"Si dos personas compitiendo por un puesto tienen en 90 % la misma
visión, ya no es cosa de propuestas, sino de deseo y capacidad de
ejecución…", escribió Fernando Poma en Twitter. Yo agrego: …y de
carácter.
Recibimos los planes de gobierno de los 6 candidatos a la
alcaldía de San Salvador. Retórica menos, retórica más, son
sorprendentemente coincidentes. Todos proponen medidas e inversiones
para hacer más seguros los barrios; para revitalizar el centro; para
generar oportunidades para los jóvenes; para ordenar el transporte
público urbano; para promover la convivencia pacífica; para hacer más
eficiente el trabajo del Cuerpo de Agentes Metropolitanos…
Todos los candidatos hablan de una ciudad más humana, más transitable, más limpia y más segura. Todo esto es necesario, y los ciudadanos lo exigen.
En el reciente debate en la ASI (Asociación Salvadoreña de Industriales), las coincidencias eran tan palpables que muchos de los asistentes tuvimos la sensación que los cinco señores en el podio se estaban constituyendo como el futuro Concejo Municipal pluralista. Edwin Zamora (de ARENA), Roberto Cañas (CD), Luis Cuenca (PCN), Fito Salume (DS) e incluso Walter Araujo (GANA) no discutieron uno contra el otro, sino tratando de hacer compatibles sus propuestas. Claro, en ese evento no participó el candidato del FMLN, Nayib Bukele. ¿Cómo piensa Bukele reactivar la economía en la ciudad capital, si no ve necesario dialogar con los operadores de la verdadera fábrica de empleo? ¿En serio Bukele quiere estimular la inversión apoyándose en los poetas, los tatuadores, los músicos hip hop y los skaters, como explicó de manera sorprendente en el posterior debate en el Canal 33?
Pero leyendo el plan de gobierno de Bukele, locuras aparte, tiene muchas coincidencias con los planes de los demás candidatos. Regreso al planteamiento de Fernando: Esta elección no es sobre propuestas, sino sobre la capacidad de ejecutarlas: ¿Quién de los candidatos tendrá la capacidad de transformar la ciudad, atrayendo inversión; convirtiendo la alcaldía en proveedor confiable y eficiente de servicios a la ciudadanía, las comunidades y las empresas; ejecutando proyectos complejos como la conversión de los mercados en plazas comerciales competitivos; forjando acuerdos con todos los actores (incluyendo el gobierno central y la empresa privada) para ordenar las ventas, el transporte y el crecimiento urbano?
Roberto Cañas tiene muy buenas ideas -mucho más claras y fundadas que el otro candidato de izquierda, Nayib Bukele. Se nota que sus propuestas no provienen de un laboratorio de mercadeo político, como las de Bukele, sino de experiencia académica. Sin embargo, dudo que tendrá la capacidad de ejecución que necesita un alcalde para asumir el mando sobre 5 mil empleados y sistemas tan complejos como la recolección de basura, los mercados, el área financiero, etc.
Entre los seis candidatos hay dos empresarios exitosos y experimentados: Fito Salume y Edwin Zamora. Aunque Bukele también se presenta como empresario, de él no se conoce una trayectoria de crear, administrar y transformar empresas. Salume y Zamora sin duda tienen la capacidad ejecutiva para enfrentar los retos administrativos y financieros de la alcaldía capitalina. Pero Salume no puede ganar (y probablemente tampoco podría gobernar bien), porque no tiene partido. Democracia Salvadoreña es una simple extensión de su consorcio empresarial. En cambio, Edwin Zamora tomó hace 5 años la decisión de renunciar a su carrera como industrial, para dedicarse 100 % a la política. Trabajó 5 años en el esfuerzo de modernizar, reformar y democratizar el partido ARENA, para convertirlo en un instrumento para modernizar, reformar y democratizar el país. Es por esto que ARENA apostó a Zamora para consolidar su proyecto de transformación de San Salvador. Zamora tiene asegurado el apoyo constructivo de los mejores cuadros, no sólo de su partido, sino del ámbito profesional y empresarial de la capital. Es por esto que sus planes suenan más sólidos, más realistas, más aterrizados en cuanto a su factibilidad financiera y política.
