miércoles, 6 de octubre de 2021

Carta a quien sea que esté a cargo de la Biblioteca Nacional. De Paolo Luers

 Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, jueves 7 octubre 2021

El concepto chino de moderno y salvadoreño



Estimados amigos:

Ni siquiera sabemos cuál instancia del gobierno es responsable del proyecto de la nueva Biblioteca Nacional en la Plaza Barrios. Por tanto no sé a quién dirigir esta carta. ¿Es el MOP? ¿Es el Ministerio de Cultura? ¿Es Casa Presidencial? El único que habla del proyecto y lo promueve es el presidente mismo. ¿O será que las decisiones se toman en la oficina de alguna autoridad estatal de la República Popular de China, país que va a financiar y ejecutar la obra?

Lo único que sabemos es que ya están demoliendo el edificio actual de la Biblioteca Nacional, el antiguo Banco Hipotecario, que junto a la Catedral Metropolitana, el Palacio Nacional forma la histórica Plaza Gerardo Barrios. ¿Quién tomó esta decisión? No sabemos. El edificio está bajo protección como patrimonio cultural, igual que el conjunto de la Plaza Barrios. Por tanto, teóricamente tuvo que haberse hecho un estudio y gestionado un permiso del Ministerio de Cultura, también de la OPAMSS y la alcaldía. ¿Existen esos permisos, y sobre cuáles bases legales han sido otorgados? No sabemos. Todo el proceso de la demolición ha sido declarado asunto reservado.



La otra cosa que sabemos es que existe un diseño para el nuevo edificio. Luce bastante futurista. No es feo, ¿pero se adapta a una plaza bajo régimen de patrimonio histórico? No sé, no he visto estudios, debates, foros de expertos y ciudadanos sobre esta interrogante. El diseño aparentemente se hizo en China, y por todo lo que sabemos y no sabemos lo puede haber aprobado el comisario del Partido Comunista en algún ministerio de China. No es que por esto el diseño sea feo, ¿pero es el diseño que corresponde a nuestra cultura? Esto no es algo que se puede decidir en China. Ni en Casa Presidencial. Para eso existen, o deberían existir, mecanismos de estudio, debate de expertos, participación ciudadana, concursos de ideas y diseños con arquitectos y urbanistas nacionales e internacionales. Nada de esto se hizo.

En cuanto a la concepción académica de una biblioteca nacional para el siglo 21, no sabemos quiénes la elaboraron. ¿Se lo dejaron también a los chinos, quienes no son el mejor ejemplo para la libertad y diversidad de pensamientos?

Tampoco sabemos si se hizo un estudio medioambiental, como lo exigen a cualquier empresa para construir un edificio nuevo. Si existe, no lo conocemos y no lo vamos a conocer, porque todo esto sólo se discute con los chinos. Y uno se pregunta quiénes discuten eso con los chinos?

Cosa parecida pasó con el Hospital Bukele en la Feria Internacional. No hubo concurso de diseño, no hubo expertos internacionales de construcción de hospitales, no hubo estudios para determinar si el lugar era el más adecuado.

Argumentaron que actuaron respondiendo a una emergencia nacional. Está bien, así se pueden construir hospitales de emergencia, pero no el hospital central de un país. El resultado: Puede ser que sirva para la emergencia, absorbiendo buena parte de los pacientes de Covid y el centro de vacunación, pero nunca se va a convertir en un hospital general funcional.

Lo mismo puede pasar con el Hospital Rosales. Acaban de anunciar que van a reconstruirlo y completarlo con edificios nuevos, pero descartaron el diseño ya hecho con mucha asistencia de expertos internacionales. No vaya ser que los que planificaron tan mal el Hospital El Salvador hagan el nuevo diseño para el Rosales.

La moraleja de todo esta historia: No puede ser un egocentrista en Casa Presidencial que decida solo, sin criterios ni procedimientos profesionales, académicos, administrativos y de participación ciudadana sobre megaproyectos como hospitales, la Biblioteca Nacional, autopistas, aeropuertos, Surf City o cualquier locura que se le ocurra.

Ni modo, la Biblioteca Nacional, que podría (y debería) haber sido expresión de la identidad cultural del país y de una visión compartida de su futuro, nos caerá del cielo. Un día despertaremos y los chinos nos pusieron el edificio, a su estilo, con sus trabajadores, y cambiaron el carácter de la plaza central de nuestra capital.

Saludos,