Estimada Silvia Aguilar:
Usted realmente es la señora multiuso de Saca. Cuando fue nombrado candidato presidencial, la escogió a usted como su vice, cosa que sólo se frustró por el detalle pendejo que algo estaba mal con su título de abogada. Luego la puso de ministra de gobernación - viendo quienes usualmente ponen en este cargo (Mario Acosta, Humberto Centeno...), parece que no consideran que requiere de mayor preparación académica. Luego, el presidente Saca, cuando decidió tomar control total del aparato partidario, la puso como gerente del COENA.
Cuando Saca ordenó la operación revancha para dividir al partido que lo había echado, usted fue de las primeras en abandonar el barco (que seguramente estaba seguro que se estaba hundiendo...) y arrimarse a aquella barcaza pirata llamado GANA.
Ahí se me pierde la pista, tampoco importa qué funciones ha tenido dentro de este partido. Lo que sí llama la atención es que siempre cuando a la Asamblea le toca alguna elección de segundo grado y quieren colocar una persona fiel al proyecto Saca, Gana propone a Silvia Aguilar. Y si sólo lo hubieran tenido que negociar con el FMLN, usted fácilmente hubiera llegado a la fiscalía general, título chabeliado o no...
Bueno, no se sienta mal que esto no le funcionó. Usted nada menos apareció en la lista de candidatos a designado presidencial que Funes al fin presentó a la Asamblea. Y casi se convierte en alcaldesa de San Salvador por el partido de Saca. Sólo le faltaron unos pinches 100 mil votos para ganar a Norman Quijano que se hizo alcalde con 109 mil votos.
Y ahora nuevamente es candidata: esta vez a magistrada de la Corte de Cuentas. Si tenemos mala suerte, a la hora que esta carta salga publicada, el bloque FMLN-Unidad (de Saca) ya la eligió, alegando que usted para nada es una pieza partidaria...
Pero en caso que no sea electa encargada de evitarles a Saca y Funes cualquier problema en la Corte de Cuentas, o en caso que luego la Sala y la ciudadanía impugnen su elección, estoy seguro que Saca y Funes no la van a dejar sin nada. El primero puede ponerla como fórmula (esta vez sí porque ya no hay partido que le reclame que ponga a una abogada con título cuestionado), y el otro presidente, el de turno, la puede mandar de embajadora a la India. Cargo que queda vacante, porque jaló a Rubén Zamora a Washington para deshacerse de Paco Altschul. O algún cargo en el triángulo mágico CEL-INE-GEO, donde no desaparecen barcos, pero sí millones.
De todas formas, usted parece calificada para cualquier cosa. Uno se pregunta, alguien tan calificado (para ser vicepresidente, alcaldesa, fiscal general, magistrada, designada a la presidencia, ministra, gerente de partido...), ¿por qué no la lanzan de una sola vez a la presidencia?
Le desea suerte en cualquier cargo, Paolo Lüers
(Más!/EDH)