Bukele aún tiene mucho que aprender y crecer en este campo. No ha probado capacidad administrativa, ni en el campo empresarial, ni tampoco en sus 3 años como alcalde de Nuevo Cuscatlán. El desarrollo que impulsó en Nuevo Cuscatlán, que tanto proyecta en su publicidad, es un crecimiento artificial e insostenible. Cuando Bukele asumió la alcaldía, Nuevo Cuscatlán era el número 67 de los 262 municipios en cuanto a endeudamiento por cápita, o sea en proporción a la población. Ya en el 2013, según datos del Ministerio de Hacienda, fue el número 3 de todo el país. Nuevo Cuscatlán debe 4 veces más por cápita que San Salvador, una ciudad que da servicios no sólo a sus habitantes, sino a casi un millón de salvadoreños que trabajan, comercializan y transitan en la capital.
Bukele dice que aplicará el "modelo Nuevo Cuscatlán" a San Salvador. O sea, el mismo desarrollo insostenible, financiera y ecológicamente. Es la receta de llevar a la capital a la quiebra en 3 años. Y a destruir su principal capital: el medio ambiente.
Al principio dije que así como es cuestión de capacidad, es cuestión de carácter. El carácter es parte de la capacidad que necesita el futuro alcalde. También en este campo, a Nayib Bukele le falta mucho. Lo mismo que dijo de manera magistral el maestro Joaquín Samayoa sobre Mauricio Funes: "Llegó tarde a la repartición de la inteligencia emocional", hay que decir de Nayib Bukele. En toda la campaña se han hecho palpable su inmadurez, su arrogancia, su manejo cuestionable de la verdad. No es casualidad que muchos lo comparen con Mauricio Funes. Es un hombre que sabe entusiasmar a los jóvenes, pero no sabe darles orientación, principios y liderazgo. Nadie, ni sus detractores serios, dice esto de Edwin Zamora. Es más, lo han criticado por no ser político, por no saber cómo sacrificar sus principios para llegar a pactos. Es precisamente por esto que lo apoyo.
Por cuestión de capacidad y de carácter, el hombre indicado es Edwin Zamora.
Todos los candidatos hablan de una ciudad más humana, más transitable, más limpia y más segura. Todo esto es necesario, y los ciudadanos lo exigen.
En el reciente debate en la ASI (Asociación Salvadoreña de Industriales), las coincidencias eran tan palpables que muchos de los asistentes tuvimos la sensación que los cinco señores en el podio se estaban constituyendo como el futuro Concejo Municipal pluralista. Edwin Zamora (de ARENA), Roberto Cañas (CD), Luis Cuenca (PCN), Fito Salume (DS) e incluso Walter Araujo (GANA) no discutieron uno contra el otro, sino tratando de hacer compatibles sus propuestas. Claro, en ese evento no participó el candidato del FMLN, Nayib Bukele. ¿Cómo piensa Bukele reactivar la economía en la ciudad capital, si no ve necesario dialogar con los operadores de la verdadera fábrica de empleo? ¿En serio Bukele quiere estimular la inversión apoyándose en los poetas, los tatuadores, los músicos hip hop y los skaters, como explicó de manera sorprendente en el posterior debate en el Canal 33?
Pero leyendo el plan de gobierno de Bukele, locuras aparte, tiene muchas coincidencias con los planes de los demás candidatos. Regreso al planteamiento de Fernando: Esta elección no es sobre propuestas, sino sobre la capacidad de ejecutarlas: ¿Quién de los candidatos tendrá la capacidad de transformar la ciudad, atrayendo inversión; convirtiendo la alcaldía en proveedor confiable y eficiente de servicios a la ciudadanía, las comunidades y las empresas; ejecutando proyectos complejos como la conversión de los mercados en plazas comerciales competitivos; forjando acuerdos con todos los actores (incluyendo el gobierno central y la empresa privada) para ordenar las ventas, el transporte y el crecimiento urbano?
