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miércoles, 18 de febrero de 2009

¡Ojo con el poder!

¡Ojo con el poder!

Así le advirtió, con la sabia experiencia de su vida, el revolucionariamente admirado escritor portugués, premio Nobel de Literatura, José Saramago, a nuestro sordo Presidente de la República cuando, desde su lujoso retiro en las Islas Canarias, se enteró del triunfo del Sí en Venezuela.

Según la agencia EFE, Saramago expresó "su congratulación con la victoria del presidente venezolano Hugo Chávez en el referéndum del pasado domingo, pero le dijo: ¡ojo! con el poder.

(...) El poder tiene sus riesgos y la posibilidad de una gobernación larga puede hacer que se constituya una casta del poder que pierde comunicación con el pueblo". Poco menos, pero con más visión histórica del futuro, dijo el Libertador Simón Bolívar en Angostura.

Pero estas advertencias tan sabias de un Premio Nobel son aspirinas para un cerebro recalentado que sólo piensa en su permanencia inevitable en el poder y nada más. "Soy indispensable" y 70% de los venezolanos no sabemos para qué: si para destrozar el país o para entregarlo al dominio decadente de un anciano dictador, como Fidel Castro, cuya única finalidad en la vida ha sido amargar e interrumpir cualquier gesto de cordialidad entre los países latinoamericanos, a los cuales califica cínicamente en función de que apoyen el levantamiento del embargo estadounidense, como única excusa para mantener sojuzgadas a las comunidades democráticas que quieren una Cuba moderna y no una cueva de dinosaurios.

De allí que hasta José Saramago haya tenido que decirle a Chávez, con razón y corazón (y que nosotros nos permitimos traducir al portugués brasileño) algo que nos recuerda una canción inmensamente popular: "Vocé abusou, tirou partido de mim abusou". Y es verdad. Al escritor lusitano le preocupa que un mandatario latinoamericano se dedique a levantar una estatua institucional y presidencial de sí mismo, como alguien perpetuo y adorable por los siglos de los siglos.

Saramago admitió, lo cual es lógico, que carece de "la información suficiente sobre Venezuela", pero que "le diría al presidente Chávez que ¡ojo! con el poder, porque hay que usarlo para la mejoría de las condiciones sociales del pueblo venezolano". Y agregó con énfasis y tono categórico: "Ahí es donde digo, ojo, ojo, que el poder no necesita ser absoluto para corromper".

Si supiera Saramago cómo se han enriquecido los supuestos revolucionarios en estos diez años, cómo han obtenido sueldos y bonos super-millonarios, y de qué manera se han aprovechado de Pdvsa para hacer negocios que pervierten la esencia social y política de un cambio honesto y real.

Venezuela sigue en manos de una banda de militares aprovechadores que, de ninguna forma ni manera, puede equiparársele a las vanguardias revolucionarias que lucharon y entregaron sus vidas por un mundo mejor en la década de los sesenta. Usan a la revolución como si fuera Wall Street, apostando a los líderes en alza y bajando las acciones de quienes Chávez les quita su cariño.

viernes, 13 de febrero de 2009

Piedra en la bota

(Piedrita es el nombre de un grupo paramilitar pro-gubernamental que opera en la 23 de Enero, complejo de multifamiliares populares de Caracas. El líder de Piedritas, Valentín Santana, asumió en nero 2009 la responsabilidad de varios atentados conra universidades y opositores y reiteró en público que su organización "pasará por las armas" a los dueños de los medios opositores. En febrero Hugo Chávez ordenó la captura de Santana. Siguiente Página)

Lo del colectivo La Piedrita era un escándalo anunciado, y más si, paralelamente, el Presidente de la República estaba colocando en el escenario de la opinión pública (por razones electorales) una imagen de amor y paz para que los ni-ni inclinen la balanza hacia su lado. De forma que La Piedrita terminó por ser una fastidiosa piedra que obstruye la estrategia oficialista de convertir la batalla por el Sí en un campo de abrazos y besos de amor y paz.

En fin, resulta difícil comulgar con esas ruedas de molino, en un momento político donde cada uno de los sectores del oficialismo compite (desde la derecha endógena bolivariana y militar hasta la ultraizquierda cubanizada) por el favor presidencial. Y no precisamente para adorar al jefe supremo, sino para obtener su propia tajada de poder, de lograr las relaciones políticas capaces de fortalecer su potencial para escalar en la burocracia bolivariana, o de trasladar las partidas del presupuesto nacional hacia sus bolsillos, con la excusa de estar, a tiempo completo, en "defensa de la revolución".

Esta frase es la nuez del chantaje político, y resume el cinismo y la hipocresía revolucionaria que hoy está en el poder. Un abnegado militante de cualquier proceso radical y latinoamericano jamás está pendiente de la chequera del gobernante de turno, sino de su propia capacidad de sobrevivir en las más difíciles circunstancias. Pero, al parecer, el colectivo La Piedrita olvidó esta regla ética y vital.

Resultó finalmente, según refieren los propios sectores bolivarianos, que era un grupo aparentemente subvencionado desde las más altas esferas del poder, con privilegios para portar armas de guerra, utilizar los sistemas de comunicación de la policía, con credenciales de organismo de seguridad que les permitían transitar y actuar en cualquier zona de Caracas. En fin, una fuerza paramilitar.

Y esto último sí es grave, no sólo para el gobierno del presidente Chávez, sino para todos los ciudadanos que profesamos un ideal democrático. No podemos, bajo ningún respecto, darle vida a grupos que, desde la derecha o la izquierda, pretendan crear un ambiente de violencia en el seno de la sociedad. Esto no es válido para nadie y no puede usarse como argumento para armarse y atacar a quien no comparte sus ideas. Eso mismo llevó a Colombia a esta inmensa tragedia de violencia que aún vive y padece.

Los golpes de pecho del Presidente tal vez adquieran cierta convicción para sus militantes y aliados más cercanos. Pero el resto de los venezolanos nos preguntamos si esta actitud adoptada por el jede del Estado tiene que ver con una táctica electoral, con un guión propagandístico de sus asesores y que, días después, en el dolor de la derrota electoral los volverá a recibir en su seno.

Como el Presidente es un embustero irredimible, los venezolanos que no son fanáticos políticos piensan, con toda razón, que La Piedrita y los ladrones de la sinagoga de Maripérez no tardarán en salir en libertad.

Para más información, vea:

Premio de la Reública Popular de Libia para La Piedrita: http://www.youtube.com/watch?v=TVSESeJ9aXU

La Piedrita frente a Globovisión: http://www.youtube.com/watch?v=CjaetR-WVdg&feature=related