Estimado Benito Lara:
Policías detenidos al cobrar renta, un agente de la DAN fugitivo luego de
asesinar a dos jornaleros en Mercedes Umaña, una página Facebook llamada “Héroes
Azul” que ataca y amenaza a periodistas que escriben de estos casos, un
dramático auge en el uso letal de armas en muchos operativos policiales, cateos
y detenciones arbitrarias en muchas comunidades, unidades de inteligencia que
actúan con lógica partidaria… usted tiene algunos problemas serios en su
policía, ministro.
Yo siempre defiendo (y seguiré
haciéndolo) a la Policía Nacional Civil contra acusaciones generales que hablan
de infiltración del crimen organizado, de un cuerpo policial corrompido. Sé que
esto no es cierto. La PNC como institución sigue siendo la mejor policía de
Centro América. La corrupción, las actitudes delincuenciales y las violaciones
a los Derechos Humanos no son institucionales. Hay malos policías, como en
cualquier cuerpo de seguridad del mundo. Sólo miremos lo que está pasando en Ferguson/Missouri,
en el estado mexicano de Guerrero, en San Pedro Sula o en Guatemala.
Lo que preocupa es que no se ve claro
cómo el gobierno, y usted como ministro responsable de seguridad, quiere
enfrentar estos problemas. La corrupción policial y los abusos de autoridad
florecen más cuando hay un vacío de liderazgo y de estrategias de seguridad
coherentes. Esto está pasando. El gobierno no ha definido su plan de seguridad:
El presidente habla un discurso general, en el recién nombrado Consejo Nacional
de Seguridad Ciudadana hay varios discursos, usted más bien está callado
(porque es obvio que lo del Consejo no es su proyecto) - y mientras tanto la
cúpula policial, calladita, crea hechos implementando planes que nunca se
discutieron, ni en el ministerio, ni en Casa Presidencial, ni mucho menos en el
Consejo de honorables.
Y algunos de estos planes y hechos
creados son inconfesables, usted lo sabe igual que yo y muchos observadores.
Mientras todos hablan de la Policía Comunitaria, la PNC ha regresado a sus
viejas y fracasadas prácticas de mano dura: redadas en las comunidades,
capturas masivas, acoso permanente a los familiares de los cabecillas de las
pandillas…
Y en este rio revuelto muchos policías,
carente de una conducción clara y una visión unificada, toman sus propias
decisiones. Algunos delinquiendo para su propio beneficio, otros tomando la
justicia en sus manos. Donde no hay una mística y además nunca llegan los
recursos para poder desarrollar un trabajo profesional, se abre espacio para la
corrupción.
En el fondo, nadie cree en la receta
mágica de la policía comunitaria. Los agentes saben que es discurso político.
Además, donde realmente hay problemas, se aplica, por ordenes de arriba, lo
contrario. Por ejemplo, en lugares como Las Palmas, los agentes desplegados
bajo el concepto de la policía comunitaria, no hacen absolutamente nada. Y
tienen razón: nada pueden hacer, cuando a cada rato entran otras unidades como
fuerza de choque, botan puertas, maltratan a la gente, expresan amenazas.
Si la mano derecha trata de hacer lo
contrario que la izquierda, al fin no se resuelve nada. Ni se reprime con
eficiencia ni se gana la confianza de la comunidad. Pero sí se crea daños, a la
policía igual que al tejido social.
Me gustaría ver a usted asumir el
liderazgo, hablar claro, poner orden en este desmadre. Sin liderazgo no hay
mística, y sin mística cualquier cuerpo policial anda perdido y se corrompe.
Algún día, sin hacer caso a diferencias ideológicas,
hablemos de esto. Paolo Lüers
(Mas!/El Diario de Hoy)