Roberto Cañas tiene muy buenas ideas -mucho más claras y fundadas que el otro candidato de izquierda, Nayib Bukele. Se nota que sus propuestas no provienen de un laboratorio de mercadeo político, como las de Bukele, sino de experiencia académica. Sin embargo, dudo que tendrá la capacidad de ejecución que necesita un alcalde para asumir el mando sobre 5 mil empleados y sistemas tan complejos como la recolección de basura, los mercados, el área financiero, etc.
Entre los seis candidatos hay dos empresarios exitosos y experimentados: Fito Salume y Edwin Zamora. Aunque Bukele también se presenta como empresario, de él no se conoce una trayectoria de crear, administrar y transformar empresas. Salume y Zamora sin duda tienen la capacidad ejecutiva para enfrentar los retos administrativos y financieros de la alcaldía capitalina. Pero Salume no puede ganar (y probablemente tampoco podría gobernar bien), porque no tiene partido. Democracia Salvadoreña es una simple extensión de su consorcio empresarial. En cambio, Edwin Zamora tomó hace 5 años la decisión de renunciar a su carrera como industrial, para dedicarse 100 % a la política. Trabajó 5 años en el esfuerzo de modernizar, reformar y democratizar el partido ARENA, para convertirlo en un instrumento para modernizar, reformar y democratizar el país. Es por esto que ARENA apostó a Zamora para consolidar su proyecto de transformación de San Salvador. Zamora tiene asegurado el apoyo constructivo de los mejores cuadros, no sólo de su partido, sino del ámbito profesional y empresarial de la capital. Es por esto que sus planes suenan más sólidos, más realistas, más aterrizados en cuanto a su factibilidad financiera y política.
Bukele aún tiene mucho que aprender y crecer en este campo. No ha probado capacidad administrativa, ni en el campo empresarial, ni tampoco en sus 3 años como alcalde de Nuevo Cuscatlán. El desarrollo que impulsó en Nuevo Cuscatlán, que tanto proyecta en su publicidad, es un crecimiento artificial e insostenible. Cuando Bukele asumió la alcaldía, Nuevo Cuscatlán era el número 67 de los 262 municipios en cuanto a endeudamiento por cápita, o sea en proporción a la población. Ya en el 2013, según datos del Ministerio de Hacienda, fue el número 3 de todo el país. Nuevo Cuscatlán debe 4 veces más por cápita que San Salvador, una ciudad que da servicios no sólo a sus habitantes, sino a casi un millón de salvadoreños que trabajan, comercializan y transitan en la capital.
Bukele dice que aplicará el "modelo Nuevo Cuscatlán" a San Salvador. O sea, el mismo desarrollo insostenible, financiera y ecológicamente. Es la receta de llevar a la capital a la quiebra en 3 años. Y a destruir su principal capital: el medio ambiente.
Al principio dije que así como es cuestión de capacidad, es cuestión de carácter. El carácter es parte de la capacidad que necesita el futuro alcalde. También en este campo, a Nayib Bukele le falta mucho. Lo mismo que dijo de manera magistral el maestro Joaquín Samayoa sobre Mauricio Funes: "Llegó tarde a la repartición de la inteligencia emocional", hay que decir de Nayib Bukele. En toda la campaña se han hecho palpable su inmadurez, su arrogancia, su manejo cuestionable de la verdad. No es casualidad que muchos lo comparen con Mauricio Funes. Es un hombre que sabe entusiasmar a los jóvenes, pero no sabe darles orientación, principios y liderazgo. Nadie, ni sus detractores serios, dice esto de Edwin Zamora. Es más, lo han criticado por no ser político, por no saber cómo sacrificar sus principios para llegar a pactos. Es precisamente por esto que lo apoyo.
Por cuestión de capacidad y de carácter, el hombre indicado es Edwin Zamora.
(El Diario de Hoy)