confíen en mi palabra. No quiero escuchar quejas... 

Vaya, ahora ustedes serían los primeros que pagarán el precio y sufrirían los daños colaterales. Luego todo el país.  

El audio en la voz del autor: MINAS.mp3

Publicado en MAS!  EL DIARIO DE HOY, sábado 14 diciembre 2024

Estimados amigos que viven en la franja norte del país, en Cabañas, Chalatenango, Morazán, La Unión:


El presidente ha dicho que quiere sacar el oro que Dios ha puesto en nuestra tierra. Su problema es que lo ha puesto debajo de sus casas, sus tierras, a la par de sus bosques y ríos; y que ustedes tienen ya experiencia con la minería y saben que va a destruir sus cerros y bosques, contaminar su agua y envenenar a sus niños. 

 

Sabiendo todo esto, el presidente les ha dado su palabra y les ha propuesto un deal: Él va a abrir las minas, un montón de minas, para sacar el oro. Y a cualquier vecino que se sienta amenazado, se les va a comprar su casa y sus tierras, a un precio tan alto que se podrá comprar 10 casas en otra parte, lejos de las minas.

 

Supóngase que su tierra con su humilde casa vale 50 mil dólares, entonces, le van a dar 500 mil, medio millón. Si tienen más tierra, podrían recibir varios millones. Palabra del presidente.


Bueno, pero hay múltiples razones para que ustedes deberían dudar de la palabra del presidente. Hay quienes dicen que le gusta mentir a la gente, prometer cosas que nunca puede cumplir, negar verdades que están a la vista de todos que quieren ver. Hay quienes también, como yo, observan que tiene un defecto mental que lo impulsa a improvisar sin pensar bien las cosas que dice; que está dado a ocurrencias y que para justificarlas, inventa cualquier cosa que le viene en mente.

 

Esta es la impresión que dio el señor, cuando en su discurso de inauguración del bypass de San Miguel de repente comenzó a hablar de la minería, del oro, de la riqueza que va a traer al país. Y comenzó a improvisar, a divagar, a patinar. No creo que haya hecho antes la matemática para llegar al precio de 10 de veces del valor real que ustedes recibirán por su casa y su tierra. Fue una ocurrencia del momento. No tiene la más mínima idea cuánto dinero habría para indemnizaciones y cuánto las compañías estarían dispuestas a pagar. Le vale, porque no tiene ninguna intención de cumplir. Sólo se trata de desarmar la oposición que se está armando contra sus planes con la minería...

 

Tampoco se le ocurrió que ustedes no quieren abandonar sus tierras. Le parece extraño que alguien, siendo pobre, prefiere defender la tierra donde nació – aun cuando le prometan buena plata. Para él y su clan, todo tiene precio.

 

Para ustedes, la tierra tiene otro valor que no se mide en oro o en plata. Pero esto es difícil de entender para alguien que compra grandes extensiones de tierra sólo para poder decir: Yo también soy terrateniente, he llegado a la cima.

 

Para ustedes, la tierra, con todo lo que hay en ella, tiene otro significado, y por esto se están oponiendo a la minería. No van a tolerar que vengan con monstruos de máquinas para triturar el cerro entero, en el cual han jugado de niños y cultivado de adultos.

 

Pero, esto no lo entiende Nayib Bukele ni mucho menos sus socios, las grandes compañías multinacionales de minería. Piensan que ustedes serían felices si podrían cambiar su casa y su tierra contra una casa tipo cajita de fósforo en Soyapango, con un jardín de 8 metros cuadrados, sin un solo árbol en todo el vecindario. No los conocen...

 

Para el presidente, es tiempo que dejen de oponerse a la minería. Ya en su discurso de entronización del 1 de junio de este año, dado desde el balcón del Palacio Nacional, vestido en su uniforme de fantasía, dijo: Les traje seguridad y les voy a traer desarrollo. Pero cualquier desarrollo tiene su precio. Habrá daños colaterales, así como para erradicar las pandillas, tuvimos que meter preso a 80 mil personas, incluyendo un 10 % de inocentes. Daño colateral. Confíen en mi palabra. No quiero escuchar quejas...

 

Vaya, ahora ustedes serían los primeros que pagarán el precio y sufrirían los daños colaterales. Luego todo el país. 

