martes, 25 de octubre de 2011

Carta a los salvadoreños con nostalgia a la ciudad que perdimos

Estimados amigos:
El sábado pasado fuimos de viaje, para escaparnos, aunque sea por un rato, de las angustias que vivimos los salvadoreños.
Al llegar al destino, ya de noche, fuimos a la zona gastronómica-cultural de la ciudad. Primero al Palacio Municipal, renovado en todo su esplendor y convertido en centro cultural. Por casualidad nos encontramos al alcalde, quien nos ofreció un tour, primero del palacio, y luego del famoso Paseo, como llaman la milla nocturna de esta localidad.

Para los que vivimos en San Salvador, toda una revelación: miles paseando en la calle, jóvenes y viejos, figuras elegantes y familias humildes, escuchando música, comprando artesanías locales, comiendo, compartiendo copas. Docenas de cafés, restaurantes, bares, pegados uno al otro, con mesas en las aceras. Y para los que no pueden gastar mucho, comedores montados en la calle. Todos los negocios llenos, con inusual variedad de estilos, ambientes, ofertas culinarias y musicales.

Los habitantes y los turistas desfilando de un local al otro, encontrando a viejos amigos, conociendo a nueva gente. Para los salvadoreños, que estamos acostumbrados a vivir, trabajar e incluso departir en lugares cerrados y amurallados, para no caer víctima de la violencia epidémica, una sensación extraña de libertad y seguridad…

Nuestro guía turístico, el alcalde, nos explicó que incluso para su ciudad esta experiencia es nueva. Es el resultado de seis años de planificación, inversión urbana, para crear un entorno que anima a los emprendedores locales a invertir. “A nosotros como gobierno municipal no nos toca poner negocios, sino a crear las condiciones para que los privados tengan confianza y encuentren el ambiente idóneo para invertir…”

¿Qué es lo que esta alcaldía ha invertido? Remodelación y ampliación de las aceras; con árboles, masetas de flores y faroles. Los feos postes fueron sustituidos por conductos subterráneos. Un sistema de vigilancia por cámaras. Despliegue de la policía municipal. Programas culturales. Y un reglamento que evita que esto se convierta en un mercado más de negocios informales e insaludables. Esto es todo. Pero es mucho.

Caminamos, compramos, bebimos, comimos, escuchamos música, conversamos. Todos los ingredientes que uno necesita para pasar una noche divertida…

No tuvimos que viajar hasta Bogotá o San José Costa Rica para pasar esta linda noche. Sólo tuvimos que viajar 15 minutos en carro. La ciudad se llama Santa Tecla. El paseo se llama El Carmen. El alcalde se llama Óscar Ortiz. La moraleja de esta historia: Sí se puede.

Nos vemos en El Carmen, Paolo Lüers
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