Estimados
magistrados de la Sala de lo Constitucional:
Ya había dado por perdida la batalla por el voto realmente libre: el voto cruzado. Pensaba que al fin ustedes se cansaron a desafiar a todos los partidos, obligándolos a hacer reformas electorales que desmontan la partidocracia, o sea el poder de las cúpulas partidarias.
Ya había dado por perdida la batalla por el voto realmente libre: el voto cruzado. Pensaba que al fin ustedes se cansaron a desafiar a todos los partidos, obligándolos a hacer reformas electorales que desmontan la partidocracia, o sea el poder de las cúpulas partidarias.
Me dije: Ya mucho han hecho ‘los
magníficos’. En muchos líos se han metido. Abrieron el sistema electoral con
sus sentencias que permiten el voto por cara y las candidaturas independientes
de los partidos. Prohibieron que los partidos nombre a sus militantes como
magistrados electorales. Ya basta.
Sin embargo, ayer desayuné con la buena
noticia que la Sala admitió una demanda de inconstitucionalidad contra las
leyes que nos obligan a votar solamente por candidatos de un solo partido. Entonces,
ustedes van a examinar en serio la posibilidad de permitir el voto cruzado. O
sea: permitirnos votar por diferentes candidatos, no solo dentro de la lista de
un partido, sino escogiendo de cada lista partidaria y entre los independientes
a los candidatos de nuestra preferencia.
Antes votamos por bandera y dejamos a la
cúpula de nuestro partido de preferencia a quienes pusieran en ‘puestos
ganadores’. No pudimos votar por personas con cara y apellido y record
político, solo por una lista cerrada de un partido.
Luego nos permitieron el voto por cara.
Ya en el 2012 pudimos escoger, dentro de la lista de nuestro partido de
preferencia, a los candidatos de nuestra confianza. O pudimos votar por un candidato
independiente, pero perdiendo la posibilidad de apoyar a los candidatos de
nuestro partido de preferencia.
Con el voto cruzado, los independientes
no tienen que competir contra todos los partidos, sino competerían en igualdad
de condiciones contra cada uno de los candidatos propuestos por los partidos. Sólo
así un candidato independiente puede ser electo.
Con el voto cruzado, muchos votantes ya
no votarían por un partido, sino por ejemplo por el relevo dentro de todo el
sistema partidario, dando sus votos por los renovadores progresistas dentro de
los partidos que postulan este tipo de candidatos.
Votando en San Salvador, yo tendré 24
votos, porque en este departamento se eligen 24 diputados. Así como se perfilan
las listas hasta el momento, votaría por 7 candidatos de ARENA, 2 del FMLN. Me
quedarían suficientes votos para ver qué personajes independientes se postulan
y si el PDC, el PSD me presentan candidatos interesantes. Incluso, podría votar
por un candidato de GANA que me parece excelente, aunque detesto su partido.
Verdaderamente estaríamos votando por los
que, al criterio de cada uno, son los mejores candidatos. Esto sí sería el voto
libre que garantiza la Constitución.
Además sería un incentivo poderoso para
los partidos a llenar sus listas con las mejores candidatos, los más capaces y
competentes. Ya nada de rellenos. Ya nada de darle otro chance a políticos ya
desgastados o fracasados. La competencia entre partidos, combinada con la libre
competencia entre personalidades, esta es la receta de cambiar la forma de
hacer política.
No sé como lo van a hacer, señores
magistrados. Me imagino que no sólo se van a encontrar con resistencias
políticas, sino también con un problema matemático de cómo, con el voto
cruzado, conciliar los votos asignados a cada partido con los votos de cada
candidato. Si en la solución que encuentren a este problema matemático
desaparezcan los malditos diputaciones por residuo, bienvenido sea.
Saludos,
Paolo Lüers
(Mas!/El Diario de Hoy)