 

Piensen bien si hay razones de pensar que Nayib Bukele tiene palabra. 


Saludos, 

 




* * *
El libro Doble Cara ahora está agotado en las librerías de la  UCA, en el campus y en Cascadas/Soho. Pero será disponible antes de navidad. También lo pueden pedir Amazon.com, o desde México en amazon.com.mx

Ahora puede leer el libro, en tres entregas cada semana, en este blog. Disfrútenlo.






Capítulo 23: Chernóbil (abril/mayo 1986)


El 28 de abril del año 1986, nuestro equipo de monitoreo de noticias nacionales e internacionales intercepta Radio Habana reportando que según medios oficiales de la Unión Soviética “hubo un accidente en la planta nuclear de Chernóbil en Ucrania, con daños a uno de los reactores.” Comenzamos a monitorear todas las radios internacionales. Los noticieros de los países socialistas dicen que todo está bajo control, y los medios occidentales comienzan a hablar de la peor contaminación causada en la historia por un accidente nuclear. En toda Europa los gobiernos decretan planes de emergencia. Pero no hay ninguna noticia sobre las medidas que el gobierno de la Unión Soviética está tomando. Nada. Un silencio reproducido en Radio Habana y Radio Sandino. Y repetido el día siguiente.


Uno de los primeros helicópteros soviéticos,
que sobrevuelan la planta nuclear dañada
para evaluar el daño y medir la radiación

En la reunión del equipo editorial de la Venceremos discutimos qué hacer. Maravilla y yo sostenemos que este silencio es sospechoso y que no deberíamos reproducirlo. Que deberíamos comentar que en Chernóbil había ocurrido una catástrofe sin antecedentes. Los demás dijeron que como no tenemos información comprobada, mejor nos callemos. Un empate. En eso viene la instrucción de la comandancia de simplemente repetir lo que está diciendo Radio Habana. 

Yo pongo mi veto contra esta opción de decir que todo está bajo control, que me parece mentirosa, y propongo que mejor no digamos nada. De esta manera no mentiríamos ni tampoco provocaríamos complicaciones políticas para el FMLN. No me gusta para nada, pero por lo menos se ganaría tiempo.

Mandamos un mensaje a Managua al COMIN, pidiendo que nos consigan toda la información disponible sobre lo que ha pasado en Chernóbil, sobre las reacciones de los países europeos, sobre cualquier cosa que digan las autoridades de Ucrania o de Moscú. Y yo agrego: Busquen a Schafik, él debe saber más.


Joaquin

El día siguiente aparece Joaquín, muy molesto, y exige saber porqué no hemos repetido las noticias de Radio Habana, que por cierto todavía dicen que en Chernóbil todo está bajo control. Yo le contradigo: “Atilio, si hacemos esto vamos a quedar como un culo. A los días, va a salir Gorbachov reconociendo el desastre y anunciando las cabezas que han rodado de los funcionarios y técnicos responsables. Mejor nos mantenemos callados para no cagarla.”


El colectivo de Radio Venceremos

Se arma una discusión fuerte. Marvin y Santiago toman la posición de Joaquín. Al final, Luisa proporciona la solución: “Esperemos que nos contesten desde Managua, y luego decidamos.”

Nos mantenemos un día más en silencio. Joaquín no nos habla, no se deja ver en la radio. Según Luisa, está furioso. Al fin entra la respuesta de Managua: Manda a decir Schafik que la cosa es seria, que cualquier momento Moscú va a hablar, que por favor esperemos...”


Schafik

El día siguiente sale en todo el mundo la noticia que Moscú reconoce la gravedad del accidente de Chernóbil y pide a los países occidentales que colaboren para sellar la planta nuclear, de la cual siguen emanando nubes de radioactividad, que a esta altura han alcanzado todos los países del norte de Europa. 

Ya Radio Habana retoma los comunicados rusos, y nosotros retomamos Radio Habana. Problema resuelto. No en Chernóbil, pero sí el problema de nuestra credibilidad. Joaquín, de manera muy privada, me dice que fue correcta mi posición.


La siguiente entrega, martes 17 diciembre:

Capítulo 24: La incursión a San Miguel (1986)