"Nuestro ‘philospher king’ Bukele se sentirá como en casa en esta cumbre de autócratas: Trump, Milei, Meloni y Bukele. Su lugar en la cima. Nadie ahí le va a hacer preguntas incómodas sobre el régimen de excepción, el logro de haber convertido El Salvador en el país con el porcentaje más alto de privados de libertad del mundo, tampoco sobre la minería, la falta de transparencia y la corrupción. Será como un juego en casa."
Publicado en MAS! y DIARIO DE HOY, Sábado 18 enero 2025
Hay tradiciones tan fuertes que ni siquiera un hombre como Trump puede desechar. Una es que cuando un presidente es juramentado, lo acompañan como testigos todos los expresidentes vivos, incluyendo el presidente saliente. Trump se negóa participar en la inauguración de Joe Biden en 2021, ya que no reconoció su triunfo electoral. Sin embargo, este año Trump invitó a los cuatro expresidentes Bill Clinton, George W. Bush, Barack Obama y Joe Biden. Aceptaron. Hasta Hillary Clinton y Kamala Harris, quienes se midieron con Trump en elecciones muy contestadas, van a participar.
Otra tradición sí se va a romper el 20 de enero: Nunca se ha invitado a jefes de Estado a la inauguración. Trump insistióen rodearse con una selección muy particular de presidentes: Javier Milei de Argentina, Nayib Bukele de El Salvador, Giorgia Meloni de Italia. Las estrellas en el firmamento de la nueva moda autoritaria. También invitó a Víctor Orban, presidente derechista de Hungría, a Xi Jinping, dictador de China. Ambos dijeron que no podían participar, pero mandarán a sus cancilleres. Tampoco podrá viajar a Washington el expresidente Bolsonaro de Brasil, ya que tiene restringida la salida del país por un juicio pendiente. Pero habrá otros participantes de la mini-cumbre de ultraderecha que se armará: Trump invitó a los líderes de varios de partidos de ultraderecha, de Gran Bretaña, Francia, Bélgica, Alemania y Polonia, pero a ningún jefe de Estado de la Unión Europea, excepto Giorgia Meloni, y tampoco a la presidente de la Comisión Europea Ursula van Leyen.
Todo esto, igual que el tipo de personajes que van a representar el sector privado de Estados Unidos, los nuevos oligarca, dará a la inauguración un marcado carácter ideológico y no institucional – a pesar de la presencia de los expresidentes. Ellos va a tener que tragarse cualquier cantidad de zapos este día...
Nuestro ‘philospher king’ Bukele se sentirá como en casa en esta cumbre de autócratas: Trump, Milei, Meloni y Bukele. Su lugar en la cima. Nadie ahí le va a hacer preguntas incómodas sobre el régimen de excepción, el logro de haber convertido El Salvador en el país con el porcentaje más alto de privados de libertad del mundo, tampoco sobre la minería, la falta de transparencia y la corrupción. Será como un juego en casa.
Nuestro país y sus medios se verán inundados de fotos y video de Bukele a la par de sus padrinos. Habrá que aguantarlo...
Pasamos días en incertidumbre, porque leí varios artículos en los medios estadounidenses que daban a conocer los nombres de los ilustres invitados de Trump – y en ninguno apareció Bukele. ¿Será que todavía Trump mantiene su acusación hecha en varios eventos de su campaña de que Bukele estaba vaciando sus cárceles de los criminales más violentos, despachándolos a Estados Unidos – y que esta era la receta detrás de su ‘milagro de seguridad’.
Pero hoy salió en el periódico US News un artículo titulado “Bucking Tradition, Trump Invited These Far-Right Leaders to the Inauguration” (Rompiendo con la tradición, Trump invitó a líderes de la ultra-derecha a su inauguración), que pone las cosas claras y a Bukele en el lugar que le corresponde. Es invitado a la cumbre selecta de la extrema derecha.
Sólo falta un detalle, que ya me tiene angustiado: ¿Qué tipo de uniforme de fantasía se pondrá nuestro líder para la ocasión? ¿Más cercano a Star Wars o una nueva mezcla de Gadafi y Simón Bolívar?
Lo veremos en televisión pronto.
Saludos,
Vamos otra vez a Santa Ana. Esta vez no al cuartel, sino a San Antonio Masahuat, donde tenemos cita con la unidad de Acción Cívica de la Segunda Brigada. Cortesía de la ayudante del coronel, quien organizó que podamos grabar con ellos.
El lugar está lleno de soldados. Reparten medicinas, víveres y cuadernos. Mujeres, niños y viejitos haciendo cola. Pocos hombres y jóvenes. El plato fuerte: la película Rambo. Un soldado que hace las veces de maestro de ceremonia presenta la película: “Rambo es un guerrero para la libertad, como nosotros...”
Cuando ponen la película en su televisor, resulta que es en inglés.
