Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, martes 30 noviembre 2021
Estimados Amigos:
Por suerte, todavía tenemos muchos policías, soldados, fiscales y jueces buenos que saben que se deben a la ley y a los ciudadanos. A estos servidores públicos fieles a su mandato va esta carta, no a sus jefes, que han colocado la lealtad al presidente encima de su lealtad al pueblo. Tampoco a los cobardes que saben cual es su deber, pero mejor se pliegan al poder de los jefes.
Ustedes saben, mejor que yo, que el problema de los desaparecidos es serio, desastroso para las familias afectadas, tóxico para nuestra cohesión social y erosivo para la confianza en el Estado.
La política del gobierno es minimizar el problema, negar que es masivo, incluso echar la culpa a las víctimas y sus familias. Es repudiable y muestra falta de compromiso profesional y ético de parte de los que dirigen la política de Seguridad. Recientes declaraciones del ministro de Seguridad y del fiscal general de facto demuestran que ni siquiera los horrores del caso Chalchuapa han movido a este gobierno a sincerarse, reconocer el problema y declarar que resolverlo es asunto de prioridad nacional. No les ha movido el corazón.
Pero sabemos que en la PNC, en la FGR, en la Fuerza Armada y en los juzgados hay quienes sí toman en serio el dolor de las familias. Cada uno de ustedes, en el ejercicio de sus labores, puede decidir trabajar para encontrar a los desaparecidos, en su mayoría jóvenes de los barrios populares y para prevenir otros casos. Ustedes pueden tratar a las madres que buscan a sus hijos como lo merecen: con comprensión y empatía, con paciencia y con resultados.
Negar el problema es el principal obstáculo para la solución. Por esto es tan importante que ustedes junten voluntades y capacidades para ayudar a las víctimas, las pasadas, las presentes y las futuras. La gran mentira del Plan de Control Territorial, que tiene todo organizado, arreglado y bajo control, es lo que impide dar respuestas a las víctimas y para prevenir los futuros casos.
Ustedes saben que no existe ni plan ni mucho menos control. Sus jefes, obligados a seguir mintiendo, no pueden solucionar el problema que ellos mismos dicen que no existe. Pero ustedes sí. Ustedes pueden, a pesar de todas las limitaciones de la falta de un verdadero plan de Seguridad Pública, contrarrestar la inercia, la falta de empatía y la negligencia. Es su deber ciudadano, su deber profesional y su deber cristiano si son creyentes. Respondan a su conciencia, no al juego político que desde arriba están haciendo de la Seguridad. No me entiendan mal: No estoy pidiéndoles más mano dura, sino más trabajo para construir paz.
La ciudadanía, no sólo las familias de las víctimas, los van a apoyar y honrar.
Saludos, Paolo Luers