domingo, 2 de noviembre de 2025

¿Estamos perdiendo nuestra democracia? Ya la perdimos. Columna Transversal de Paolo Luers

 


SIGUIENTE PÁGINA, LUNES 3 de noviembre 2025


El New York Times, en su edición del 1 de noviembre, publicó un editorial muy poco convencional, titulado "¿Estamos perdiendo nuestra democracia?"

Esta es la introducción: "Los países que se deslizan de la democracia a la autocracia tienden a seguir patrones similares. Para evaluar lo que está sucediendo en Estados Unidos, el consejo editorial del Times ha recopilado una lista de 12 indicadores de erosión democrática, con la ayuda de académicos que han estudiado este fenómeno. La cruda realidad es que Estados Unidos ha retrocedido, en distintos grados, en los 12 indicadores.

Nuestro país aún no se acerca a ser una verdadera autocracia, al estilo de Rusia o China. Pero una vez que los países comienzan a alejarse de la democracia, la marcha suele continuar. Ofrecemos estos 12 indicadores como una advertencia de cuánto han perdido ya los estadounidenses y cuánto más podrían perder aún."


Luego, el editorial va evaluando, indicador por indicador, hasta qué punto Estados Unidos ha avanzado hacia una autocracia. Vamos a hacer el mismo ejercicio con El Salvador.


I.


1. Un gobernante autoritario siempre sofoca la disidencia y la libertad de expresión. Bukele ha llevado esto al extremo de encarcelar a disidentes y obligar a otros a salir al exilio.



II.


2. Un gobernante autoritario persigue judicialmente a los opositores políticos. Bukele ha puesto a la Fiscalía y al órgano judicial, ambos controloados por el ejecutivo, a abrir juicios y condenar a docenas de políticos de partidos opositores.

III


3. Un gobernante autoritario pasa por alto al poder legislativo. Bukele hace esto de manera diferente a Trump, tomando el control de la Asamblea Legislativa y reduciéndola a un órgano sin iniciativa propia que solo aprueba, sin discusión, todos los proyectos de ley de la Casa Presidencial.


IV.


4. Un gobernante autoritario usa la Fuerza Armada para el control doméstico. Bukele está mucho más avanzado que Trump en este terreno. Tiene años de tener al ejército desplegado en el país para garantizar la seguridad pública y cumplir los objetivos del estado de excepción: capturas y sembrar el miedo.


V.



5. Un gobernante autoritario desafía a las cortes de justicia. En El Salvador ya no hay necesidad de desafiar las cortes. Están bajo el control total del ejecutivo, incluidas la Corte Suprema y su Sala de lo Constitucional.


VI.


6. Un gobernante autoritario declara emergencias nacionales con pretextos falsos. Bukele ha hecho durante años y de manera permanente. El Estado de Emergencia, con el cual gobierna desde marzo de 2022, se justificó con la amenaza existente de las pandillas. Esta amenaza dejó de existir a finales de 2022, cuando el gobierno ya tenía encarceladas a 80 mil personas acusadas de ser miembros de las pandillas y Bukele declaró que estas organizaciones criminales estaban derrotadas. Sin embargo, el régimen de excepción ha sido prorrogado mes a mes y sigue vigente. Está siendo utilizado como instrumento de control social y político.

VII.


7. Un gobernante autoritario vilipendia a los grupos marginales. Bukele hace esto en el caso de activistas de los derechos de las minorías sexuales, de vendedores ambulantes y del comercio informal. En este campo, Trump, con sus discursos de odio racista a los migrantes, le gana a Bukele.


VIII.


8. Un gobernante autoritario controla la información y los medios noticiosos. En este campo, Trump y Bukele operan de manera diferente, debido a que en Estados Unidos los grandes medios escritos y de TV tienen más capacidad de resistencia. Bukele ha logrado erradicar la transparencia de manera total, negando a los medios y a los ciudadanos el acceso a la información pública. Ha logrado obligar a algunos medios y muchos periodistas a ir al exilio y a callar a otros medios (TV).  

IX.


9. Un gobernante autoritario intenta tomar el control de las universidades. Bukele no tiene mayores problemas con las universidades. Con excepción de la universidad jesuita UCA, las universidades no ejercen crítica al gobierno. La universidad pública está sometida a cortes de presupuesto y obligada a negociar con el gobierno. Las universidades privadas mantienen silencio. Los estudiantes, tradicionalmente rebeldes, están sometidos a las amenazas que conlleva el estado de emergencia.


X.


10. Un gobernante autoritario crea un culto a su personalidad. Bukele ha hecho esto; es parte esencial de su sistema de propaganda y de su estilo de liderazgo. El gobierno es unipersonal, igual que el de Trump. Creo que el puntaje que el NYT otorga a Trump en este campo se queda corto.

XI.




11. Un gobernante autoritario utiliza su poder para enriquecerse. En este campo, Bukele y Trump son iguales. La única diferencia es la magnitud de su enriquecimiento. Ambos actúan como clan.



XII.




12. Un gobernante autoritario manipula la ley para mantenerse en el poder. Trump ha tratado de quedarse en el poder en el 2020, luego de perder las elecciones, alegando fraude y movilizando a un mob violento para que se cambiara el resultado. Pero fracasó. Sin embargo, ganó las siguientes elecciones legítimamente y regresó al poder en 2025. En cambio, Bukele fue reelecto a un segundo mandato consecutivo, en violación a la Constitución, y luego mandó reformar, mediante un procedimiento inconstitucional, la Carta Magna para poder reelegirse tantas veces como quiera. Precide un gobierno de facto e incostitucional. Y así serán sus siguientes si es reelecto.


Conclusión:

Donald Trump es un líder con vocación autoritaria, pero no ha logrado convertir Estados Unidos en una dictadura, porque sus instituciones, su oposición y su sociedad civil son demasiado sólidas. En cambio, Nayib Bukele ha logrado un control personalizado total y absoluto sobre todos los órganos e instituciones del Estado. En casi todos los 12 indicadores desarrollados por el NY Times para medir el grado de autocracia en un país, se observa que El Salvador vive bajo una dictadura.




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