Rambo en San Antonio Masahuat |
El público |
Uno de los pocos hombres se me acerca y me pregunta: “¿Y usted qué hace aquí?” Lo reconozco, hace unas semanas platiqué con él en un meeting en una cooperativa que grabamos con el equipo de video ‘clandestino’ y donde habló Cirilo. Yo traté de entrevistarlo, pero no quiso. Nadie de los asistentes quiso hablar a cámara.
La Asamblea con Cirilo |
Cirilo |
Ahora, en este lugar lleno de soldados, me mira con desconfianza. “Yo trabajando, siempre con las cámaras,” le digo. El hombre mira la credencial que tengo colgada del cuello: COPREFA, Comité de Prensa de la Fuerza Armada. “¿Ahora resulta que usted está con ellos? No entiendo.”
“Igual que vos, papito, te vi con los compas y ahora te veo con los soldados...”
“Viste,” le digo a Víctor, el camarógrafo puertorriqueño de Nueva York, “por eso la película se llamará Doble Cara. Todo en este país tiene doble cara para sobrevivir...”
“¿Ahora resulta que usted está con ellos? No entiendo.”
“Igual que vos, papito, te vi con los compas y ahora te veo con los soldados.” |
En el Novo recibo la llamada esperada desde Santa Ana. Es el contacto de Cirilo: “Vamos a celebrar el cumpleaños en la noche del sábado, siempre en la finca de café. ¿Van a llegar?” Es en clave. La traducción: Se activa el plan de filmar un combate desde ambos lados. El equipo de Javier se movilizará con los compas, que se tomarán el puesto militar de Los Naranjos. Con nuestro equipo ‘legal’ llegaríamos al lugar del combate en la madrugada. La cita es en Los Naranjos el próximo sábado. Todo está previamente planificado, sólo habrá que ver si nos funciona la sincronización.
Pasamos la noche en un hotel en Santa Ana y salimos a las 5 de la mañana a Los Naranjos, el pueblo cafetalero en el punto más alto de la ruta de Santa Ana a Sonsonate. Llegamos en media hora, sin problemas. No hay retenes. En la carretera no vemos ningún movimiento de militares. ¿Será que el ataque no se hizo? Si se hizo, ¿cómo es posible que la Brigada de Santa Ana no manda tropas?
Llegamos al lugar. Vemos un montón de gente, incluyendo algunos soldados. Nos bajamos, cámara lista. “¡Somos de la prensa internacional! ¿Qué pasó aquí?” Los soldados tienen cara de asustados. “Hubo un combate toda la noche. Vinieron unos 300 terengos, se tomaron nuestro cuartel, no pudimos hacer nada. Nosotros resistimos un rato, luego nos retiramos. Hay un muerto...”
Viene un sargento. Según él, fueron 450 guerrilleros. “No pudimos contra tantos.”
Los Naranjos |
Vamos a la casa cuartel. Está destruida. Según los soldados les dispararon con lanzagranadas RPG. Entrevisto a un señor que se identifica como vecino de la casa cuartel. Me da otra versión: “Llegaron como a medianoche. Hubo un gran tiroteo. Los soldados se corrieron rápido. Luego los muchachos cruzaron la calle y se metieron a la finca enfrente. Hubo unos bombazos, y ya... Se fueron rapidito.” Y su señora agrega: “Hubo un muchacho alto chele, con una cámara, sólo mas chiquita que la que ustedes andan...”
“¿Cuántos guerrilleros andaban?”
“Poquitos. Tal vez unos 20...”
Como a las 6 de la mañana entra al pueblo una compañía de refuerzo. Subieron a pata desde Juayúa. O sea, no vinieron con intención de chocar con los atacantes, sino para llegar después. Hablo con el teniente al mando. “Aquí casi nunca chocamos. Ellos tampoco buscan enfrentamientos. Llegan, asaltan una posición pequeña y se retiran. Es más propaganda que otra cosa...” Si supiera este oficial que en este caso el ataque estaba planificado para ser filmado...
Los refuerzos de Juayua |
Sube una camioneta por la carretera de Santa Ana. Se baja un hombre y llama al teniente, como si fuera su empleado. A gritos le “pide” que lo acompañe, que hay un problema en su finca. Los soldados se desplazan hacia al otro lado de la carretera. Les seguimos. Entramos en una finca, luego en el jardín de una casona. Ahí está parqueada la camioneta. Nos recibe el dueño: “¡Vengan, tomen fotos de esta barbaridad!”
Entramos a la casona. Unas muchachas en uniforme de domésticas, llorando. Resulta que los compas tiraron un cohetazo, que cayó y explotó en el baño adjunto al dormitorio principal. “Por suerte no estábamos, nos quedamos en nuestra casa en Santa Ana. Imagínense mi esposa dormida aquí y cae este bombazo...”