jueves, 17 de mayo de 2012

Carta a los opinadores públicas

Estimados colegas:

Agarraron a dos de nosotros, gentes que forman opinión pública, uno a balazos en Honduras; otro a bombazo en Colombia. Son dos hechos muy diferentes, pero tienen algo en común que vale reflexionar. Alfredo Villatoro era coordinador de noticias de la emisora RHN de Tegucigalpa, fue secuestrado y apareció muerto el martes. Fernando Londoño dirige un programa radial muy controversial en Bogotá llamado “La Hora de la Verdad”, le pusieron una bomba a su carro, murieron dos personas, pero Londoño sobrevivió. 

Hasta aquí las diferencias, aparte de la diferencia entre Honduras, que se está hundiendo en violencia, y Colombia que está en un proceso largo y complicado de salir de la violencia.

Lo que tienen en común ambos casos son dos cosas: primero, su vocación de opinar, criticar e informar molestó a alguien de manera tal que decidió mandarlos a matar.  Y segundo, que nadie tiene idea si fue la derecha o la izquierda o la mafia que se molestó con ellos.

En Honduras ya hay más de veinte periodistas muertos desde que el presidente Lobo asumió el poder y el país supuestamente regresaba a la ‘normalidad’. El problema es que en Honduras lo normal es que matan a periodistas – y a cientos de ciudadanos cada mes. Hay quienes culpan a la derecha de estos ataques al ejercicio de la libre expresión, y otros quienes culpan a la izquierda. Han muerto periodistas que estaban en favor del golpe de Estado, y otros que estaban a favor del intento del ex-presidente Zelaya de manosear la constitución. Han muerto periodistas que escribieron sobre los narcos y las pandillas, y otros que nunca tocaron este tema. Todo esto hace aun más terrible el miedo: el peligro puede venir de cualquier lado...

En Colombia, hay quienes acusan del atentado a Londoño a las narco-guerrillas de las FARC, y otros que señalan a los ultraderechistas paramilitares, también metidos en narcotráfico. Su programa “La Hora de la Verdad” dijo verdades duras a ambos y a muchos más.

¿Por qué escribo todo esto en una carta a los periodistas y columnistas que tratamos a decir verdades aquí en El Salvador? Porque tenemos que hacer un pacto: Hagamos cualquier cosa para que esto no pase en nuestro país, menos una: dejarnos callar

Saludos, Paolo
(Más!/EDH)