jueves, 14 de febrero de 2019

Carta a los enamorados de todas las edades: Seamos románticos

Hoy no quiero hablar de política. Hablemos del amor. ¿Qué vamos a hacer cada uno este 14 de febrero para o con las personas que amamos?

Yo voy a ir a Suchitoto a celebrar con mi esposa Daniela la inauguración de su exposición ‘Retratos de Amor’, celebrando el Día del Amor. Durante meses, ella ha recorrido las casas de Suchitoto para recoger (y a veces rescatar) las fotos de parejas: de los bisabuelos o abuelos retratados por el fotógrafo del pueblo hasta los hijos recién casados. Algunas estaban expuestas en el comedor-sala de la casa, otras guardadas en álbumes, algunas perdidas en baúles. 100 retratos, momentos muy privados, que ahora serán compartidos con la comunidad. Recuerdos familiares y compromisos recientes. Otro evento del Centro de Arte por la Paz para reparar el tejido social…

Para celebrar con Daniela el Día del Amor (y el éxito de la inauguración) voy a llevarle 24 rosas rojas, para que presidan la exposición en el corredor del Centro de Arte por la Paz – y una botella de Proseco italiano para compartirla después en el mirador encima del lago. No hay que tenerle miedo a lo romántico…



También voy a hablar por teléfono a mis hijos que están fuera del país. Aunque lo saben, necesitan escuchar que los extraño y que estoy orgulloso de ellos. Hay que aprovechar todas las ocasiones para estas reafirmaciones, ¿y cuál ocasión mejor que el 14 de febrero?

¿Qué puede hacer cada uno de ustedes para celebrar este 14 de febrero? Puede llevar a su pareja a cenar – no importa si es a la champita de la pupusera de la colonia o a un restaurante de lujo en San Benito. Pueden subir juntos al Boquerón, a los Planes o a Comasagua para admirar la puesta del sol. Pueden encender una candela y tomarse un vino.

Les repito: Aunque no sea la moda, lo romántico nunca es anticuado. Si es auténtico, es válido. Cuando yo era joven, en el movimiento rebelde de los estudiantes, se puso de moda decir que día como el 14 de febrero o el de la madre solo eran trucos de mercadeo del comercio de flores. Pero yo, a veces medio clandestino, para que nadie se burlara de ni, siempre invité a mi novia del turno a cenar el Día del Amor – y le mandé flores a mi mamá. Y siempre sentí bien rico compartir este ritual romántico…

Muchos solo me conocen como el duro y serio crítico político. Pero pregunten a las mujeres que han poblado mi vida (mi madre, mis hermanas, mis novias, mi esposa, mis hijas) y todas les van a decir que soy un romántico irremediable. Pues sí, sin amor no hay fuerza para luchar…

Saludos y abrazos,




(MAS! y EL DIARIO DE HOY)