Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, martes 23 noviembre 2021
Estimada Jean Manes:
Uso el término en inglés ‘damage control’ porque es una categoría muy propia de la política exterior de Estados Unidos y suena más claro que decirlo en español: ‘control de daños’. Ustedes, que ya no quieren ser ni los interventores de antes ni tampoco los policías del mundo de después, ahora se limitan a controlar los daños. Incluyendo daños que algo tienen que ver con errores de ustedes. A veces son reparables, a veces no. Resulta que el ‘damage control’ no funciona cuando sus contrapartes, los gobiernos de los estados dañados, no tienen interés en repararlos. Porque entonces, ustedes otra vez están frente a la disyuntiva de regresar a actuar como policía o “poner las relaciones en pausa y observar”.
Esto es precisamente lo que usted ahora anunció que va a hacer con El Salvador. “Estamos haciendo una pausa, porque el gobierno de El Salvador no está mostrando ningún tipo de interés (por mejorar la relación). Estamos mirando qué hay en este país y si todavía tenemos un socio confiable”.
Usted fue la encargada del damage control, cuando se dieron cuenta que Bukele estaba destruyendo la democracia en El Salvador y al mismo tiempo las bases de las buenas relaciones con Estados Unidos.
Para reparar este daño la mandó la administración Biden de regreso a El Salvador. La escogieron a usted, porque estuvo de embajadora cuando Bukele ascendió al poder. Desde el principio, él mostró sus tendencias autoritarias, pero ustedes lo apoyaron por dos razones: porque prometió buenas relaciones con Washington y porque pensaron que podrían moderarlo y moldearlo.
Cuando resultó obvio que Bukele fue el amigo de Trump, quien lo apoyó y apapachó, pero nunca de Estados Unidos, el daño ya estaba hecho y para controlarlo la nueva administración en Washington, la de Joe Biden, tuvo que mandar a El Salvador a alguien que conocía el origen del problema: Estados Unidos había cometido el error de apostar a un megalómano autoritario, imprevisible y corrupto.
Todavía usted vino pensando que tal vez podía controlar el daño e influir en Bukele, para que regresara al carril de los intereses comunes con los Estados Unidos. Usted fue el puente que Washington le ofreció a Bukele y que él mandó al carajo. Por eso ahora usted dice: “La Casa Blanca y el Departamento de Estado, con apoyo de los dos partidos, me enviaron como un puente y el gobierno decidió no tomarlo”. Y es más grave aún: “Están usando su maquinaria de comunicación pagada para atacarnos todos los días. Ataques a la Embajada, a mi persona y hasta al presidente Biden“. Welcome to the club, estimada Jean…
Incluso cuando Bukele llegó al extremo de mandar a remover, de un plumazo, a la Sala de lo Constitucional entera, y de bono extra también al fiscal general, usted todavía estaba hablando de una “hoja de ruta”, por la cual llevar a Bukele de regreso a un mínimo respeto, si no a la democracia y el Estado de Derecho, por lo menos a los procedimientos que guardan la apariencia de legalidad.
Cuando tampoco aceptó este puente, ya no había mucho que hacer. Se agotó el arsenal del “damage control” y el daño, como nadie lo logró reparar, se hizo cada día más grande. Es consecuente y honesto retirar el puente que nadie quiso usar. Es coherente que usted se vaya y las relaciones de Estados Unidos con El Salvador se pongan “on hold”, como usted anunció en la entrevista: “Estamos haciendo una pausa…”
Muchos se preguntan ahora: ¿Con esto va a cambiar la política de Estados Unidos hacia El Salvador? ¿Van a dejar de insistir en reparar el daño hecho por Bukele, o van a pasar a más presiones o sanciones? No sabemos la respuesta. Lo tendrán que decidir en la Casa Blanca.
Pienso que es justo decir que usted, luego que en el 2018/19 se equivocó viendo a Bukele como un potencial amigo de Estados Unidos y un peligro manejable para la democracia, al regresar en el 2021 hizo todo lo posible para reparar el daño. Pero resultó que el daño se llama Nayib Bukele y no es reparable.
Tal vez desde el Southcom nos podrá ayudar más que desde la embajada, poniendo a los mandos de nuestra Fuerza Armada a escoger entre ser aliados de Estados Unidos o ser instrumentos de Nayib Bukele.
Gracias y buena suerte, estimada Jean Manes. Saludos, Paolo Luers